V. ¿Si me has extrañado?

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Nota: Este capítulo va con dedicación. Yo sé de muchas personas que siguen esta historia, y se de varias que han estado para mí, preocupándose, dándome ánimos, comentando, votando. Desde un punto hasta ahora, siento una especie de complicidad con mis lectoras que es súper enriquecedora, me llena y me alegra. Han sido un pilar importante, mi muleta, y han entendido mis razones de por qué tuve que alejarme de la escritura. Aquí estoy, de vuelta. Esta historia es complicada, porque me toca muchisimo, y a veces ni yo misma sé que hacer. De ahora en adelante los capítulos irán dedicados, porque no tengo otra forma de agradecer el apoyo, el cariño desiteresado que existe entre nosotras/os. No saben cuánto las amo y las adoro. Espero de aquí en adelante este sea el modo de darles mis regalos de navidad, y mis buenos deseos para el año que se viene. Y a ti, si @abujkmvh , gracias.  


POV JUNGKOOK




Esa noche no pego pestaña. No puedo dejar de escuchar a Tae especular junto a Hoseok desde su habitación. Juntos no son cotorras silenciosas, y de nada ha servido la conversación previa que he tenido con Seokjin en el umbral de la puerta antes de que – casi – se marchara.

Mi cabeza duele un montón, porque en ella se aglomeran imágenes, sensaciones, aromas, angustias, felicidades amargas que no soy capaz de comprender. Sigo sin poder procesar que Taehyung haya sentido lo que sentí cuando ellos se marcharan, y aunque una pequeña parte de mí agradecía que bebiera de su propia medicina, por otro lado, no dejaba de preocuparme el hecho de que estuviera al borde del delirio sólo con saber que Jimin sería nuestro vecino.

Pienso también en lo irónica que ha sido la vida. Ese, el espacio en el que hoy se encuentra él, era mío. Y allí, mi silencio, mi soledad. Mis noches junto a Yoongi antes de que el golpe económico llegara al hogar. Allí también toda desilusión, la desesperación de no saber qué hacer. Y ese balcón contiguo. Ese maldito balcón contiguo que unió la vida de todos nosotros, y que transformó en una maraña especialmente la mía.

El día que todo acabó con Yoongi, estaba destruido. Tal vez no porque le estaba dejando, o porque algo inherentemente se había roto entre nosotros. Dolía porque creí que había dejado atrás el pasado. Mi pasado... ahora tenía nombre y había tenido miedo de darle forma, color, y palabra. Es cierto, porque todo después de Jimin me cambió. Y estuve luchando contra eso desde que había vuelto que llegó un punto en el que no podía equilibrar la balanza. Quizás a Yoongi siempre le había visto como un amigo, como mi protector, aquello implicaba amarle. Y había confundido ese amor. Ese amor que, pertenecía a Jimin desde que le había visto. Porque, joder. Hablan del amor a primera vista como si fuese cosa de chiste, y en el fondo en esa época tal vez sólo estaba asustado de descubrir que podía sentir algo por alguien del mismo sexo, por eso había tardado más de lo normal en darme cuenta.

Ahora, en retrospectiva, tumbado en la cama, mirando apenas el techo con los ojos acostumbrados a la penumbra en la que ha caído mi habitación lo entiendo.

Que me enamoré de él. Esa noche en la que comimos pasta juntos mientras él se quejaba de mi timidez. De la luz tenue en el salón, de los olores que emanaban de las ollas. De él moviéndose al compás de cualquier labor en la cocina. Se había robado mi corazón justo en ese instante. Pero luego vino todo lo demás, porque el amor no es como lo pintan en las películas. Es complicado, y con Jimin se triplicaba, y a pesar de eso, a pesar de sentirme confundido, asustado, desinformado por su enfermedad yo le quería. Más que eso. Le necesitaba cerca. Porque lejos me sentía enfermo y famélico.

A pesar de haberme dejado, a pesar de haberme abandonado. Todo dentro de mí gritaba Jimin... Park Jimin.

No sé si existe aquello del amor del bueno. Aún recuerdo esa conversación con mamá. El tiempo que he pasado sin Yoongi y sin Jimin me ha dado espacio para reflexionar. Que no todos obtenemos lo que merecemos. Que a veces uno debe sumar más por el otro, y sacrificar sin pedir nada a cambio. En ese entonces, antes de que Jimin se marchara sólo quería reciprocidad. Porque demonios, estaba solo. Sólo tenía a Yoongi. Pero yo quería algo exclusivamente para mí. Y Jimin era eso. Era risas, rareza, era el universo. A veces no me tomaba de la mano, a veces sólo me acariciaba la espalda... pero cada vez que me miraba yo lo sabía. Sabía, simplemente sabía que había algo más fuerte, algo que no podía expresar.

When I saw you [Jikook] TerminadaKde žijí příběhy. Začni objevovat