When I saw you [Jikook] Terminada

I. Odiarte

POV Jungkook

—¿Y bien?

Yoongi frunce los labios envolviendo con sus manos el tazón de un humeante café. A pesar de que llevamos intentando hablar más de treinta minutos, en la misma tortuosa posición el uno frente al otro, nada ha salido de mi boca temblorosa. Como si temiera que, al decir la primera letra de cualquier palabra mi voz pudiese cortarse. Pero la verdad, es que simplemente tengo miedo de enfrentar esta situación, con él penetrándome con la mirada.

Los ojos de Yoongi, lejos de observarme con ternura y entendimiento, el día de hoy se encuentran distantes. Luce más bien como el viejo Yoongi, aquel que solía ser mi amigo y no mi pareja.

Casi chasqueó la lengua maldiciendo internamente por no tener algo entre las manos con lo que juguetear mientras pienso qué decir.

—Jungkook, venga. No ha de ser tan difícil. — murmura de repente.

Busco sus surcos amoratados, y la nostalgia en el brillo de sus ojos. Es quizá, la quinta o la octava vez que tomo aire, pretendiendo decir algo, pero he de suponer que tantos años compartiendo nuestras vidas le ha dado a él el poder de saber qué lo que me pasa sin siquiera tener que preguntar.

—Sé de qué irá esta conversación, sólo quiero oírte decírmelo. — Yoongi sorbe del tazón con parsimonia.

De pronto el aire se ha vuelto pesado. Luce demasiado tranquilo, y detesto que finja que todo va bien, o que es incluso fácil lo que nos precede.

—Yoongi...

A penas su nombre sale de mis labios, siento el mentón tiritarme y los ojos picarme. Él me contempla impasible, esperando.

—Tienes el rostro quemado, Jungkook. — me apunta con el índice, flojo, y luego apunta mis dedos. — También las manos ¿Era necesario hacerle eso a tu cuerpo?

—No...

—Todo esto es por él ¿verdad? — inquiere con voz grave.

Esta vez corre la mirada.

—Soy yo. — contesto con voz débil, y avergonzado. Yoongi vuelve a interceptar sus ojos con los míos. —Hay algo mal conmigo, hyung.

—¿Qué es lo malo contigo, Jungkookie? — parece que haber expresado mi sentir ha logrado a él ablandarlo un poco. Pero no luce interesado en querer sanar o reparar aquello que he mencionado.

—Todo estaba bien... — balbuceo. — Hyung, todo estaba bien en nuestras vidas.

—Y ahora no. — puntualiza. No es una pregunta, sólo está afirmando lo cierto.

Asiento y después niego con la cabeza, agarrándome los costados, como si hubiese demasiada bulla.

—Yoongi, yo te amo. — corroboro las dudas en mi mente. —Un beso tuyo, un abrazo, lograba hacerme sentir a salvo del mundo.

Yoongi enarca una ceja.

—¿A salvo? — inquiere con desconfianza. —¿A salvo de qué?

—De mí — sonrió sin fuerza. —, de mis pensamientos, de mis recuerdos, hyung.

—Pequeño ¿Eso es amor? — Yoongi estira su brazo sobre el mesón de la cocina que nos separa y espera a que le tienda la mano. Su agarre es suave y lastimoso. Le observo confundido, sin saber qué hacer o decir. — Eso ha sido un poco egoísta de tu parte.