XVII

199 12 6
                                    

Viniste ese día y recuerdo haberme escondido. Quizás por culpa, quizás porque eres tan difícil de olvidar.

Habían pasado años.

Estabas más alto, había un porte distintivo en tu caminar...mayor. Aún así, pude reconocer tus ojos, aquella nariz recta, esa fuerte quijada, aquellas manos sosteniendo tres cosas al mismo tiempo.

No quería que me vieras así, no si eso te iba a lastimar.

Estabas solo. Para entonces, juraba que estarías con alguien. Oí mucho de tus citas en la televisión y leí un sin fin de rumores de revistas, salías con cantantes, con actrices, con mujeres mayores, con modelos y, aún así, a ninguna la sostuviste como a mí, a ninguna la llevaste a tu casa, ninguna duró lo que duramos por muy corto que haya sido. Nadie llegaba a ti y me preocupabas, nos preocupabas. Liam te visitaba en febrero, especialmente en febrero y era por mi culpa, y lo sabía, y nunca así me atreví a visitarte con él. 

Ni te conté de lo nuestro. Liam siempre se sintió culpable por ello, pero yo insistí. 

Sin mí, Liam te hubiera visitado más seguido, no te tendría que dar excusas cuando lo necesitabas porque yo estaba en su casa. No se habría sentido acorralado cuando casi nos descubres.

Pero yo quise, otra vez.

Porque las salidas con Liam eran un momento de felicidad para mí, el alfa era un nuevo inicio, uno con algo de mi pasado pero lleno de posibilidades de un futuro a su lado. Porque Liam en eso era mejor que tú, el sabía la yaga en mí y cómo no tocarla, era delicado al respecto y siempre se lo agradecí. Es por eso que caí por él fácilmente, porque él era una buena persona, irradiaba cariño y yo estaba desesperado por un poco de ello. Y por eso abusé de sus abrazos, me pegaba en las salidas, lo llevaba a mi casa, insistía en visitarlo y quedarme en la suya. 

Yo dí el primer beso.

Liam se sintió terrible, dijo que era incorrecto y aún así yo insistí porque estaba sediento de amor.

-Bésame - le pedí, cuando quise que el alfa me correspondiese.

-No, Louis...H-

-No digas su nombre - dije. Mi cuerpo cada vez más encima del suyo -. Solo bésame.

-Louis no - se volvió a negar pero tenía los ojos cerrados. 

-Por favor...

-Louis...

Estaba inquieto, quería que me besara tan mal que terminé sentado en su regazo, mis manos en ambas mejillas de Liam.

-Bésame alfa - pedí a punto de rendirme.

Liam abrió los ojos cuando terminé de hablar.

-Louis - jadeó y la esperanza corrió por mi cuerpo junto a la adrenalina. Mi corazón latía como mil caballos y cuando Liam me tomó por las caderas, casi me desmayo.

-Alfa - rogué sin querer, una vieja manía que se me había quedado.

Liam subió sus menos y juntó sus labios con los míos. Fue suave, tan suave que podría besarlo hasta caer dormido, en el buen sentido. Sus manos recorrían mi espalda mientras yo hacía un desastre con su corto cabello.

Sentí que nos besamos por años. 

-Vamos a la cama - dije entre besos.

-No...

-Sí.

-No aún.

-Quiero...Liam - insistí. Mi lengua persuadiendo a la suya -. Llévame a tu cama.



Liam era diferente a todos los alfas con los que había estado. Era gentil y aún así pude notar que no era nuevo aquel deseo con el que me tomaba. Yo sabía que le gustaba un poco en la universidad, pero aquella noche pude comprobar al Liam amante y cómo hubiera sido compartir habitación con el.

Fui egoísta. Aquella noche, borre de mi memoria todos los recuerdos que te involucraban y los llené de Liam. Me llené del alfa tanto que temí por un momento haberme embarazado... pero eso no era posible para un beta, ¿verdad?

Después de esa noche Liam me pidió salir, seriamente, y yo acepté. 

¿Qué te puedo decir?

Liam era perfecto, hasta pude haberme casado con el si el destino no fuera tan caprichoso. 

Salíamos a citas todos los fines de semana hasta que se volvió poco práctico vivir tan lejos uno del otro y me mudé con él.

Fue una nueva experiencia.

Mi mamá juraba que Liam era el indicado. Mis hermanas, por el contrario, les tomó un poco de tiempo aceptarlo, quizás porque te admiraban y sabían de lo nuestro, pero yo estaba como mi mamá en ese tiempo y también juraba que Liam sería el definitivo.

Por tres años más seguimos juntos y, una noche de agosto, el abrió una caja con un anillo. Me quedé sin aire, porque no me lo esperaba pese a soñar con eso sin darme cuenta. 

-Cásate conmigo, Louis.

Es curioso lo cerca que estuvimos, lo inocente que fui de mi suerte al decir que "sí" entre lágrimas, al llamar a mi familia al día siguiente pues en la noche lo hicimos tantas veces que ninguno se podía levantar de nuestra cama, al mirar el anillo con aquel diamante en mi dedo, al pensar que un beta como yo podía ser feliz sin consecuencias.

Una vez dije que no me arrepentía de Liam y era verdad. Porque Liam me recordó lo que era ser amado y yo lo amé, lo amé mucho y no puedo pedir un mejor destino que el que tiene ahora.







Zayn.

No había sabido de él desde que su alfa lo marcó. Jelena o Gigi Hadid era la afortunada de ganarse al hermoso omega. Recuerdo cuando me lo contó y al poco tiempo corrieron los rumores entre los alfas decepcionados, porque aunque Zayn nunca se dio cuenta su aroma lo hacía irresistible, además de su hermoso rostro. El día que Gigi lo marcó y formó el lazo con mi mejor amigo, fue el día en que muchos alfas le dijeron adiós al amor.

Y yo estaba feliz por él, se merecía una persona que lo amara y lo cuidara. La alfa era perfecta para ello, tenía una casa propia por parte de sus padres y podría decirse que Zayn se sacó la lotería pero sabía que la unión entre ellos era especial.

No me quejé cuando dejó de llamarme, aunque sí estuve presente cuando nació su primer hijo. El rostro de Gigi era de orgullo y Zayn no podía estar más feliz y enamorado, de su cachorro, de su alfa. No puedo decir que no estaba celoso de él, porque en ese entonces no estabas tú ni Liam y mi futuro era aterradoramente impredecible. 

Zayn había obtenido todo lo que yo deseaba.

Y por eso me rompió el corazón la noche en que tocó nuestra puerta. 

Aquella noche estaba lloviendo muy fuerte, habíamos encendido la chimenea por ello y también la calefacción del dormitorio. Liam me estaba besando en nuestra sala como todas las noches cuando el timbre sonó.

Liam suspiró cuando me bajé de su regazo a abrir la puerta.

Nunca esperé ver a mi mejor amigo así.

-Zayn - jadeé al observar su condición. El omega estaba pálido, sus mejillas nunca habían estado más hundidas y tenía unas enormes bolsas debajo de los ojos. Parecía un esqueleto andante. 

Pero eso no era lo más preocupante, pues pese al viento y la fuerte tormenta, Zayn se las había arreglado para traer hasta mi casa dos criaturas. Jadeé. Eran dos pequeños, Zayn tenía dos pequeños con él. El más pequeño era un bebé que Zayn protegía entre sus brazos, temblando, y otro no más de tres años fuertemente agarrado de su pierna derecha, escondido entre su abrigo.

-Por favor,  Lou, ¿podemos quedarnos en tu casa? - rogó mi amigo y estalló en lágrimas cuando el bebé rompió a llorar.



BETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora