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Sin olor. 

Era así como lo describían. Era eso lo que buscaba cuando quería encontrarle. Fue aquel vacío lo que me hizo dar cuenta de todo.

Él no tenía olor.

No era dulce, no era salado, no olía a mar ni a madera húmeda, no llenaba mis pulmones de menta o lavanda, o rosas de primavera.

Recuerdo cuando llegó.

Lo hizo sin sorpresas, sin relámpagos, sin electricidad corriendo por su cuerpo, sin esa avalancha de olores. Sin esa necesidad animal llamando. Solo fue él, vestido con ropas deportivas que le quedaban un poco grande, maleta en mano, cargando una mochila sobre su hombro izquierdo, un omega a su lado y una sonrisa perezosa.

"¿Es aquí?" oí decir a alguien desde el otro lado de la puerta, cuando aún no lo había visto, cuando no necesitaba verlo para vivir.

Mi alfa ni siquiera lo sintió venir.

"Sí" suspiró otra voz, más grave. "Ojalá te quedaras conmigo."

"No puedo. Aún conmigo a tu lado correrías peligro en tu..."

"Celo" completo la voz grave. "Lo sé" renegó.

Curiosamente, no había relacionado las voces de afuera con la presencia de quien sería mi compañero de habitación. Yo había llegado un día antes, mis padres así lo quisieron. Había conducido con Liam y cantado juntos viejas baladas de rock.

Hablaron un poco más después de eso y luego se escucharon las pisadas de alguien alejarse. El sonido de la perilla girando me tomó desprevenido pero cunado lo vi finalmente juro que escuché las primeras letras de "You're still the one" en mi cabeza; aquella cursi canción que había salido apenas un año antes y que escuchaba casi a diario.

Ahora, sin embargo, creo que todo fue parte de mi imaginación queriendo embellecer aquel momento, pero no me culpo. Así era en esos tiempos, un cursi alfa que creía en todo lo que sus padres alguna vez le habían asegurado. Porque ese era el sueño. Encontrar a tu omega destinado, aquella dulce criatura cuyo olor te calmaría el alma, marcarla y formar el lazo para siempre y por siempre.

Si tal omega existió, nunca la o lo vi pues él nunca me dejó ver más allá de sus ojos. O quizás fui yo quien nunca quiso ver más allá. Porque... ¿quién buscaría el cielo teniendo una vista directa hacia el universo?

En cuanto cruzó por esa puerta, noté dos cosas. Uno, aquella persona era mi nuevo compañero y dos, el omega a su lado olía a hierba buena.

"Nos vemos, Louis" se escuchó gritar a alguien escaleras abajo y el chico frente a mí solo se rió.

Su nombre era francés y su sonrisa radiante. Por su acento excesivamente británico, como solo los del norte suelen tener, uno pensaría que tendría un nombre más...patriótico. Pero Louis también le quedaba.

"Hola" saludó empujando la maleta al revés y mirando el lugar.

Mis cosas ya estaban distribuidas y, sinceramente, no esperaba tener un compañero de cuarto. No es que no quisiera uno, pero había decidido tentar a la suerte. Porque, ¿había gente que tenía esa suerte o no? ¿Por qué yo no podía ser uno de ellos?

"Hola Louis" dije en respuesta arrepintiéndome de inmediato. Quizás debía esperar a que se presentara.

Él solo sonrió.

"Louis Tomlinson" se presentó y dejo su mochila en el piso para ofrecerme su mano izquierda como saludo. Se la estreché.

"Harry Styles"

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