Capítulo 5

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Nuestras vidas comenzaron una cómoda rutina en la que todas las mañanas Dominik llevaba a Antonella a la guardería, pasaba a nuestra oficina y se encargaba del caso en lo que yo de mis negocios, ya en la tarde yo pasaba por Antonella y la cuidaba en casa hasta que Dominik llegara de la oficina.

El nuevo colegio era fantástico, Antonella participaba en todas las actividades extraescolares y tenia muchos amiguitos nuevos, incluso uno de ellos tenia dos papás y era tan negro como el petróleo decía el mismo, y estaba orgulloso de ello, Antonella decía que era un helado de chocolate, así como ella era uno de coco, no lo entendí hasta que Dominik me lo contó en la cena.

Esa era otra cuestión, Dominik estaba tan lleno de trabajo por el caso, que llegaba cansado casi todos los días, para entonces ya le teníamos la cena lista y la casa limpia, como estaba tan distraído comencé con las mejoras en la casa, apenas salían él y Antonella de la casa llegaba un equipo de trabajadores para reparar todo lo necesario, desde los techos, jardines, pisos, cañería, electricidad, calefacción y poco a poco cambie los muebles viejos por unos más nuevos y cómodos.

Lo que más me gustaba era pasar mi día con él en la oficina, no interactuábamos mucho por que tanto él y yo teníamos mucho trabajo, pero su sola presencia me tranquilizaba y ayudaba a que mi trabajo fluyera más fácilmente.

- Richard, ¿crees que puedas llevar a Antonella a su cita con el psicólogo hoy?

- No.

Tengo una pésima experiencia con los psicólogos, en mi etapa rebelde mis padres me mandaron a tantos como pudieron, nunca funcionó.

- ¿Disculpa?

- Odio los psicólogos, no funcionan. Es estúpido que tengas que pagar para que una persona te diga que tu vida es una mierda.

Dominik me veía desde su escritorio con una ceja alzada, me encanta que copie mis gestos intimidantes.

- Pues espero que no le digan eso a mi hija, sólo llévala, es una hora y después les prepararé la cena, se supone que hoy no tengo audiencia.

- Está bien, únicamente porque me estas rogando tan amablemente.

Dom simplemente sonríe desde su asiento negando con la cabeza, aun no somos una pareja como tal, si convivimos todos los días, cenamos juntos, incluso me he quedado a dormir algunas noches, pero sólo dormir, no he tenido nada de acción con este hombre y cada día es más desesperante.

Tres horas mas tarde estoy sentado en un esponjoso sillón infantil en el consultorio del Doctor Murray.

El lugar es una explosión de color y juguetes, supongo que la idea es que los niños estén cómodos, en lo particular me incomoda.

Antonella desde que llegamos esta jugando con unos legos y no a dicho ni pio y ya llevamos diez largos minutos.

El Doctor ni siquiera le está prestando atención a ella, me mira como si quisiera reconocer a alguien en mí.

- ¿En qué momento comienza a hacerle preguntas a Antonella?

- Bueno es cuando ella esté lista

Antonella es una niña callada no creo que esté lista hoy, pasaremos esta hora mirándonos el uno al otro mientras ella sigue en su mundo, terminaré con un ataque de ansiedad.

- Ok...pensé que le haría preguntas o algo así.

El doctor cruzó la pierna y comenzó a escribir en su libreta.

- ¿Quiere que la interrogue?

- No, no es necesario...creo

-

Leyes del  Amor Libro 3Where stories live. Discover now