Capítulo 11: De compras con Frank

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Estaba en la clase de matemáticas, un poco distraída, pensando en que realmente no es muy conveniente enamorarme de Frank, ni de ningún otro chico. No por ahora.

- Laia, ¿puedes pasar a la pizarra? -asentí con la cabeza y me puse de pie. -Encuentre las medidas faltantes del triángulo equilátero.

Luego de un par de minutos, ya tenía todos los valores necesarios, el profesor me felicitó y me pidió que volviera a mi silla. Frank me estaba observando. De hecho, todos lo hacían, pero no todos me importaban, solo él.

Me senté en mi puesto y empecé a garabatear en mi libreta, mientras pensaba en el hecho de que siento cosas por Frank, cosas muy fuertes, que me podrían hacer perder la cabeza, o la razón, solo por quererlo.

- ¿Qué estás escribiendo? -pregunta Frank en voz baja, mientras aparta mi mano de mi libreta.

- Nada. -digo y enseguida me sorprendo al ver que inconscientemente había estado dibujando una letra F junto a un corazón.

- Qué linda eres. -dice Frank y me hace un guiño. Oh no.

Se acercó a mí para darme un beso en la mejilla, pero el profesor nos vio.

- ¡Matthews! -Frank y yo nos sobresaltamos y en un abrir y cerrar de ojos, todos nos estaban viendo. -Deje de distraer a mi alumna.

Frank se incorporó en su silla y yo me reí nerviosa. Nunca me habían llamado la atención porque un chico me estuviese coqueteando.

Con Frank me han sucedido muchas cosas por primera vez, y tengo miedo de que me rompa el corazón y cada vez que vuelva a hacer algo, lo recuerde a él.

La campana sonó, notificando el final de la clase.

- ¡Chicos, hoy haré una fiesta en mi casa a las 21:00, les enviaré la dirección por Whatsapp! -anunció Frank en el corredor.

- Nos vemos allá, amigo. -le dice un chico de rizos cuando pasaba por su lado.

Los chicos fueron a almorzar, yo solo quería ir a mi habitación. Frank se ofreció a acompañarme. Me tomó de la mano y nos dirigimos al elevador, intentó quitarme el bolso para llevarlo él, pero le dije que no tenía que hacerlo.

Cuando entramos a mi habitación, Lanita corrió hacia mí y comencé a acariciarle.

- ¿Qué te pondrás ahora en la noche? -me pregunta y se agacha a mi lado para jugar con Lanita también.

- No tengo vestidos de fiesta. Bueno, sí, pero lo usé en el baile de San Valentín.

- Podemos ir a comprar uno si quieres. -dice, animándose.

- No tengo dinero.

- Yo lo pagaré. -se ofrece.

Dejé de acariciar a Lanita y le miré fijamente, con un poco de sorpresa.

- No es necesario. -dije- Puedo utilizar el que ya tengo.

- Oh, Laia, anda ya. -ladea la cabeza -. Sé lo mucho que detestan usar el mismo vestido en más de una ocasión.

- Pero no puedo darme esos lujos, ¿sabes?

- Yo sí te los puedo dar, así que debemos ir ya si queremos regresar a tiempo.

Fui al baño a cambiarme mis shorts y me puse unos jeans. Frank estaba jugando con Lanita aún.

- ¿Podemos llevarla? -pregunto.

ACTUALIZANDO ¿Por qué eres tan malditamente perfecto?- YOIDETH CHENIERWhere stories live. Discover now