Capítulo 6: Primer día, primer lío

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- Cinco minutos más. -chillo apagando mi alarma.

Odio levantarme temprano, son apenas las ocho de la mañana y el frío ha hecho que la habitación de la impresión de que se está dentro de un frigorífico. ¿Quién se levanta a las ocho de la mañana con un frío así?

Debería estar durmiendo a esta hora.

Lanita comenzó a inquietarse, así que bajé de mi litera con ella en mis brazos y la coloqué sobre la alfombra para irme a duchar.

- Laia, por favor abre la puerta, necesito ducharme. -dice Melody mientras golpea fuertemente la puerta del baño.

Salí del baño y me puse un top negro con un chaleco de mezclilla, unos tejanos negros y botines cafés. Amarré mi cabello en una coleta alta y me coloqué un lazo color beige para cubrir la coleta.

Mientras las chicas terminaban de alistarse metí mi móvil, un libro, mis auriculares, un brillo de labios con sabor a fresa, un pequeño espejo, mi billetera, mis llaves de la habitación y una agenda en la mochila que nos regaló Peyton.

- Chicas, estaré en la cafetería. -me despedí mientras salía de la habitación.

Cierro la puerta de la habitación a mis espaldas y camino por el pasillo hacia el elevador. Justamente sale Frank de su habitación y me alcanza en camino al elevador.

- Hola. -dice mientras entra al elevador conmigo.

Lleva una camiseta color rosa pálido que dice "Fuck da world", unos pantalones grises y zapatillas negras.

- Hola. -digo-. Vaya que es un mensaje inspirador. -señaló su camiseta-. Me gusta.

En realidad, la camiseta se le ve muy bien. Me encanta la manera en la que ésta se ciñe sobre sus músculos.

Él ríe tiernamente.

- No sabía qué ponerme. -se encoge de hombros.

No sabía que los chicos tuviesen ese problema también. Tal vez sea gay. No. Imposible.

Llegamos a la cafetería y Frank me acompaña a pedir mi desayuno. Cuando ya tengo todo lo que me comeré me dedico a buscar una mesa vacía. Noto que hay una al final, cerca de las ventanas.

Me encamino hacia esa mesa y Frank me detiene.

- Hey, ¿a dónde vas? -me toma del brazo sin dejarme ir.

¿Por qué tiene que tomarme del brazo? Obvio le gustas. No creo que alguien como él se fije en alguien como yo. Oh, eso fue tan cliché y tan estúpido.

- A aquella mesa vacía. -me zafo de su agarre y le señalo la mesa del fondo.

- No hablas en serio, ¿o sí? -dijo frunciendo el ceño.

- Siéntate conmigo. - ¿Qué? Le miro confundida y él comprende que no tengo claro lo que me ha propuesto -. Digo, si no te molesta...

- Ehh. -musito -. Pero le dije a las chicas que guardaría sus puestos.

Él sonríe y me señala una mesa con unos cuantos chicos.

- No te preocupes por eso, hay mucho espacio.

- Está bien, tú ganas. -le digo.

- Oh sí. -dice con un tono que debía ser cool, pero no le salió como esperaba, lo que me causó una risa.

Frank caminaba delante de mí, y yo solo le seguía el paso. Llegamos a la mesa que me había señalado anteriormente. No me había equivocado antes; en la mesa sí había solo tres chicos. ¡Chicos! Espero que no me acosen entre los cuatro o algo así, sería el colmo.

ACTUALIZANDO ¿Por qué eres tan malditamente perfecto?- YOIDETH CHENIERWhere stories live. Discover now