Capítulo Cuatro

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— Me gustas, Jeon JungKook. —solté con los nervios vibrando fuertemente al interior de mi anatomía. Mi corazón dio un poderoso salto contra mi caja torácica y tomé una profunda bocanada de aire mientras mis manos iban a parar en mis mejillas, las cuales se sentían y veían rojas en el espejo de cuerpo entero que poseía en mi habitación, justo en la parte posterior de la puerta.

Cerré los ojos dejando escapar un pesado suspiro y esperé unos segundos a que mi órgano vital se volviera a calmar mientras recibía silencio como respuesta a mí reciente e importante confesión.

Sí, me gustaba JungKook.

Me gustaba mi mejor amigo, y esta era la primera vez que lo admitía en voz alta.

Era algo ya innegable y que estaba asumiendo lentamente, a pesar de que la idea de que JungKook me guste, no me agrada en lo más mínimo porque... ¡¡Mierda!! ¡¡Somos mejores amigos!!

Pero ya no conseguía nada intentando encontrarle otra explicación razonable a esas nuevas emociones que Jeon lograba provocar en mí. Seguir engañándome a mí misma con respecto al tema era estúpido y yo, era mejor que eso.

Y ahora, que había conseguido asumir que me encontraba flechada de mi mejor amigo, debía encontrar una solución a este tremendo problema.

Porque sí, el que me guste mi mejor es un problema.

No sé si el sentimiento es reciproco y, arriesgarme a confesar mis sentimientos por él para terminar siendo rechazada, es algo más grande que yo, simplemente, no me siento lista para eso.

No por el momento.

La opción más viable y tentadora ahora, era mantener en secreto mis nuevos sentimientos hacia él hasta que se me fuera imposible seguir ocultándolos. No era algo muy genial, pero era lo único que se me ocurría por el momento.

— ¡Ash!... — Cerré los ojos y acaricié mis cienes. — Que complicado es to...

La puerta se abrió de forma repentina e, instintivamente, retrocedí un par de pasos. La figura de mi madre, quien se encontraba completamente impecable para ir al trabajo, apareció en mi campo de visión.

— ¡Oigan, chicos!...

Sus ojos escanearon la habitación, y su entrecejo se arrugó con confusión al igual que el mío cuando nuestros orbes se encontraron.

« ¿Oigan chicos? »

— ¿Dónde está JungKook? — me preguntó y la miré estupefacta ante la mención del castaño.

— ¿Jung...?

La puerta del baño que se hallaba al otro lado del corredor se abrió y, de ahí, salió Jeon vistiendo el uniforme de la escuela mientras pasaba sus húmedas manos por su liso cabello de manera despreocupada.

— ¡Aquí estoy! Perdón por la tardanza pero el té que tome en la mañana bajo y bueno...— Le sonrió dulcemente a mi madre y señaló con su dedo pulgar el baño tras él. Ella le correspondió el gesto, entendiendo su situación, y yo los miré a ambos sin entender nada.

¿Qué hacía Jeon aquí?

— No te preocupes, JungKook. Solo venía a apresurarlos, tu padre está esperando allá abajo. — Nos informó, girándose y recorriendo el camino de vuelta hasta las escaleras. — ¡Apresúrense, que él también tiene que ir a trabajar!

— ¡Sí! — exclamó el castaño y volteó a verme sin quitar esa gigantesca sonrisa de su cara. — ¿Ya estás lista, Miyeon? Hoy mi padre se ofreció a llevarnos a la escuela, así que mueve esas nalgas.

KISS » JEON JUNGKOOK ✔Where stories live. Discover now