CATCH ME (SHAWN MENDES)

CAPÍTULO 24

No quiero decírselo a Shawn por si se enfada, pero tengo que hacerlo. Nada de mentiras de ahora en adelante. Minutos después de despertarme me voy andando a mi casa. Mi cabeza me da vueltas y siento como si todo a mi alrededor me gritara.

Cuando llego mi casa llamo a Anaí para que me abra y no despierte a los demás. Le cuento todo y sus única palabras son:

- Que cumpleaños más movidito...

Y se va. Ni siquiera me ha dicho si tengo que decírselo a Shawn, aunque ya sé que me hubiera dicho que se lo dijera.

Así que abro la ventana de mi balcón y me meto en el suyo. Estoy llamando durante unos minutos, los cuáles me congelo como un hielo. Shawn me abre sorpredindo.

- ¿Has estado toda la noche en el  cobertizo? - pregunta extrañado.

- Si..

- ¿Sola? - asiento. ¡Mierda, Clarke! ¿Por qué tienes siempre que estás mintiendo? - Lo siento, Clarke...

Nos damos un abrazo que termina en un beso. Nos metemos en su cama y dejamos de pensar, aunque yo tengo en mente que he vuelto a mentirle.

* NARRA SARA *

Cuando me despierto me encuentro en mi coche en el medio de la nada y a Cameron tumbado en la parte de detrás. Ahora lo recuerdo... Durante la fiesta Madame me llamó. Le conté que el dinero lo necesitaba yo, así que no hizo nada ni hubo reproches. Pero tengo que recuperar todo el dinero que robé indirectamente. Así que ahora tengo que hacer de espía de una chica de treinta años. Nos darán dinero por ello, bastante sólo por tres días. Tuve que irme en cuanto Madame me lo dijo, pero el pesado de Cameron siguió el coche corriendo hasta que lo paré y le dejé que se subiera.

Ahora tengo un dolor de cabeza agudo y a un chico menor de edad (aunque físicamente no lo aparente) en la parte trasera de mi coche. Genial.

Mi móvil vuelve a sonar. Es Clarke, me extraña que me llame, casi nunca lo hace.

- Hola, Clarke. - la saludo.

- Hola, Sara. Te llamaba para preguntarte sobre lo de las clases...

- Oh, eso. Hoy no, ¿vale?

- Vale. - un silencio invade la línea - ¿Estás bien?

- He dormido con Nash. - trago saliva. ¿Se supone que dar un consejo? - Sara, eres mi maestra. Ahora tendrías que decirme... Pequeño saltamontes, ¿por qué has mentido a Shawn sobre eso? ¿A caso no confías en que vaya a creer que Nash y tú sólo sois amigos ahora?

- Pequeño saltamontes, hay cosas que no deben de salir a la luz. Y si no ha pasado nada... ¿Qué es lo que le tienes que contar? - pregunto melódicamente.

- ¿Nada?

- Exacto.

- Pero le he mentido...

- No, sólo le has ocultado la verdad.

- Como tú. - enmudezco - Siempre ocultas cosas.

- A veces es mejor ocultar las cosas que pueden dañar a los demás. - pienso en la estafa y en lo cercana que se ha convertido  Clarke en tan poco tiempo. Si ya es como mi hermana pequeña... No me quiero imaginar dentro de un mes.

- Vale.

- No te preocupes, Clarke. Todo saldrá bien. - cuelgo.

¿Todo saldrá bien? Ni idea. Está claro que cuando se enteré me querrá matar. Dejará de ser mi pequeño saltamontes y estaré sola otra vez. Una lágrima se derrama por mi mejilla. Estoy sola. Puedo llorar. Más lágrimas que se convierten en llanto. Nunca pensé que tendría miedo a estar sola otra vez. Ahora que tengo a alguien... No quiero perderlo.

- No te preocupes, Sara. Todo saldrá bien. - dice Cameron imitándome y rodeándome con sus musculosos brazos. ¡Mierda! ¿Éste no estaba dormido?

* NARRA MATT *

Diana está durmiendo en mi cama. Hoy es el gran día. El día en que nuestros padres sabrán todo. Trago saliva. Cuando entro a la habitación veo su perfecto cuerpo tumbado en mi cama y no me lama la atención para nada. Clarke ya no está en mi mente. Ni la chica guapa que conocí el otro día. No hay nada. Sólo miedo.

DOS SEMANA DESPUÉS DE LA FIESTA DE CUMPLEAÑOS

* NARRA CLARKE *

Hoy el es gran día. Durante éstas dos semanas he dado clases con Madame Lire y Sara. Hemos hecho cuatro cuadros. Shawn venía a veces. Casi todo mi tiempo lo he pasado con él. Han sido dos semanas calmadas. Cosa que las siguientes no serán.

Sara está rara. No para de moverse por la habitación y de fumar.

- Sara, ¿te puedes tranquilizar? - le pregunto haciéndola sentar y apagar el cigarro. Abro la ventana para que mis padres no huelan ese desconocido olor en ésta casa.

- Seguro que dirán que sí. - dice Anaí, la cuál está sentada a mi lado.  Ella lo sabe todo. Al principio le chocó, pero después Sara se la ganó con sus encantos de chica - mala - interesante. Se parece mucho a Anaí.

- Madame, ahora vendría bien que diera un discurso, para relajarnos. - dice Sara mirando a Madame, la cuál está sentada en una silla más tranquila que nunca.

- No hay por qué estar nerviosos. Todo saldrá como lo hemos planeado...

Y en cuanto termina de decir eso mis padres entran con bolsas de comida. Shawn, que está a mi lado, me coge la mano y me mira sonriendo.

- Saldrá bien. - yo suspiro. 

- Eso espero.

Mis padres dejan las bolsas en la cocina con ayuda de Sara, la cuál ya ha empezado su juego. Cuando entran en el salón les obligamos a sentarse delante de Madame Lire, la cuál les cuenta una historia sobre el arte y por qué yo debería ser artista. Después empiezan con el concurso, bla bla bla...

- Entonces, ¿aceptan? - dice Sara cruzando los dedos.

- Bueno... - dice mi padre, intentando pensarlo.

- Siempre que nosotros vayamos con ella. - Sara da un grito y yo me levanto para abrazarla. Madame se une al abrazo. Un momento digno de recuerdo.

- ¡Perfecto! - dice Madame.

- ¿Perfecto? ¡Es excelente! - grita Sara.

- ¿Y cuándo nos iremos? - pregunta mi madre, todavía dudosa.

- Dentro de una semanas. - dice Madme Lire.

- ¡Hay que preparar muchas cosas! - exclama mi madre.

- ¡Toronto, allá vamos! - grita Sara.

Después de todo aquello sólo necesitaba más momentos de tranquilidad, así que Shawn y yo nos vamos al prado a pesar de que el cobertizo ahora está bien.

- Ven conmigo. - le digo. Él me mira y sonríe.

- Vale.- contesta él - Haremos esto juntos.

- Juntos. - repito yo.

Me agarra la mano y sonrío. Entonces vemos una luz cegadora a lo lejos que se estampa contra nosotros. Y todo lo que antes parecía perfecto, ahora se desvanece.