[ 🌹 ]; Fubuki Shirou.

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Disclaimer: los personajes de Inazuma eleven no me pertenecen.

Referencias:

-Diálogos.
Pensamientos
«flashback»
°°°°°°°: cambio de escenario.

Summary: una tarde perdida en la tormenta, una chica vio a un extraño, solitario y hermoso ser que parecía manejar la nieve a su antojo. Desde ese día iba a visitarle a menudo. Su relación era especial, ellos lo sabían, sus ansias de ser más que amigos eran inevitables. Sus corazones deseaban al otro, pero había un pequeño problema. El chico no podía tocar nada, ya que lo hacía nieve sin querer. Su poder no estaba controlado, sin embargo, investigó y práctico para no hacerle daño a la persona que había escogido su alma.

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Y sus dedos tan helados como la misma nieve le habían tocado, al fin, Shirou rezaba a los dioses que la chica frente a él no se convirtiera en escarcha blanca y fría, rogaba que siguiera como siempre era. Tan cálida y brillante como un sol, tan viva y sonriente como ella misma. Y es que su temor no era para menos, desde que tenía memoria, todo lo que tocaba se convertía en hielo o nieve, no podía controlarlo hasta hace poco.

—Shirou, apenas me estas rozando.—Dijo ella riendo con levedad, sintiendo las frías yemas de los largos dedos de Fubuki en su mejilla, mirándole con esos grandes ojos llenos de comprensión y ternura.

Ella entendía el miedo de él al tocas otras cosas, ya sean flores, personas u animales. Cuando le vio por primera vez en medio de una tormenta de nieve en lo profundo del bosque de Hokkaido, pudo notar que era alguien especial y no por sus extrañas vestimentas blancas, su palidez extrema o su cabello casi tan claro como la misma nieve. Le había sorprendido ver como no parecía estar asustado o inquieto por el viento y la nieve que se formaba alrededor, sino que su rostro estaba tan tranquilo que le asusto por un momento, no parecía estar huyendo de la abundante nieve y frío como ella, más bien parecía que todo ese caos gélido le hacía compañía. Se veía tan solo en ese momento que su única compañera era la tormenta.

—Lo siento, estoy nervioso.—Habló algo apenado, con su corazón palpitando con fuerza, mirando con atención si la piel de la chica comenzaba a cambiar por su toque.

—Pero ya hemos practicado lo suficiente para saber que nada malo ocurrirá.—Dijo posicionando su mano contra la de él en su mejilla haciendo que esta tocara completamente su piel.—¿Ves? Todo esta bien.

Las mejillas de Fubuki tomaron un pálido color rosa al tocarla finalmente por completo y sentir su piel tan templada a pesar del frío. Desde que la conoció había ansiado tal cercanía, ella parecía tan opuesta, tan inalcanzable, que su corazón había empezado a doler inexplicablemente. Shirou no había tenido claro el porqué de sus pensamientos y tampoco la calidez tan reconfortante que se instalaba en él al tenerla cerca, ya que pocas veces había sentido cariño, más nunca amor. Toda su vida había estado tan solo y perdido. La única forma en la que podía llegar a tocar algo era con sus guantes especiales, pero eso no era suficiente, quería más. Quería saber si su piel era tan tersa como parecía, quería tocar y sentir su cabello entre sus dedos, quería saber si sus labios tendrían un sabor en particular. Quería tanto de ella, pero no sabía como conseguirlo, hasta ahora.

Su mente viajo al pasado.

«Una noche de luna llena en donde ambos estaban sentados en un tronco que estaba en el suelo. Fubuki tenía su mano, siempre protegida por esa extraña tela, entrelazada con la de la inquieta y emocionada adolescente que ahora parecía una niña a su lado. Observaba su perfil encantado mientras ella contaba una historia a la que no le estaba prestando mucha atención, ya que sus labios rosas se llevaron toda esta.

—... y entonces así es como me dieron mi primera tortuga.—Concluyó su historia sonriente, fijando su vista en Fubuki que la miraba con intensidad, haciendo que todo el calor de su cuerpo se fuera a sus mejillas.—¿Shirou, estás bie-

Sus palabras fueron calladas por la mano enguantada del albino que ahora se encuentraba sobre su boca, ella le miraba con extrañeza al no saber que pensaba, más su sorpresa fue mayor al ver como decido acercaba su rostro al de ella, hasta dar un beso en el dorso de su mano que estaba puesta en su boca. Sus corazones latían tan rápido que parecían haber terminado de correr una maratón, sus ojos conectados mostraban que ese beso era algo que ambos deseaban, pero que aún no era posible llevarlo a cabo tal y como ellos querían. Ella cerró sus ojos y levantó su mano, dejándose llevar por el impulso de querer darle una caricia, sin embargo la mano de Fubuki sobre su muñeca la detuvo.

—Sabes que no se puede, no aún.—Dijo amable después de haber quitado su mano de los labios de la chica frente a él.—Y-yo también quiero, pero...

—Lo sé, lo sé.—Suspiró resignada.

Fubuki sonrió apenado y culpable. No era su intención hacerla sentir mal, pero no podía controlar sus acciones con ellas, si no fuera porque podría perderla con su tacto piel a piel, ya la habría besado como se debe.»

Cielos, su deseo al fin se hacía realidad.

—Eres muy hermosa.—Dijo casi sin pensarlo, ocasionando un rubor en el rostro de la chica más pequeña.—No sabes cuánto quería tocarte así.

Ella era su luz, su verano personal.

—Yo también ansiaba esto.—Y era verdad. Desde que lo vio había quedado hechizada por él.

Acortó la distancia de sus rostros. Estaban tan cerca como nunca antes. Las puntas de sus narices rozaron y ambos soltaron una risa al sentir nuevamente el cambio abrupto de temperatura entre ambos. Su ansiado primer beso había llegado finalmente.

Sus labios se tocaron levemente mientras sus ojos se cerraban para disfrutar el momento. La chica fue la primera en dar el siguiente paso, acariciando sus labios con los de Shirou, él siguió los movimientos al no saber muy bien que hacer, pero solo le tomó unos instantes aprender los movimientos, volviendo el beso algo más intenso. Sus lenguas se tocaron, era extraño, nunca había probado el dulce sabor que había en la cavidad de la chica entre sus brazos y le encantó, mientras que ella se había percatado de que Shirou tenía un agradable sabor que no conocía.

Se separaron algo agitados, emocionados y felices. De la boca de cada uno salía el aliento haciéndose notar en forma de pequeñas nubes.

—Eso fue genial.—Suspiró alegre ella. Había esperado ese momento tanto tiempo que en ocasiones creía que solo sería posible en su imaginación.

Fubuki por su parte también estaba feliz. Todo había resultado bien para ambos, como en esos cuentos cursis que solía contarle ella, ambos serían felices, para siempre, porque cuando un elemental amaba, lo hacía para toda la vida.

—Este es el primero de muchos más.

Sus manos estaban unidas, sus almas igual. Eran el complemento perfecto del otro. Fubuki había encontrado su luz, ella había encontrado a su príncipe de hielo. Todo iría bien desde ahora.

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ೖ୭⇢N/A:¿Han leído sobre los elementales? Me parecen geniales, aah. Aunque ni idea si exista uno como Fubuki en este shot. Más bien él es como la chica de Frozen¿?


Perdón por demorar tanto, he tenido algunos problemillas y mi mente en otro lado, pero pronto, pronto, temminare todos los pendientes.

Las tkm. Muah.

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【	✾	 】One-shots Inazuma Eleven y tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora