TRES

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Este capítulo es la continuación del capítulo 1, es decir, de lo que ocurre después de que Becca aceptara la copa de Nate.

Entrecerré los ojos tratando de enfocar mi vista a medida que caminaba por el largo pasillo, no había mucha gente en aquella zona, pero aun así no conseguía encontrar a Nate y eso me estaba desesperando. Dijo que iba al baño y que no tardaría en volver, pero no volvió y eso llevó a una Becca aburrida a beberse una botella de ron sola. Dejarme sola con alcohol totalmente disponible para mí era una mala idea, muuuy mala idea.

Tras no encontrarlo, me detuve unos segundos para tomar aire y me apoyé sobre una pared, o lo que al menos parecía serlo, porque no lo era. En cuanto mi espalda tocó la madera de la puerta se abrió y caí de espaldas, impactando contra el duro y frío suelo. Inmediatamente, un gran dolor recorrió mi espalda que me hizo cerrar los ojos con fuerza.

—Joder —murmuré dolorida—. Maldita puerta.

—¿Estás bien? —una voz femenina habló y me vi obligada a abrir los ojos, asustándome al tener a la chica bastante cerca de mi rostro—. Fue Jace, no sabe cerrar puertas.

Al principio no la reconocí, pero no tardé en hacerlo. Paula.

—Pues dile a ese imbécil que aprenda, seguro hay algún tutorial de ello en YouTube —gruñí mientras trataba de incorporarme, Paula se alejó y me extendió su mano. No dudé en aceptarla.

—Oye, sin faltar —se quejó una voz masculina y miré en su dirección—. La gente normal entra de frente, no es mi culpa que no sepas hacerlo. Fíjate, quizás también haya un tutorial de eso en YouTube —se burló.

Alcé mis cejas, mirándolo con algo de odio, y abrí la boca para insultarlo. Pero se me adelantaron.

—Cállate, Jace —dijo otro chico, dedicándome una gran sonrisa—. No le hagas caso, el alcohol lo vuelve el triple de imbécil. Ven, acércate y juega con nosotros.

Estuve por declinar la oferta porque no los conocía y no parecía lo más correcto —menos si era gente con la que Paula se juntaba—, pero pensé en Nate y lo cansada que estaba de buscarlo.

—Está bien —acepté después de pensarlo unos segundos.

Quería divertirme. ¿Y qué mejor que unos extraños y una amiga a la que casi ni soportaba para pasarla bien?

#

Fui lentamente hacia la mesa, tambaleándome en cada paso que daba. Al llegar a ella me agarré al borde, traté de subirme y, tras unos segundos intentándolo, conseguí estar sobre el mueble.

—Becca, te vas a caer —dijo Paula entre risas mientras me seguía.

—Déjala, no le fue suficiente el golpe con la puerta —habló Jace con cierto tono burlón—. Todavía quiere más.

—Cierra la boca, imbécil —gruñí haciéndole el corte de manga y él soltó una carcajada.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Paula con curiosidad mientras se sentaba en el suelo, suspirando con cansancio.

—Me apetece bailar, muucho —contesté alzando las manos con emoción y cerré los ojos comenzando a bailar sobre la mesa. Al cabo de unos minutos me sentí sofocada y paré—. Hace calor, ¿no tienen calor, chicos?

—Si que hace calor —asintió Mike, de acuerdo conmigo. Luego retiró su camisa y sonreí al verlo.

Que buena idea.

Llevé las manos al borde de mi camisa, comenzando a subir esta hasta el punto de retirarla de mi cuerpo y permitir que el aire fresco —el poco que había— golpeara directamente la piel de mi cuerpo semidesnudo. Suspiré de alivio al no sentirme tan sofocada.

Balas perdidas ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon