CAPITULO 3.

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–Hay pocas personas en este lugar, si alguien descubre que tu no perteneces aquí estaremos en problemas –Digo caminando directo hacia el elevador–. En las esquinas hay cámaras de seguridad así que mantén la cabeza gacha.

–De acuerdo.

Entro al elevador seguida de Bellamy, iba a comenzar a darle más indicaciones cuando un chico mete la mano y entra al elevador rápidamente. Y como las desgracias me persiguen últimamente, es el chico que menos me he querido encontrar los últimos meses.

– ¿Qué tal, Elizabeth? –Saluda el, acercándose.

–Hola, John.

–No fuiste a nuestra cita la semana pasada –Me recuerda como si hubiera sido un descuido. ¡Falte a la cita a propósito! ¿Cómo es que no se da cuenta?

–John, ya sabes que solo somos amigos –Sonrío mordiéndome el labio, tratando de no sonar tan dura.

–Sé que solo te haces la difícil –Ríe el mirándome seriamente–. Me gusta, te das a respetar.

Echo un vistazo a Blake, tiene la mirada gacha pero puedo ver como sostiene con fuerza el arma. Tengo que deshacerme de John, cuanto antes.

–Hasta luego, John –Digo cuando se abren las puertas.

Salgo apresurada con Bellamy pisándome los talones, pero la voz de John nos detiene.

–Estas sangrando –Dice el apuntando a Bellamy.

– ¡Estuviste expuesto! –Exclamo, sacando una venda de mi bata y haciendo presión en el rostro de Bellamy–. Tenemos que regresar sobre tus pasos para ver dónde está la brecha –Vuelvo a entrar al elevador, llevando a Bellamy conmigo– Sera mejor que te vayas, John, es peligroso.

El chico finalmente sale del elevador.

–Cuidado –Dice antes de desaparecer por el pasillo.

Las puertas se cierran, dejándonos a Bellamy y a mí solos.

–Ya casi llegamos –Digo.

Las puertas se abren nuevamente, pasamos por el pasillo de preescolar y unos cuantos más. Bellamy sigue cada uno de mis pasos, sin dudar. Me paro frente a la puerta de la habitación de los chicos, todos parecen estar apresurados.

–Es ahí –Señalo la puerta con la cabeza.

Bellamy ni siquiera da un paso en dirección a ellos cuando la puerta se cierra y las alarmas empiezan a sonar.

– ¿Qué es eso? –Pregunta el chico mirándome a los ojos.

–Puede ser por una brecha –Niego varias veces con la cabeza–. No puede ser nada bueno.

–Llévame a la radio, Elizabeth.

Asiento con la cabeza, tomando su mano y empezando a caminar rápidamente. Es cuando doblo una esquina que me doy cuenta que no debería estar sosteniendo su mano. Me paro de golpe, soltando el agarre al mismo tiempo.

–Yo... Lo siento –Digo mirándolo un poco avergonzada, seguramente con las mejillas sonrojadas por mi blanca piel.

El parece no entender al principio pero después ríe.

–No te preocupes, avanza –Vuelve a reír empujándome suavemente de la espalda baja.

Prosigo mi marcha con el ceño fruncido.

– ¿Por qué te ríes? –Pregunto finalmente echándole un vistazo antes de cruzar una esquina.

–No lo sé –Admite– Nunca nadie se había disculpado por tomarme la mano.

THE SKY PEOPLE.Where stories live. Discover now