CAPITULO 8

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– ¡Despierta bella durmiente!

Siento a alguien sacudirme constantemente sin ninguna delicadeza.

–Estoy despierta –Murmuro contra mi almohada. A Octavia no le basta mi aclaración porque comienza a jalar mis mantas fuera de la cama–. Un minuto más –Lloro aun con los ojos cerrados apretando mis puños contra la tela de la manta. El frio se cuela por mis piernas desnudas cuando Octavia jala con más fuerza.

Maldito el día en que recurrí a esta chica.

–Un guerrero no se queja –Grita Octavia, seguramente su voz se escucha en todos los dormitorios.

Dejo salir un quejido a propósito.

Siento un poco de tranquilidad antes de que la chica vuelva a tirar de las mantas con todas sus fuerzas, esta vez me arrastra a mí junto con ellas hasta caer al suelo.

–No lo puedo creer –Abro mis ojos mirando a Octavia inclinada sobre mí con una sonrisa victoriosa. Siento el helado piso contra mi espalda, tanto mis piernas desnudas como mi torso están enredados entre las sabanas grises que Octavia aún tiene en sus manos–. Te odio. –Le digo a la chica mirándola con mis ojos entrecerrados.

–Lo sé –Escupe ella felizmente.

Suelto un suspiro y me doy por vencida. Tengo que levantarme a entrenar.

– ¿Qué está sucediendo aquí?

Una voz realmente familiar se cuela en mi habitación, veo a Bellamy asomar la cabeza sobre el hombro de su hermana. Ríe al verme tirada en el suelo.

Yo al contrario abro los ojos avergonzados, con mis manos trato de bajar la playera negra que se subió arriba de mi abdomen gracias a los jaloneos de Octavia. Cubro mis bragas con la tela negra.

–Linda playera –Alaga Bellamy entrando a mi cuarto y tendiéndome su mano.

Aun con mis mejillas sonrojadas acepto su ayuda y con algo de dificultad salgo del enredo de mantas. Cuando volteo para mirar mal a Octavia no la encuentro por ninguna parte.

–Tu hermana me está volviendo loca –Admito riendo al mirar como Bellamy junta todas las mantas y las deja sobre mi cama.

–Tú fuiste quien le pidió los entrenamientos –Me recuerda el chico. – Deberías dormir con más ropa, hace frio en las noches –Señala mis piernas desnudas provocando que los colores suban a mi rostro nuevamente.

Lo hace a propósito.

–Deberías salir para que pueda vestirme y no hacer esperar a Octavia –Apunto empujando al chico fuera de mi habitación.

–Saldré a la zona cinco –Avisa el recargándose en el marco de mi puerta antes de que pueda echarlo de mi habitación.

–Ve con cuidado –Pido ajustando la chaqueta de su uniforme–. No olvides traerme...

–Lo sé –Me interrumpe rodando los ojos–. Una margarita.

Sonrío ampliamente.

–Exacto.

Me pongo de puntitas para dejar un beso en su mejilla y con una de mis manos despeino su cabello. Odia que haga eso pero al ver que abre la boca para quejarse cierro la puerta en su cara.

–Me pensare dos veces traer esa margarita –Dice por el otro lado de la puerta.

–Sabes que la traerás, Bellamy –Digo rodando los ojos.

Apoyo mi oído en la puerta de metal, escucho como sus pisadas se alejan por el pasillo y lo tomo como señal para comenzar a vestirme. La ropa que antes solía ser de Octavia me queda como anillo al dedo, tal vez un poco más ajustada de las caderas pero no lo suficiente para que resulte incómodo.

THE SKY PEOPLE.Where stories live. Discover now