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Londres

―Bienvenida de nuevo, Rinaldi.

Lucas Montero, en su usual fachada de Psiquiatra
profesional, saludó a ______ cuando esta entró a
su consultorio.

―¿Cómo estuvo el viaje? ―añadió, cerrando la
puerta detrás de él.

―Nada bien, estuve a punto tirarme al vacío
cuando no tenía noción de dónde estaba.
―admitió ______ con irritación.

Tomo asiento y esperó a su médico que no tardo
mucho tiempo en estar frente a ella, sosteniendo
su ya acostumbrada libreta de apuntes.

―Una pesadilla ¿quizás? ―indagó Lucas con
certeza.

Apoyando sus manos en los reposa brazos del
sillón, ______ se cruzó de piernas y replicó de
vuelta.

―¿Qué crees tú?

―¿Regresaron?―intentó otra vez, buscando una
respuesta lacónica.

Pero naturalmente, ______ divagó renuente.

―¿Acaso se han ido alguna vez?

Notoriamente, ______ no se encontraba de buen
humor, Lucas lo había deducido desde que ella
apareció en la puerta para su habitual cita del mes, algo en su semblante tenso y actitud defensiva eran señal clara de su pesimismo.

Tras escribir en la hoja, él le preguntó por tercera vez; evidenciando con anticipo el relucir de un
renovado trauma.

―¿Qué fue esta vez?

A pesar que ______ parecía inmersa en sus
pensamientos turbados, empezó a contar en un
susurro los sórdidos detalles de su pesadilla.

―Era diciembre, no recuerdo muy bien la fecha ni
lo que habíamos hecho, pero ahí estábamos;
Christopher y yo en el establo. Él nos ordenó
sacarnos la ropa hasta que solo nos cubría
nuestra ropa interior.

_______ hizo una pausa necesaria y, antes de
continuar, tuvo que tragarse el nudo que se
empeñaba en oprimir su voz.

―A pesar de que nuestros dientes rechinaban, no
le importó el frio que teníamos, en cambio, él
sonreía con expresión maléfica y sádica a la vez.
De la caja de herramientas saco estas...llaves
mecánicas y, tras indicarnos nos reclináramos
sobre las butacas de madera, las colocó en
nuestra espalda; la temperatura era muy baja así
que, te podrás imaginar lo helado del metal.

Más que imaginar, ______ casi pudo percibir la
vara de acero pegándose en su piel y, cuando alzó
la mirada, su expresión de desasosiego no
sorprendió a Lucas que con gesto de manos la
instó a seguir.

―Se adhirieron a nuestra piel como un imán
caliente que ardía como infierno. Pero no, a él no
le bastaría con eso, después las retiró de un tirón
despiadado y en la acción nuestra piel fue
arrancada sin retorno. Recuerdo que la mano de
Christopher apretaba la mía, transmitiéndome su
fuerza para que no llorara ya que ambos sabíamos que si lo hacía sería mucho peor el castigo.

______ tenía la frente arrugada, las manos
apretadas y respiración agitada, dando manifiesto
de lo mucho que le costaba expresar aquello.

Tuvo que parpadear para centrar la mirada de nuevo en Montero.

―lo escuchaba murmurar palabras sin sentido,
donde rogaba a su clase de Dios adorado nos
perdonara por nuestras faltas. Como si no
interesara el hecho de que sus hijos sangraban
por los tajos de carne que les había arrancado,
para él era más sustancial dejar en claro su
autoridad que pedir a su Dios redención por sus
propios pecados.―finalizó con amargura.

Desnuda tu alma © - Camila Cabello y tú - Terminada -Where stories live. Discover now