Declaración

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"Joder..."

La robusta figura de Jackes se dibujaba en lo alto de la torre recortada por la pálida luz del sol, a punto de desaparecer por las gruesas y oscuras nubes de la tormenta.

Gerald estaba demasiado impactado por la visión, pero Denis observaba el espectáculo con un aire ausente.

Dirigió su caballo hacia Gerald:

- Tenga algo de iniciativa, general: Rousseau aún no está muerto. Averiguemos sus condiciones, y quizás salgamos de esta.

Y dicho esto, se adelantó hacia la torre poniendo su caballo al trote.

- General.

La voz de Signatore lo sacó brúscamente de sus pensamientos, por lo que dio un ligero respingo en la silla.

- Soldado.- respondió distraídamente.

- Órdenes, señor. ¿Hay algún plan?

- Si hay alguno, le aseguro que será el primero en saberlo.

Tras una breve pausa, Signatore se atrevió a volver a hablar:

- Señor.

- ¿Sí?

Signatore se ruborizó, bajando la cabeza:

- Siento haberle fallado. Los rebeldes han capturado al general Rousseau por mi culpa, y creo que no seré capaz de enmendar nunca ese error.

- Ya lo está haciendo.

Signatore pareció advertir que algo, aparte del secuestro de Jackes, afectaba profundamente a Gerald.

- ¿Se encuentra bien, señor?

Él no supo qué responder, hasta que otra voz le puso en alerta:

- ¡Señor, mire arriba!

Un soldado apuntaba con el dedo a lo alto de la torre, donde otra figura había salido por la trampilla. 

"Lo van a tirar. Lo tirarán al vacío."

Por suerte, no pasó nada. 

Pero el corazón de Gerald se congeló al reconocer su acompañante:

- Tú...

Sentía que se le partía el alma. Su espalda, por su parte, lo torturó con un sudor frío que recorrió sus entrañas y le hizo estremecerse en la silla de montar.

Warren se cruzó de brazos en lo alto de la torre.

Se había expuesto, y Gerald lo había visto. 

Pero debía hacerlo.

Él debía darse cuenta de su error.

Era el primer paso del fin, pensó con tristeza.

O el principio del todo.

- Señor, está al alcance de nuestras bayonetas. ¿Disparamos?

- Ni se os ocurra.- Denis respondió por Gerald.- Ese hombre sabe que podéis alcanzarle, luego no es recomendable dispararle.

- ¿A qué se refiere?

- Francotiradores.- respondió Denis, mirando a su alrededor.- Vuelva a su puesto.

Signatore se estremeció mientras cumplió la orden. Esos hombres de vista aguda, con sus escopetas de largo alcance, podían herir a muchos en pocos segundos. Las víctimas a sus cacerías apenas sabían de donde había venido el disparo... hasta que era demasiado tarde.

- No llevan bandera de tregua.- comentó Denis a Gerald, en privado.- Y sus condiciones son tan claras como inadmisibles.

El general supo lo que debía hacer:

- Bien, disponed las tiendas alrededor de la torre: nos intalaremos aquí. Si ellos pretenden intimidarnos, nosotros también.

--

Jannah no podía ver lo que sucedía.

Las ventanas se habían tapado para su protección, dejando libres las justas para los francotiradores. Sin embargo, la necesidad de saber qué ocurría la corroía como fuego en las entrañas. 

¿Conseguirían derrotarles? ¿París sería suya, al fin? 

¿Conseguiría vengar a Philip, vengar a Gerald?

Jannah se volvió a acomodar en la pared, recordando de pronto a Warren. 

"Tiene tantos secretos... espero que algún día, pueda contármelos todos."

- ¿Estás bien?

Jannah la reconoció: era la mujer que había ayudado a escapar cuando huyeron del burdel.

- Sí, supongo.

- No debes preocuparte por el señor Warren. No se atreverán a hacerle daño mientras tengamos a su rehén, y más con los francotiradores guardando sus espaldas.

Ella asintió con una sonrisa cordial, y se volvió a meter de nuevo en sus pensamientos. Algo la impulsaba a salir fuera de la torre y encararse cara a cara con los soldados que la rodeaban. 

Sintió una especie de vértigo al intentar evadir ese instinto, tan voraz como inexplicable.

- ¿Crees que algo malo va a pasar?- preguntó inesperadamente. Luego, carraspeó, disimulando su miedo irracional.- Conozco a Warren desde hace tiempo, y no quiero perderle a estas alturas.

- Lo entiendo. Tiene su atractivo, a decir verdad.   

- ¿Ha conocido usted a alguien?

- Conozco el amor. Conozco el sacrificio por el prójimo, el valor que se ha de tener para declarar tus sentimientos a alguien que amas de verdad.

- ¿Y cree que podemos hacerlo... aunque sea demasiado tarde?

La otra plasmó una dulce sonrisa, mientras apretaba la mano de Jannah:

- Siempre, niña.

Algo las alertó: pasos. 

Warren abrió la puerta de golpe:

- Jannah, acabo de ver un grupo de soldados armados hasta los dientes dirigiéndose al mercado. 

La expectación de Jannah dio paso a la confusión. "¿Qué pretenden? ¿Sacrificar al rehén por atrapar a Florian? ¿Por qué él?" 

Sacudió la cabeza, despejando su mente. Debían salvar a Florian.

Se dirigió a Warren con los ojos encendidos:

- ¡Vamos!


La Llamada de la Esfinge [GANADORA de los WATTYS2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora