La decisión

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Todo el ejército rebelde formó un círculo alrededor de la mesa, donde se exponía el artefacto de la extraña mujer. 

A pesar de su estamento social, Alice Madhouse se había granjeado el respeto de los revolucionarios en el poco tiempo que llevaba trabajando con ellos. Impresionante. Aunque en cierto modo, Denis lo había previsto.

Esa aristócrata tenía un encanto natural que iba más allá de la cortesía propia de una dama.

Al anochecer, había convocado a los rebeldes a la Corte para proponer su plan: volar por los aires la Bastilla. Al principio, y a pesar de su influencia, rechazaron de lleno la idea. Ya lo intentaron una vez, y con terribles consecuencias.

- No es un rescate, compañeros. Esto es un ataque directo a la Bastilla, y por tanto, nadie correrá peligro. A no ser, por supuesto, que se ignore el plan y alguien penetre en la fortaleza cuando la bomba estalle. 

- La Bastilla no será tomada, sino destruída por completo.- añadió Denis.- El objetivo es diferente esta vez. No tiene por qué pasar lo mismo que la última vez que nos atacasteis.

Hubieron murmullos de aprobación, hasta que alguien preguntó:

- ¿Y el aparato es seguro?

Alice y Denis se miraron durante un segundo. 

- Sí, lo es.- respondió ella tras el silencio.- El que la porte al interior de la fortaleza y salga de ella a tiempo no correrá peligro, dentro del que cabe transportar una bomba.- Carraspeó, serenándose.- Bien, ¿hay algún voluntario para llevarla? 

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 Cuando Warren llegó a la Corte de los Milagros, le sorprendió encontrarse con la mayor parte del cuerpo revolucionario presente. 

Escuchaban atentamente a alguien situado en el centro de la sala principal, el cual Warren no pudo identificar inmediatamente, pues estaba demasiado ocupado buscando a Jannah.

Sin embargo, sí que reconoció a Denis en un rincón. Parecía que escuchaba atentamente.

Se aproximó:

- Denis, ¿has visto a Jannah?

- No, pero te interesaría saber quien tiene un plan para derrotar a los monárquicos.- Sonriendo, señaló con la cabeza el centro de la sala. 

 Warren prestó atención, y cuando reconoció la voz, le dio un vuelco el corazón. Se abrió paso entre el gentío, llevado por una deliciosa emoción. 

- ... se activa manualmente, estirando una pequeña cuerda que conecta con el interior del mecanismo.- Alice explicaba el funcionamiento de un pedazo de chatarra depositado en una mesa, al lado suyo.- Está programado para que explote a los 40 segundos de haber sido activada, así que...

Y entonces, sus ojos se encontraron con los de Warren. Hubo unos segundos de pausa, hasta que finalmente Alice sonrió, acorde con los sentimientos que se agolpaban en su interior:

- Warren, bienvenido. Necesitaremos tu ayuda para llevar a cabo la misión.

- Siempre.

Alice, controlando sus emociones, se dirigió de nuevo al público:

- Como he dicho, necesitamos un voluntario. Nos conviene alguien rápido, escurridizo y discreto...

- Yo lo haré. 

A Warren se le encogió el corazón al reconocer la voz. "No..."

Jannah caminó hacia ellos desde la entrada con una determinación estallante, a pesar de su superficial fragilidad. 

Estaba devastada. Sus ojos, oscuros, reflejaron el dolor de un corazón roto. En el hombro, lucía la cicatriz de una herida reciente, cuyo brillo contrastaba con la palidez de su piel, y sus movimientos, aunque mecánicos, se podrían atribuir a los de un muerto viviente.

Verla así hizo que a Warren se le cayera el alma al suelo. Toda la alegría que pudo haber sentido hacía unos instantes se desvaneció de un plumazo. 

"Dios mío, Gerald, ¿qué has hecho?"

- Jannah.- Warren avanzó hacia ella y la cogió del brazo.- Jannah, ¿estás segura?

Ella le miró con ojos vidriosos:

- No tengo nada por lo que vivir, excepto esta rebelión. Todo lo demás está muerto.

- No digas eso. 

- La bomba es segura. No correré peligro. Por favor... déjame hacer algo bien.

- Escúchame, Jannah.- Warren la obligó a mirarla a los ojos.- He cometido muchos errores en mi vida. Y no voy a cometer otro contigo. No puedo permitir que corras el riesgo. Por favor.- se le quebró la voz.- No me obligues a dejarte ir.

- Oh, Warren, no lo entiendes. No hubiera deseado morir de otra manera. Es mi voluntad.- Sonrió.- Y tú nunca has sabido controlarme. 

La Llamada de la Esfinge [GANADORA de los WATTYS2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora