Revelaciones

62 6 1
                                    

Curó él mismo su herida de bala. Jannah no corría peligro de muerte, pero impidió que se desangrara. 

La convaleciente no despertó en toda la operación.

Así que cuando hubo finalizado la intervención, Gerald se sentó en la silla y la observó.

Era preciosa. 

Era preciosa, y la había fallado. 

La había estado fallando todo el tiempo. 

Y en ese instante, Jannah abrió los ojos. Lo miró con perlas oscuras, pequeñas y profundas. 

Gerald no pudo reprimir una sonrisa, pero ella no se la devolvió.

- Estás a salvo, Jannah.

- No lo creo.- Su voz era un hilillo débil.- Estoy contigo.

- Necesito contarte lo que ocurrió...

- Lo que digas no justificará lo que has hecho, Gerald.- Intentaba sonar segura y fría, pero su voz se quebró.- Por favor... márchate.

Gerald se quedó perplejo ante aquellas palabras.

- Jannah, ¿quieres de verdad que me vaya?

"No. No quisiera que te apartaras de mí nunca." Pero aún con Gerald muerto, Jannah mantuvo la fe. 

La fe de construir un nuevo mundo en el que imperase el bien. 

Pero él había renunciado a ese sueño.  

Y a pesar de ello, por alguna razón, no conseguía odiarle. 

"Me ha salvado de una muerte segura" pensó de pronto.

Le importaba bien poco que la hubiera salvado. Pero su gesto demostraba que había tenido el suficiente valor para tomar una decisión que tal vez lo llevara a la muerte. 

El Gerald que había conocido era así.

Quizás aún había esperanza. 

- Gracias por salvarme, Gerald. - Pero ese no era el momento de perdonar.- Necesito que te marches...

- Y yo hablar contigo.

- ¿Pero qué demonios te pasa?- se levantó de un salto, furiosa.- ¿Sabes lo que has hecho, Gerald? ¿Sabes contra lo que has luchado?

- Si me dieses la oportunidad de explicarte...

- ¿Es que no sabes cuál es tu destino, Gerald? ¡Obedeces a unos asesinos! Acabarán ordenando tu ejecución porque eres una amenaza. Warren, Philip y yo queríamos salvarte de eso...

- Jannah...

- ¿Por qué obedeces? ¿Por qué les obedeces a ellos

Gerald la sacudió por los hombros:

- ¡NO TENÍA ELECCIÓN!

La sala se quedó en un silencio, solamente roto por sus agitadas respiraciones.

Gerald la soltó:

- Tuve una revelación mientras escapábamos del monasterio. Philip ya había muerto por mí, y cuando atravesaste las llamas para salvarme... supe que estabas dispuesta a regalarme tu vida, Jannah, y no podía permitirlo. No podía perderte. Tienes razón: soy poco menos que una bestia. Una bestia que cumple órdenes. Cuando me entregué, pensaba que me ejecutarían en el acto, pero en lugar de eso...- Se interrumpió.- No acabé con mi vida porque me amenazaron con tu muerte, y la de Warren, si lo hacía. No tenía manera de saber si la cumplirían o no, así que obedecí. Obedecí...- Tanteó nerviosamente su guante.- ... y me convirtieron en algo indescriptible y mortal. Saujette era su nombre. Me torturó, me manipuló, me... me cambió, Jannah. No soy el mismo... no soy el mismo.

Se sacó el guante izquierdo.

Jannah observó con horror un muñón en el lugar que habría ocupado un dedo. 

La herida seguía en carne viva.

- Hay más, pero creo... que es suficiente demostración.

A lo largo de su vida como corsaria, Jannah había visto heridas similares. Pero nunca se imaginó que algo pudiera afectarla tanto.

A eso se había reducido su sueño, sus más firmes esperanzas de salvación.

A un cuerpo torturado lleno de cicatrices.

- Lo siento. 

- Supongo que es fácil decirlo.

- Tienes razón. No sé nada.- Jannah cogió la mano del muñón con delicadeza.- No puedo pedirte que renuncies a tu bando, no después de esto. Así que lo que pase ahora, está en tus manos. Yo seguiré luchando por el pueblo. Y Warren también.

- Deberíais abandonar la ciudad.

- Sabes que no puedo.

- No quiero que mueras.

- Y yo no quiero que sigas torturándote, Gerald. Pero nuestro destino nos pertenece solo a nosotros.- Le miró con ojos brillantes. 

- Ojalá hubiera algún modo...- Gerald estaba muy cerca.

"... de parar el tiempo, de parar esta guerra... y estar contigo"

- Lo siento.- Jannah volvió en sí.- Pero es tu elección: puedes pelear con, o contra nosotros. 

- No voy a luchar por el populacho, Jannah. Saujette os puede dar caza si descubre que me he revelado. Además, algunos soldados que están bajo mi mando también son niños que deben volver a sus casas. Tengo una responsabilidad hacia ellos.

Jannah se alejó, y se volvió de espaldas a él.

- No lo entiendes, Gerald. El mundo está viendo la luz. Y tú sigues empeñado en vivir en la oscuridad del pasado. ¿De qué tienes miedo? 

- Creo que ya lo sabes.

El corazón de Jannah dio un vuelco.

- No temo a la muerte.- respondió sin mirarle.- Pero desde que te conocí solo he temido una sola cosa, Gerald. Temí perderte.- sorbió.- ¿Es que no eres capaz de entender que tú eras mi sueño?

- Pues afronta la realidad, Jannah. No soy el Gerald que conociste. Nunca volveré a serlo. 

Jannah intentó contener las lágrimas:

- Entonces, ¿me matarás si tienes oportunidad?- Cuando Gerald bajó la vista, Jannah se enfureció:-  Mírame a los ojos, y dime que serías capaz de alzar tu arma contra Warren o contra mí, porque moriría por esta revolución, ¿entiendes? Moriría por ella.

Se produjo otro silencio.

Hasta que Gerald la miró finalmente a los ojos.

Ya no era Gerald.

- No serías la primera en morir por una causa perdida.- murmuró fríamente.

La Llamada de la Esfinge [GANADORA de los WATTYS2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora