Dos

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Canción del capítulo: Olly Murs - Mark On My Heart


—No recuerdo jamás que hayas mencionado a un Tomás —dice mi madre cuando le llamo por teléfono para avisarle que voy para México

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—No recuerdo jamás que hayas mencionado a un Tomás —dice mi madre cuando le llamo por teléfono para avisarle que voy para México.

—Pues estuvimos juntos poco tiempo, y realmente no pude ni presentarlos.

Mentira. La verdad es que no tenía intención alguna de que se conocieran. ¿Para qué? Siempre supe que Tomás era un alma libre y que probablemente no íbamos a estar juntos mucho tiempo. Y conociendo a mi madre si los presentaba, seguro que empezaría a planear mi boda o algo así.

—Pues, ¿cuánto tiempo saliste con él?

—Un par de meses, madre. En fin —Trato de desviar la conversación antes de que mamá haga un drama de ésto—, llegaré en la mañana pero quiero ir directamente al funeral. Te mando un mensaje para avisarles a qué hora me puedo desocupar en cuánto sepa mejor qué es lo que tengo que hacer, ¿va?

—¡No puedo creer que te están pagando todo para venir!

—Yo tampoco, ma.

Escucho a mi madre suspirar y me la imagino frunciendo el ceño.

—Emma... el tipo no andaba en cosas raras, es decir, no era narco, ¿verdad?

—¡No mamá! —Río.

—Te quedas aquí en casa, ¿verdad?

—Si.

—Ok. ¿Se te antojan unos ricos tamales para cenar o sigues comiendo cosas raras?

Ruedo los ojos. Desde que tomé el diplomado de Health Coach comencé a comer mucho más sano. Algo que mi madre no logra entender hasta este día. Sin embargo, he de confesar que extraño la comida chatarra, pero sobre todo los sabores típicos de mi México querido.

—Tamales está bien, mamá.

Mi madre se queda contenta porque puede comenzar a planear todo el menú para la semana y yo me siento bien por escucharla feliz. Aunque suba ocho kilos y tenga que comer solo lechuga por los próximos tres meses.

Después de hablar con ella comienzo a sacar todo para hacer mi maleta. Guardo ropa para una semana pero antes de cerrar la maleta me pregunto si debería llevar más. No tengo ni idea qué es lo que procede en un testamento, pero sé que todos los trámites legales son engorrosamente largos. Cuando termino de preparar todo comienzo a programar algunos posts para el fin de semana para que no me sienta presionada por tener cosas que publicar en el blog. También investigo algunas tiendas de productos orgánicos que puedan estar interesadas en promocionarse en mi blog. La mayoría de mis seguidores son de habla inglesa pero también publico todo en español. Al final, nada se pierde con intentarlo.

Antes de dormir me preparo un té y abro la parte favorita de mi blog: los mensajes de mis seguidores. Mucha gente me escribe notas agradeciendo la receta o con algunas dudas. Ésas son fáciles de responder y no me toma más de media hora contestarlas todas. Pero a veces recibo también mensajes de personas que me cuentan su historia. La primera vez que me llegó uno de una chica que sufría depresión me asusté un poco, no supe qué contestarle en principio más allá del enlace de un artículo que liga la depresión al consumo de gluten, pero después de pensarlo un poco, le agradecí por la confianza de haberme contado su historia y le mandé un mensaje de ánimo. Ahora esa chica y yo somos muy buenas amigas. Nunca nos hemos conocido en persona. Sin embargo, Keri es ahora quien mejor me conoce y yo a ella. Ha superado la depresión y ahora come cosas raras como yo, como diría mi madre, pero su vida ha cambiado para bien. Y me alegra poder apoyarla en todo lo que pueda, a pesar de las distancias que nos separan. A veces se me hace increíble cómo puedes conocer a la gente sin haberla visto en persona, cómo el internet ha logrado eliminar las fronteras y en dónde no importa qué idioma hables, al final todos somos seres humanos. Claro que también me ha tocado gente rara y el típico tipo que te manda fotos de sus partes íntimas, pero bueno, de una carcajada no pasa a más.

Cambio de PlanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora