Emma está feliz con lo que ha logrado en su vida. Su blog está creciendo de maravilla, vive en la ciudad de sus sueños y todo va marchando como debería de ser, hasta el momento en el que recibe una llamada del abogado de Tomás, su ex-novio. Tomás h...
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Es de mañana de nuevo. A pesar de realmente pasar todo el día juntos, siento que las noches, en ese manto obscuro salpicado de estrellas, es en donde nos podemos abrir uno con el otro, sin juicios, ni opiniones, solo... somos. Y dejamos ser al otro.
Es cuando los pensamientos se transforman en palabras, y podemos sacar eso que tenemos dentro. A veces se siente liberador, aunque otras veces, se siente demasiado, como ayer.
Anoche se me vinieron muchos recuerdos de Sofía, de Tomás, de ella diciéndome que él era un idiota y que no me merecía, y de las pocas veces que estuve con Tomás y no paraba de reír por algo que me hubiera dicho... Y me pregunto qué pensaría uno del otro ahora, o a veces, en momentos de total ensoñación, me los imagino discutiendo, o quien sabe, igual hablando.
No lo sé.
Solo sé que extraño a Sofía. Y a Tomás.
Creo que todas las personas que se cruzan en nuestro camino nos enseñan algo. Ya sea de manera fugaz o no, pero siempre hay un aprendizaje.
Sofi me enseñó a confiar, a dejar fluir, a disfrutar. También me enseñó que cuando una persona se va, se lleva contigo un pedacito de tu alma, que duele, y mucho. Y a veces no sabes qué hacer con ese dolor, porque guardarlo en el cajón, no sirve de mucho. El dolor a veces se cuela por las rendijas y te sorprende en los momentos más inesperados, de una manera muy, muy intensa. Por eso, lo tienes que sentir, llorar, dejar fluir. Y aunque lo hagas, igual a veces te llega como rayo en una tormenta, te electrifica y te duele, pero, así como vino, así se va.
Supongo que es parte de la vida.
Alguna vez leí que el duelo tiene etapas o momentos, y que tienes que pasar por ellos para sobreponerte. Pero creo que realmente no te "sobrepones", solo aprendes a vivir con un huequito en tu corazón, que algún día cicatrizará, pero realmente siempre estará ahí, porque nadie puede reemplazar a las personas que hemos amado, pero nuestro corazón puede ensancharse, para abrirle camino a personas nuevas que ocupen otro pedacito en nuestro corazón.
Sofía es y será siempre mi mejor amiga, mi alma gemela. No éramos iguales, sin embargo, éramos muy parecidas. Teníamos un lenguaje en el que no eran necesarias las palabras, porque ya sabíamos lo que cada una sentía y necesitaba. Era muy chistoso cuando intercambiábamos regalos en navidad, porque casi siempre nos dábamos lo mismo, pero en diferentes tonos y tamaños. Recuerdo la última navidad que pasamos juntas, ella me regaló una bolsa pequeña, tipo cartera, morada y con destellos, y yo le regalé al mismo tiempo una bolsa grande, con diseños de colores, que tuviera el espacio suficiente para que cargara lo que necesitara, porque como ella siempre usaba bolsas pequeñas, la que terminaba cargando su maquillaje o lo que fuera que necesitara, era yo. Y esa vez nos moríamos de la risa, porque si nos hubiéramos puesto de acuerdo en regalarnos bolsas, probablemente no nos hubiera salido tan bien.