Dieciséis

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Canción del capítulo: Wish You the Best por Lewis Capaldi

Canción del capítulo: Wish You the Best por Lewis Capaldi

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Me quedo observando el cuarto por un momento. Parte de mí siente que es como un santuario. El último lugar donde Tomás pasó sus últimos momentos. Siento una responsabilidad por darle el valor y respeto que se merece.

La habitación tiene más o menos el mismo diseño que la mía. La cama está en medio, pegada a la pared, con un par de burós a cada lado. Está tendida, y la colcha azul cielo está impecable, no le veo ni una sola arruga. En uno de los burós hay un florero ahora vacío, pero imagino que alguien le ponía flores a Tomás, y una suave sonrisa se dibuja en mis labios. Hay un par de libros encima del otro buró. También están acomodados en una torre perfecta.

Del otro lado del cuarto, enfrente de la puerta donde yo me encuentro, hay un gran ventanal. Las cortinas están cerradas, pero me acerco a abrirlas para que entre la luz. La vista da al jardín, y hacia las montañas. Me parece que es la mejor vista de la casa, la verdad. Abro la ventana para que, entre la brisa, y tomo una de las cajas que me dio Rodrigo. Dudo si ponerla sobre el colchón o en el suelo, y decido dejarla en el suelo.

Camino hacia el clóset que está cerrado, y antes de llegar, veo un estante lleno de recetarios. Me detengo ahí, observando los chefs que Tomás admiraba. Los conozco a todos, y mi corazón da una pequeña voltereta cuando descubro el recetario que yo le regalé. Curiosa por saber si es el mío, lo tomo del lomo y lo jalo hacia mí. Es de mis chefs favoritos, Jamie Oliver. Recuerdo que se lo regalé como broma, porque sabía que le chocaba. Decía que era un cocinero suertudo, pero que no tenía la experiencia y conocimientos de un chef profesional, y yo siempre le replicaba que eso era lo que me gustaba de Jamie. Su amor por la buena comida es la mejor escuela y recomendación a mi parecer.

Cuando tengo el libro en mis manos, lo abro y separo los labios ante lo que veo. En la primera hoja, está la pequeña dedicatoria que le escribí a Tomás.

Porque el amor va más allá de las técnicas perfectas. Haz la receta de la página 85, es mi favorita. ¡¡Es más, cocínamela a mí!!

Con amor, Emma.

Trago fuerte. Tiene una foto de nosotros ahí. Es pequeña, la sacamos con una polaroid, cuando estaba en mi etapa de tomar solo fotos con la cámara instantánea. Está pálida y no muy bien enfocada, pero estamos abrazados, y los dos estamos riendo. Yo estoy mirando a la cámara con la cabeza inclinada, y Tomás está observándome a mí.

Recuerdo perfectamente cuándo la tomamos. Fue un par de semanas antes de que lo encontrara con mi vecina. La verdad nunca entendí lo canalla que fue conmigo en ese momento. O sea, si se quería acostar con alguien más, no tenía que hacerlo en mi departamento. Podía haberlo hecho en el suyo, y hubiera sido menos traumático para todos.

En fin, ahora no importa. Lo que fue, fue. No vale la pena darle mil vueltas al pasado si eso nos detiene del presente.

Dejo el recetario en la cama. Me gustaría quedármelo, pero, aunque Rodrigo me dijo que podía quedarme con lo que quisiera, tengo que preguntarle, no podría agarrar algo y apropiármelo. Siento que todo lo que tiene que ver con Tomás tiene un cuidado especial, es el respeto mínimo que merece su familia.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2023 ⏰

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