Epílogo 2:

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5 años más tarde…

-¡Mierda! Otra vez se ha perdido la conexión.- Daniela miró la pantalla de su ordenador portátil indignada. Le dio un manotazo al teclado y varias letras se escribieron en el chat.- Tanta tecnología y tanta modernidad, para una cosa tan fácil como querer hablar con mi hijo y no puedo.

-Ya hablarás con él más tarde, Dani.- Contestó Desiré mientras bebía un sorbo de su café con mucho azúcar.

-Esta es a la única hora que puedo hablar con él.- Explicó Daniela mientras le daba otro golpe al ordenador.- En Shanghái ahora es de noche y mañana tiene que madrugar para ir a la universidad.

-Pues si sigues dándole esos viajes al ordenador seguro que no hablarás con él ni hoy ni mañana.- Diana estaba tomándose su zumo de siempre de la cafetería, refrescante y jugoso.

Ante ese comentario, Daniela levantó la cabeza de la pantalla del ordenador y miró con reproche a Diana. Después de enviar una mirada asesina a la Dulce del grupo de Las Diosas al Cubo, decidió revisar los problemas de conexión con el wifi de la cafetería.

-¿Por qué no usas otra red social para hablar con él?- Inquirió Desiré.- Cuando no puedo hablar por la webcam con Héctor, utilizo otros medios.

-Porque los chinos son muy raros y no sé cómo hablar con Ethan de otra forma.

 -¿Y qué tiene que ver que los chinos sean raros con qué no tengas ni idea de cómo hablar con tu hijo?- Ante la pregunta retórica de Diana a Daniela, la mujer de cabellos rubios vuelve a enviarle una de sus miradas que si cobrasen vida, hubiera erradicado a la pelirroja del grupo.

-¡Me rindo! Luego le diré a Félix que me ayude con el ordenador para poder hablar mañana con él.

-A ver, déjame.- Desiré le robó el portátil a su amiga y empezó a teclear varias teclas.

Súbitamente, el teléfono de Diana empezó a sonar. La mujer lo cogió de encima de la mesa de la cafetería del internado, justo donde lo había dejado para desayunar tranquilamente. Antes de descolgar, ella ya había averiguado que era su pequeño Robín Hood.

-Dime, amor… Sí… No, no. Hoy es jueves. Hoy tenéis que llevar a los niños a piscina, mañana viernes a Ángel Junior a clase de pintura, y a Nate y a Loren a básquet… No, cariño. Nuestro hijo, Nate, no hace clase de pintura… Porque al niño no le gusta pintar, le gusta el básquet… ¿Y yo qué quieres que le haga?... Bueno, ya le compraremos un cuaderno de dibujo…- Diana pone sus ojos en blanco y asiente a todo lo que Adam le dice por teléfono.- ¿Algo más?... Qué imbécil… Que sí, que yo también te quiero… Nos vemos luego…

-¿Qué le pasa a Adam?- Inquirió Daniela con ojos curiosos.

-Quiere que Nate se apunte con Ángel Junior a pintura, pero no lo va a conseguir.

-Te creo… Tú hijo es más revoltoso que mi niña.

-Bueno, no sé qué decirte. Porque te recuerdo que el otro día, Loren reviso todos tus cajones y se encontró con tus preservativos y empezó a hincharlos como si fueran globos.

-Le hice una foto.- Se burló Daniela mientras le enseñaba la foto que tenía guardada en su móvil.- Tiene cinco años y ya es una morbosa…

-Como su madre.- Susurró Desiré sin levantar la vista del portátil. Daniela había escuchado ese comentario, pero prefirió hacer oídos sordos, básicamente, porque tenía la esperanza en que Desiré pudiera arreglar su ordenador para hablar con su hijo.

-¿Y Félix y Ángel también están con Adam, no?- Preguntó Daniela.

-Sí, eso me ha dicho Adam.- Contestó la pelirroja.- Es increíble. Mandamos a los hombres para que vayan a buscar a nuestros hijos al colegio y los lleven a las extraescolaridades y no saben que les toca ese día. Si no fuera por nosotras… ese trío daría vueltas a la rotonda sin parar.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora