Capítulo 65: cinco oceános

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La habitación de Gideon en la mansión de su madre era muy diferente a como se la había imaginado Alex. Había una estantería con diferentes libros de bilogía, biomédica, bioquímica y muchas asignaturas relacionadas con su trabajo de científico. Además, había un escritorio ordenado con sus lapiceros y varias fotografías enmarcadas, todas de Nerina y de él juntos. Daniela se preguntó porqué no tenía ninguna fotografía de su madre o de algún otro familiar, pero hoy había sido un día demasiado intenso para Alex y para ese chico.

Ambos se encontraban sentados en la cama doble de Gideon, cubierta por unas sábanas azules que olían a suavizante y varias almohadas de plumas. Al final de la habitación, había una pequeña terraza donde se podían ver una parte de los jardines del exterior de aquella enorme casa. Pero por lo demás, la habitación de Gideon no tenía mucho más que dar. No había ni posters de grupos de rock, ni trofeos de carreras infernales, ni nada que pudiera tener un chico malo en su habitación.

Sin duda, Gideon no era como los demás.

-¿Puedo hacerte algunas preguntas?

-Solo si estás preparada para escuchar las respuestas, Alexandra.- El joven puso una voz misteriosa y sexy mientras cogía los platos que contenían restas de pizzas para dejarlos encima del escritorio.

-Creo que podré soportarlo.- Gideon desprendió una carcajada y volvió subirse encima de su cama, acercándose a Alexandra, pero sin tocarla.- ¿Por qué vendes alcohol y marihuana a menores si estás… forrado?

-Porque me gusta relacionarme con ese tipo de personas.- Contestó el chico de los tatuajes.- Allí nadie me conoce. Se piensan que soy un sin más, un muerto de hambre que se gana la vida vendiendo alcohol y drogas. Además.- Gideon cogió a Alex por la cintura, subiéndola encima de su regazo y haciendo que sus rostros quedasen más cerca.- Odio a las niñatas pijas con las que mi madre intenta aparejarme. Prefiero a las chicas de tu estilo.

-¿Y cómo son las chicas de mi estilo?

-Duras por fuera y tiernas por dentro.

- ¿Cómo tú, verdad?

-¿Me odias por no ser ese chico malo que te rompa el corazón una y otra vez?

-Te odio por naturaleza, no por ser un chico que va de duro y después sería incapaz de hacer daño a una mosca.

-He sacrificado a muchas moscas en mi laboratorio de chiflados, Alexandra. No te confíes.

-Oh, vaya, esto cambia mi visión de ti.- El sarcasmo de Alex hizo volver a reír a Gideon, y por un extraño momento, la joven tuvo unas inmensas ganas de callarle y robarle un beso como él hizo con ella la primera vez. Así que sin dudar más, la chica cogió el rostro de Gideon con una sola mano y dejó un fugaz beso sobre sus labios.

-¿Y esto?- Alex se encogió de hombros.

-No sé.- Dijo ella.- Me apetecía. ¿Qué pasa? ¿Ahora no puedo besarte?

-Relájate, Alexandra.- El chico desprendió una de sus seductoras sonrisas.- Solo era una pregunta.

-Hablando de preguntas.- Interrumpió ella.- Tengo otra, respecto tu trabajo de científico chiflado.

-Dispara.

-¿Te dedicas a la ciencia porque estas intentando encontrar una cura a la enfermedad de tu hermana?

-¿Tú de pequeña no leerías muchas novelas de detectives, verdad?- Alex negó con su cabeza, sin entender esa cuestión.- Entonces tengo que ser demasiado previsible para ti.

-¿Y has encontrado algo?

-No, por el momento.- Dijo muy seguro Gideon.- Aunque tengo esperanza en que dentro de poco haré un gran descubrimiento que dará muchos años de vida a mi hermana.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora