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Jisoo jugaba con sus dedos nerviosamente, a pesar de ser una chica bastante extrovertida y sociable se encontraba bastante ansiosa. Al igual que todo ser humano, su mente no podía dejar de pensar en las infinitas posibilidades que ella podía llegar a experimentar este año, su madre le había repetido incontables veces como la secundaria es el periodo más radiante en la vida de una persona, pues es ahí donde se conoce a aquellos amigos que uno mantiene por toda la vida, esa clase de amistades que, incluso sin conversar por mucho tiempo, a penas los miras tus ojos resplandecen y tu mente se comienza a colmar de memorias con un aroma dulce y nostálgico que te hace sonreír hasta que tus mejillas duelan. Esas eran las amistades en donde tus palabras fluyen sin necesidad de pensarlas dos veces, pues sabes que ellos te aceptan tal como sos y no necesitas endulzar las cosas o pretender ser alguien que no eres.
Con pasos rápidos e vacilantes, ingreso a lo que ella supuso que era su clase, hace un rato tuvo que recurrir a la típica experiencia de preguntarle a otra persona por la dirección de un lugar en particular, lamentablemente, Jisoo, a diferencia de su hermana mayor, carecía del dote de ser capaz de seguir direcciones, siempre se confundía de camino y terminaba en un lugar completamente inesperado, es por eso que muchas veces se encontraba así misma llegando tarde a acontecimientos importantes, pues es una chica bastante desorientada, sin embargo, ahora mismo se encontraba bastante orgullosa de si misma porque acababa de encontrar la clase correcta sin la necesidad de molestar a otro estudiante con sus miles de preguntas.
Con una sonrisa nerviosa, y con sentimientos encontrados, abrió aquella puerta de madera y se encontró con una clase semi vacía, emociones de nostalgia invadieron su cuerpo pues aquella clase lucia casi igual a la de la escuela que había atendido casi toda su primaria.
Entre sus compañeros pudo divisar a Jennie, aquella chica de mirada fría se encontraba leyendo el mismo libro que había estado posado en su regazo momentos atrás, su presencia era intimidante, tan así que incluso los alumnos que desconocían de ella en absoluto la habían evitado por completo, ocasionando que todos aquellos asientos cercanos a ella estuvieran desocupados, Jisoo sintió su corazón apretujarse al observar como todos evitaban a Jennie, ella misma había divisado esto mismo en su primaria, siendo la única que de vez en cuando le dirigía la palabra a Jennie de manera amistosa, los rosados labios de Jisoo se apretaron en una línea recta, a pesar de haber compartido casi todo primaria, ella y Jennie no eran muy cercanas, no era difícil de entender que estas chicas eran completos opuestos, desde apariencia hasta personalidad, no había una sola similitud entre Jisoo y Jennie.
Después de pensar las cosas por unos meros segundos, Jisoo tomo la iniciativa de sentarse junto a Jennie, este año estaba dispuesta en convertirse en su amiga pues una parte de Jisoo no podía soportar verla tan sola y gris. Al acercarse a ella, Jennie la observo, sus pequeños ojos parecían mirar a Jisoo de manera tan profunda que incluso Jisoo con lo distraída que es, fue capaz de notar aquella intensidad que aquellos orbes marrones estaban produciendo.
