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Please allow me to introduce myselfI'm a man of wealth and taste

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Please allow me to introduce myself
I'm a man of wealth and taste.

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Louis mira las paredes de color púrpura de su salón, color que no eligió, por supuesto- Zayn lo hizo por él. Todo el piso está acomodado perfectamente y no tiene nada más por lo que preocuparse, así que toma una cerveza de la nevera y se deja caer en el mullido sofá.

Odia, o más bien, le irrita todo lo que tenga que ver con su nuevo piso. No es porque no le guste la decoración o la ubicación, le irrita lo que supone estar ahí, haberlo dejado todo atrás. Un par de meses antes, él estaba en su perfecta casa en el centro de Londres. Steve y él habían tardado mucho en decorarla y arreglarla, y había quedado muy bien. Pero todo terminó yéndose a la basura y él, finalmente, se marchó de allí (simplemente porque su orgullo y su amor propio valían más que cualquier hombre).

Aquel barrio pijo de apartamentos familiares no ha sido su primera opción, pero la agente inmobiliaria le ha asegurado que es un lugar silencioso- perfecto para él, para poder escribir. Por lo que, valiéndose de su último ingreso por su última novela, lo ha alquilado por un año. Él sabe que si tiene un compromiso, entonces no va a volver a los brazos de Steve.

Y está contento, en realidad lo está. No vive lejos del centro y tiene a Zayn y su familia...

El rotundo sonido del timbre despeja rápido sus pensamientos, mientras suspira con cansancio -no le importa quién está detrás del timbre, ciertamente, pero está perturbando su descanso- y deja la cerveza medio llena sobre la mesa, en una promesa silenciosa a sí mismo y a ella de que va a volver.

Hay una joven pareja tras la puerta. Ella tiene el pelo liso y negro, con un perfil bonito y delicado, perlas cuelgan de sus orejas y cuello, dándole un aire suelto. A su lado, está él. Tiene el pelo rizado y los ojos de color verde, y mantiene un gesto apacible hacia él.

"Uh, buenas. Esperamos no molestar." La chica es la primera en saludar cuando ve a Louis, tan distinto a ellos, con su pantalón de pijama gris casi por las rodillas y esa camiseta agujereada en la que resalta el logo de The Who.

"¿Hola?" Pregunta, repasándolo a ambos de nuevo. La preciosa morena lleva un vestido a lunares y él viste un polo de marca y unos pantalones de pinza.

"El presidente de la comunidad nos dijo que teníamos un nuevo vecino y pensamos que sería una buena idea pasar a saludar." La mujer sonríe abiertamente, enseñándole una bandeja cubierta con papel de aluminio, la cual está sobre sus manos.

Louis sonríe incómodo, intentando parecer amable.

"Sí, hmm, Louis. Encantado." Su tono de voz es más agudo de lo que desea, así que estira su mano hacia ellos, consiguiendo un apretón de ambos.

"Él es Harry, yo soy Karen, vivimos en el siguiente piso a este." Explica, mientras le estira la bandeja. No sabe muy bien cómo debería de responder, pero la recoge entre sus pequeñas manos. "Te hemos traído pastel de carne. Ya sabes, las mudanzas son muy duras y acabas tan agotado..."

"Sí, claro. Pastel de carne. Gracias"

"Aunque supongo, tendrás a alguien que te cocine..." La vecina, con nombre ahora, levanta una sonrisa mientras mira curiosamente por detrás de Louis, el cual sólo muerde su labio levemente y niega con su cabeza.

"No, nada de matrimonios. Soltero." Comunica, viéndose obligado a dar una explicación. ¿En serio?

"Oh, ¿ninguna esposa?"

"Karen..." Por primera vez el hombre habla con un tono de advertencia, haciendo que Louis lo mire. Tiene sus ojos clavados en él y una pequeña mueca de disculpa.

La morena, por su parte, lo único que hace es reír en voz alta y estirar sus finos dedos con largas uñas de color rojo hacia el hombro de su marido.

"Oh, Harry, no pasa nada. Es una pregunta inocente."

"No te preocupes, pero..." Louis entona, sin acabar, pues de fondo se escucha su teléfono. Un himno olvidado de Led Zeppelin. No le presta mucha atención en realidad, sólo se acerca a la mesa de la entrada para dejar la bandeja. Luego vuelve, con la música extravagante de fondo aún sonando. "¿Queréis pasar? No es el mejor apartamento del mundo, pero tengo cerveza."

Y en serio, Louis quiere reír por la expresión de asombro de Karen  Mostrándose perdida, con su marido al lado que sólo está proyectando una leve sonrisa. Parecen tan lejanos al estilo de vida de Louis; a la música rock, las cervezas, los buenos libros y los amigos extravagantes. En su lugar, parece el típico matrimonio que toma té con galletas todos los días y sólo folla una vez a la semana.

"Ahora nos es imposible." Karen parece estar acongojada por no poder aceptar la invitación, aunque Louis sabe que en realidad está agradecida de no tener que entrar ahí. Y no la culpa. 

"No pasa nada." Louis junta sus labios en una línea fina, mientras sonríe, sus ojos formando arrugas a los costados. Se encoge de hombros como si no le molestase -no lo hace en realidad.

"Quizás otro día podrías venir a tomar el té." 

Louis es tan bueno analizando a la gente.

"Sí, otro día mejor." Murmura, con una ligera sonrisa asomándose traviesa. Porque no, Louis no va a ir a tomar té a su casa y probablemente Karen tampoco quiere que vaya. "Entonces, gracias por la comida."

"Sin problemas, Louis. El placer ha sido nuestro." Harry suena cortés, jugando con sus hoyuelos. Sus ojos todavía viajan por el rostro de Louis, quien se sonroja por la descarada inspección.

Tan, pero tan caliente el vecino, con sus largos rizos cayendo sobre su frente, pero con tan triste indumentaria, pareciendo un señor de sesenta años que juega al golf.

"Bueno, nos vemos... por ahí..."

Y Louis cierra la puerta, con sus palabras en al aire y los ojos de su vecino en su mente.

until death do us part (or him) Where stories live. Discover now