Louis escapa después de encontrar a su prometido con otro hombre, y se muda a un lujoso bloque de pisos cerca del centro de Londres, dónde él espera poder arreglar poco a poco su corazón y dedicarse enteramente a su trabajo como escritor.
Pero hay u...
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Harry apoya su cabeza contra los mosaicos de la ducha, el agua dando contra su cuello, y se le escapa una suave sonrisa cuando recuerda lo que ocurrió hace dos días. Louis sobre él, o él sobre Louis, lo que sea. La cosa es que desde entonces, los ojos de Louis no han abandonado su cabeza, clavados en él fuertemente, y claramente, no puede parar de rememorar el "te amo" que salió de sus labios.
Y si lo analiza demasiado y va más allá, él nunca ha sentido todo lo que sintió con Louis.
Está bien, probablemente ha tenido millares de relaciones sexuales con chicas y con chicos, y ha estado viviendo con una mujer por seis años- aunque, ciertamente, su vida sexual con ella ha sido tambaleante los últimos tres. Pero Louis está a otro nivel. No solo sexualmente, por supuesto.
Apaga la ducha cuando se da cuenta de que está perdiéndose demasiado en Louis -como siempre- y procede a secarse, para luego dejar caer sobre su cuerpo la camiseta de Arctic Monkeys que compró solamente para este momento. La acompaña con unos skinny jeans negros, unas deportivas y alguna sudadera ancha, para que Karen no pueda preguntar demasiado.
Cuando sale, se da cuenta que su esposa ha llegado a casa y está frente a la encima de la cocina. Ella probablemente está haciendo té mientras busca otra cosa que poder reprocharle, así que no le presta atención cuando cruza a través del salón y recoge su teléfono, viseando levemente el mensaje de Louis, en el que le dice que ya está abajo.
Cuanto está dispuesto a salir, Karen se gira desde la cocina y su mirada se cruza con la de él.
"¿Te vas?" Le pregunta tranquila con el té entre sus manos. La bolsita aún cuelga y ella está escondiendo sus labios tras la taza.
Harry no se cree su supuesta tranquilidad, pero aún así levanta la vista de su teléfono y ladea su cabeza, sin mucho que decir.
"Sí." Es todo lo que contesta, cuando ella deja la taza y da un par de pasos cortos hacia él, atravesando el arco que separa la cocina del salón.
"¿A dónde vas?" Curiosea, sus cejas unidas.
"A casa de Liam." Le contesta y esconde su teléfono de su mirada, pasando su peso de una pierna a otra.
Es gracioso si lo piensa porque, bueno, Karen no es tonta. Ella sabe que Liam apenas pasa tiempo con ellos y que difícilmente se ven en casa de él, pero Harry estira un gesto tranquilo para hacerle creer que dice la verdad.
"¿No prefieres quedarte?" Karen murmura, cortando la distancia entre ellos, colocando sus manos alrededor de la cintura de Harry y uniendo pecho con pecho. Harry casi tiembla, porque ese toque parece muy lejano, demasiado como para tener algún efecto en él. "Aquí, conmigo."
Eso es, claramente, un insinuación. Insinuación que él pasa por alto y junta sus labios en una fina línea, como se le apenara tener que decir que no.
