Capítulo 41. Acepto.

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Comenzó a subir los besos desde mi cuello hasta mi mejilla para posarse en mis labios, su lengua ingresó en mí volviéndome loca, Daniela era capaz de hacerme temblar tan fácilmente, poner mis piernas como gelatina, me tenía atrapada totalmente, se estaba convirtiendo en mi debilidad.
Continuamos besándonos por un tiempo, no me cansaba de sus besos y la sensación de su lengua y la mía era mágica.

-¿Sabes qué?- me aparté de ella, tenía los labios rojos y la respiración agitada- Al carajo, vámonos de aquí- dicho eso, Calle sonrió y tomó mi mano para salir del baño.

Salimos a paso sigiloso del HoneyCut para evitar que Kathia y Mario nos vieran salir. Una vez afuera, fuimos directamente al auto de Calle que estaba estacionado a unos cuantos pasos más allá de la entrada.
Nos adentramos de forma rápida a su auto para partir a un rumbo desconocido, al menos para mí.

-¿A dónde vamos?- le pregunté a Calle, su mirada estaba fija en la carretera pero pude notar como sonrió.

-A un hermoso lugar- habló y quedé con cara de confusión.

-¿No me darás ninguna pista?- alcé ambas cejas y ella negó divertida- Por favor- supliqué cual niña pequeña pero ella no cedía.

-Vas a tener que esperar para saber- guiñó su ojo- Ahora disfruta del viaje- encendió la radio de su auto y la voz de Miley Cyrus se hizo presente con la canción "Malibu", sonreí y centré mi mirada en el camino.


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Sentí como alguien me zamarreaba con intensidad leve, me quejé y gruñí, estaba cómodamente durmiendo y odiaba que me despertaran.

-Poché...- escuché la voz de la mujer que me traía loca- Poché, ya llegamos- abrí mis ojos apenas escuché esas dos palabras para ver el rostro de Calle en frente de mí, estaba el auto estacionado en la nada misma, todo era oscuro, la brisa helada y se podía escuchar como algunos grillos realizaban su peculiar sonido.

-¿En dónde estamos?- me acomodé en el asiento del copiloto algo confundida, Calle se apartó para darme espacio para salir del auto.

-Ven- tomó mi mano para hacerme caminar, solo me digné a seguirla como siempre, estaba muy oscuro y al parecer eso no era inconveniente para ella.

Caminamos en silencio por unos cuantos minutos cuando al fin se detuvo, observé el lugar y era extremadamente hermoso. Había una cascada en medio del lugar, el agua era iluminada por la luna llena que había aquella noche, realizaba un sonido pacífico. Todo estaba rodeado por un césped mientras que algunas rocas y flores decoraban el lugar, estaba maravillada.

-¿Cómo conoces este lugar?- invadió la curiosidad en mí.

-Pues soy muy curiosa- me miró coqueta- Me encanta encontrar lugares- habló misteriosa, fruncí un poco el ceño- Ven, vamos- tomó mi mano para guiarme a una gran roca que estaba al lado de la cascada. Se quitó sus zapatos junto con la chaqueta de cuero negra que traía encima y la dejó en el césped para subirse ágilmente a la roca.

-¿Te quedarás mirándome o vendrás conmigo?- me preguntó haciéndome reaccionar, sonreí como estúpida para comenzar a quitar mis zapatos para colocarlos al lado de los suyos, imité su acción para quedar sentada a su lado. La luz de la luna daba directo en la roca desde nuestra perspectiva y se podían sentir como pequeñas gotas caían encima de nosotras por la presión de la cascada.

-Si me caigo, te culparé- le dije bromeando y ella rió.

-No te caerás, lo juro- captó mis labios con los suyos depositando un rápido beso.

La Chica Del 269 | Caché (Terminada)Where stories live. Discover now