Capítulo XI

107 13 0
                                    

-Bueno, ma, te queríamos hacer una pregunta –dijo Ahinara-.

-Es que tenemos una duda… –continuo Connor mientras mi mamá miraba extrañada-.

Estos chicos sí que eran lentos, así que para acortar la conversación fui directamente al grano.

-¿Quién es Chiara? –se me escapo de la boca y al segundo me arrepentí-.

-¡Lisa! –me gritaron Ahinara y Connor-.

Bueno, está bien, quizás esa no fue la mejor manera de ir directamente al grano pero no lo pude evitar.

-Perdón –dije mirando al suelo-.

Los ojos de mamá estaban abiertos como platos, se notaba que estaba atónita. Hubo un silencio algo incómodo hasta que lo interrumpí:

-Y mamá… ¿No vas a responder?

-Es que… -balbuceo– Es que es complicado…

Ay, por favor, no era tan complicado. Nosotros ya sabíamos la verdad de que mamá tenía una hermana, va eso era lo que suponíamos, solo queríamos que mamá  lo asumiera de una vez por todas.

-Dale, ma, contá.

-¡Para Lisa! A mí no me hablas así eh, un poco de respeto nada más te pido, queridita, que yo soy tu mamá.

-Sí sí sí… -revolee los ojos mientras Connor me fulminaba con la mirada-.

"A veces me gustaría que no fuera mi mamá" pensé dentro de mí.

-Bueno, dale, seguí –dije-.

Mamá parecía que se enloquecia pensando en que contestarnos o quizás no sabía bien la historia. Balbuceaba mucho y su voz se oía un poco trabada.

-Ella es mí… mí… -se quedó pensando– Mí prima…

-¿Tu prima? -dijimos los tres casi al mismo tiempo-.

-Sí, ¿ustedes por qué me preguntan? ¿cómo saben lo de Chiara?

-¡Eso no importa ahora ¿mamá nos ocultaste todo este tiempo que teníamos otra tía?! –dijo Ahinara algo enojada-.

Esta chica era una genio, la estaba poniendo a mamá en su lugar. De grande me va a servir una mente brillante como esta pensé.

-No, no es su tía. Es una prima lejana...

-Bueno, es como una tía segunda para nosotros.

-Lo que sea, pero ¿ustedes cómo saben?

-Es que encontramos una foto, en donde aparecia ella -explico Connor-.

-No tienen que revisar mis cosas.

-No son tus cosas. Estaban en el galpón de la terrza. ¿Pero por qué nunca nos hablaste de ella? -dije-.

-Porque... nos dejamos de hablar cuando vinimos para Buenos Aires. 

-¿Cómo para Buenos Aires? ¿De dónde veníamos? -Pregunté sin entender-.

-Es que antes viviamos en Santa Fe.

-¿Qué? ¿Y de qué parte de Santa Fe? –dijo Connor-.

Otro genio más. Bien, Connor, bien. Me gusta esa actitud de sacar información.

-Ella es de un pueblo muy pequeño llamado Uranga. Creo que es tan pequeño que ni siquiera figura en los mapas.

-¡Ya se! –exclamé- ¡Vayamos a visitarla! –dije con cara de emoción-.

-¡No! –dijo mamá levantándose de la silla-.

-Ay mamá… ¿Por qué no?

-Ella es una mala influencia.

-¿Por qué?

-Porque es una atrevida, una buena para nada, una vaga que no sabe cuidarse.

-Pero estuvo allá sola un montón de años, seguramente ya se le pasó.

-No, ese tipo de personas nunca cambian…

-No digas eso mamá, todos nos equivocamos, todos necesitamos una segunda oportunidad –dije mientras miraba a Connor y a Ahinara con cara de “ayúdenme”-.

-Vos… Vos sos muy parecida a ella –dijo mamá con la voz un poco quebrada mientras tomaba asiento nuevamente y continuó– Siempre preguntando el por qué de todo, siempre con esa mirada tan inocente…

¿Qué le pasaba? Seguramente es mejor parecerme a ella que a mí mamá. Seguramente Chiara era una revolucionada en la familia y, si me parecía a ella por esa razón, era positivo para mí.

-Bueno ma no te amargues –soltó unas palabras Connor-.

-¿La extrañás? –continuó Ahinara-.

Parece que esa pregunta le toco el talon de Aquiles porque asintió con la cabeza, se paró y se dirigió a su cuarto.

Connor, Ahinara y yo nos quedamos mudos. No podíamos creer lo que había ocurrido.

-¿Qué vamos a hacer? –dijo Ahinara-.

-Yo voy a ir a visitarla –Afirmé-. 

-¿No escuchaste a mamá? –dijo Connor-.

-Ay hermanito, en la vida hay que arriesgarse un poco –dije con cara maléfica-.

InimaginableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora