Capítulo III

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¡Ring! Sí, al fin tocó el timbre que indicaba la salida de la escuela. Eran las 14:30. Me dirigí con mis dos amigas, Luchi y Juana, a la parada del colectivo. Cuando éste llegó, cada una se fue a su hogar.

Mientras caminaba a casa, escuché que una mujer retaba a su hija repitiendo 15 mil veces “¡Tiara, eso no se hace!” y, automáticamente, recordé el nombre de mi tía, ya que sonaba parecido: Chiara. De forma inmediata, se me hizo una laguna en la cabeza al mismo tiempo que me aparecieron interminables preguntas sin respuesta. ¿Por qué se peleó con todos? ¿Por qué mamá no quería hablar de ella? ¿Se habrán peleado entre ellas o con mis abuelos? No puedo imaginarme a mis abuelos enojados, prácticamente no tengo conversación con ellos, hasta me cuesta imaginármelos hablando. Parece que no fueran humanos, ¿no tienen sentimientos? Soy su nieta, ¿las nietas siempre dan ternura no? Bueno, parece que yo no, ni tampoco mis hermanos. Aunque si mis tías tuvieran hijos, seguro mis abuelos serían más cercanos a ellos, ya que con ellas se llevan mejor, es más, ahora que pienso, en los cumpleaños siempre están hablando con ellas o alagando sus acciones frente a mis padres. Susana se siente orgullosa cuando lo hacen, pero es modesta, aunque cuando está con su esposo Roberto, ella busca lucirse todo el tiempo como si intentara demostrarle que es una buena esposa. Odio a las mujeres machistas, sin embargo, la entiendo porque Rober nunca la acompaña a ningún lado y ella busca su aprobación siempre que el aparece en las reuniones familiares. Y mi tía Myriam se la pasa viajando por el mundo porque trabaja para una empresa multinacional, así que no conozco mucho su personalidad, pero en los encuentros, como el del otro día por el cumple de Ahinara, por decima quinta vez, mis abuelos le expresaban que ella debería estar pensando en conformar una familia y asentarse en Buenos Aires para que viva una vida normal. En fin, seguro que mis abuelos aislaron a Chiara por lo conservadores y tradicionales que son. No se, estoy muy confundida.

-Hola sucia- Dijo Connor, mi hermano, al verme abrir la puerta de casa.

 -Hola- Respondí mientras tiraba la mochila al piso e intentaba apartar todas esas dudas en mi cabeza. – ¿Que hay para comer?

-No se, ni papá, ni mamá están en casa.

-Papá está trabajando. Pero… ¿mamá?

-Seguro fue a comprar algo, quedate tranquila, no pasó nada eh.

-Pero ella siempre nos recibe al llegar de la escuela.

-Bueno quizás tuvo que ir a pagar un impuesto de último minuto. Que se yo, no te preocupes tanto.

-Bueno está bien- Dije mientras me recostaba en el sillón.

-Che, ¿sabés algo de esa tal Chiara?-Me preguntó Connor.

Estaba muy sorprendida de que mi hermano sepa lo de Chiara. ¿Habrá escuchado también a las tías hablar de ella?

-Em… ¿Chiara? ¿Qué Chiara?- Dije mientras me acomodaba la garganta.

- Esa, la que las tías mencionaban en el cumpleaños de Ahinara.

-No se qué pasó. Pero… supongo que es la hermana de mamá que vive en Santa Fe.

- Mmm, no creo. ¿Vos no viste lo nerviosa que estaba mamá cuando la nombraban? Para mí es alguien más…

-Bueno, pero si es su hermana y se pelearon, puede que no quiera revolver el polvo del pasado.

-Sí, pero no creo. A parte, mamá es bastante firme en ese sentido.

-Sí, puede ser… ¿Y por qué pensabas en ella?- Pregunté curiosa.

-No se, solo se me vino a la cabeza. Además, quizás vos sabías algo…

Al terminar la última frase que dijo Connor, se escuchó el sonido de las llaves que entraban en el picaporte.

-¡Hola!- Dijo mi mamá.

-¿Se puede saber dónde estaba Señora Alicia Lines?- dijo Connor imponiendo respeto en broma.

-¿Perdón? Así no se le habla a su madre, ¿me escuchó Connor Rambo? Estaba de compras.

-¿De compras? ¿A ésta hora?- Agregué.

-Son las 3 de la tarde, ¿algún problema Lisa?

-No pero…

-¿Pero qué? –Dijo algo enojada.

-Nada, sólo que no trajiste bolsas.

-Em… No, no. Porque… al final no me gustó nada. Quería comprarme una blusita para el cumple de tu papá pero no vi ninguna que me guste. –Explicó media apresurada.

-Ah… ok, ¿qué vamos a comer?

Que raro. Mamá parecía que mentía, pero… ¿por qué mentía? Soy su hija, a mí no me tiene que ocultar nada. En ese mismo instante pensé en Chiara ¿Habrá pasado algo con ella? Lo dudo, no creo. Lo pensé por un minuto más y llegué a la conclusión de que, seguramente, había salido con un hombre. Pero… ¿engañaría a papá? No, no, mamá no sería capaz de eso. Seguro ya estaba exagerando. Quizás ella me estaba diciendo la verdad, que había ido a mirar locales de ropa. Anda a saber. De todas formas, no era muy usual en ella llegar tarde a casa.

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