Capítulo 30

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Lo  primero  quiero  felicitar   por  su  cumpleaños  a boise9 que  es  hoy. Muchisimas  felicidades  y  que  lo  pases  muy  bien 

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Algunos meses habían pasado, estaban a un mes de su aniversario por lo que los bebés tenían nueve meses. Los primeros meses fueron muy duros porque apenas dormían, pero no les molestaba tener que levantarse varias veces por las noches para atender las necesidades de sus hijos. Sasuke trabajaba por las mañanas en la policía de la villa y luego pasaba las tardes con ella y sus hijos, aunque más bien aprovechaban para dormir mientras los bebés lo hacían.

A partir del quinto mes los pequeños solo se despertaban una vez o dos por las noches, por lo que podían descansar más y les daba la posibilidad de tener tiempo para ellos aunque a veces eran interrumpidos por sus hijos. Hinata había muerto de ternura uno de las tardes al llegar de comprar. Ellos tenían un colchón de futón en el salón en el que dejaban a los niños acostados y allí jugaban acostaditos entre ellos, esa tarde al llegar se encontró a su esposo dormido bocarriba con Natsuki a su izquierda y Takeshi a su derecha, con sus cabecitas apoyados en los hombros de su padre, estaban acurrucaditos y Sasuke los abrazaba a los dos. La azabache incluso les había echado mil fotos.

Para Hinata sus bebés era lo mejor que ellos dos habrían podido crear con el amor que se tenían. Aunque casi siempre estaba cansada le resultaba satisfactorio despertarse por las noches, calmarlos y luego quedarse un rato viéndolos dormir con aquellas caritas tan angelicales que tenían. Le encantaba que la mirasen con esos ojos tan negros que claramente habían heredado de su padre. A menudo Sasuke la regañaba por levantarse en mitad de la noche, se hubiesen despertado o no sus hijos, y quedarse mirándolos durante horas; pero aunque la reprendía cuando la pillaba él se quedaba a su lado también para mirarlos dormir.

Para Sasuke no había nada más satisfactorio que llegar del trabajo, el cual se le daba muy bien; y ser recibido por su esposa, ver como su hijo y su hija sonreían al verlo y le extendían sus bracitos para que los cogiese en brazos. Por supuesto los cogía a los dos y besaba sus suaves frentecitas. Lo llenaba de felicidad tener una familia con la que salir a pasear o a visitar a sus amigos. Le encantaba ver a Hinata ponerles caras a los pequeños y oír como ellos reían a carcajadas. Él ayudaba a Hinata en todo lo referente a su hijo y su hija. En esos momentos era extremadamente feliz.

Sasuke se disponía a traspasar la puerta de su casa, cuando escuchó un potente llanto del interior. Entró enseguida informando de que ya había llegado y fue de prisa al salón, viendo a su pequeña Natsuki llorando en brazos de Hinata mientras el pequeño Takeshi de nueve meses estaba a gatas tirando de la falda de su madre para que le prestase atención. El azabache se acercó cogiendo al pequeño en brazos, alzándolo en el aire pero sin soltarlo.

-¿Qué le has hecho a tu hermanita, diablillo? – La respuesta del pequeño fue una gran risotada, Sasuke lo atrajo a su pecho y miró a su hija, que aunque ya no gritaba tenía sus negros ojazos llenos de lágrimas y un ligero puchero en sus labios. Dejó a su hijo en el suelo para que siguiese gateando y cogió a su hija de brazos de su esposa y enseguida le pequeña escondió su carita en el pecho de su padre, mientras Sasuke la consolaba -. No ha sido nada diablilla – dirigió la mirada a su esposa y le dedicó una sonrisa antes de darle un beso-. ¿Te han dejado descansar?

-No, pero no me importa. Me encanta verlos gatear por todo el salón uno detrás de otro, parece que nunca se cansan – contestó ella con una sonrisa-. ¿Esta tarde podrías quedarte con nuestros hijos? Me gustaría entrenar un poco.

-Eso ni se pregunta – dejó a Natsuki en el suelo, ya que se había calmado y quería jugar con su hermano -. Vamos a comer y después puedes hacer lo que quieras, yo los cuidaré.

Dos almas encontradas ( SasuHina)Where stories live. Discover now