Cuarentisiete: Relax

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Martes, 3 de septiembre. 7:45 pm.

Charlie

Su paraguas era negro con un diseño de lunares blancos. El cielo emitía pequeñas gotas de agua sobre el mismo. El sonido era música para los oídos de Charlie mientras caminaba sobre el concreto de la selva de Nueva York. El olor del fin del verano y la lluvia esparciéndose contra el cemento caliente invadía sus sentidos. Charlie estaba feliz. 

Cuando llegó a la esquina de la octava avenida, sus ojos ni siquiera se molestaron en mirar detrás de ella. John estaba a sus espaldas en ese momento. Ella había faltado a la última sesión, y haber firmado sus papales de salida era el sirope de su crepe. La propuesta de su padre viajó por su mente mientras se trataba de llegar en una pieza al departamento de Harry. No había tenido la oportunidad de verlo desde el viernes por la mañana y su comunicación se vio comprometida cuando Charlie rompió su teléfono en una sucesión de escaleras intentando ejercitarse. 

Ahora, con su nuevo iPhone y carrera en puertas, era toda sonrisas mientras abría la puerta del lobby del edificio de Harry. Imágenes de Harry y Erica estando juntos sin ella ahí eran solo memorias distantes. Ella consideraba a Harry como el tipo de chico que si hubiera hecho algo malo ya lo habría confesado.

Gimió bajito por el resbaladizo corredor del piso de Harry antes de salir del elevador. Para su pesar, Erica se encontraba al final del pasillo, intentando inocentemente abrir su puerta. Charlie hizo una muesca de asco y le dio la espalda antes de que la viera. Sus botas se deslizaron una vez por el piso al intentar llegar a la puerta de Harry.

—Haaaaarrry —golpeó la puerta muchas veces.

—¿Charlie? —una voz se escuchó a sus espaldas.

La rubia se volteó para ver a Harry parado detrás de ella. Su traje estaba mojado con pequeñas gotas y su hermosa mata de pelo estaba goteando. Arqueó las cejas y comprobó la hora en su teléfono.

—Es muy tarde como para que acabes de llegar a casa —comentó.

Harry usó su brazo para moverla fuera de su puerta. Su llave tintineó en su mano al intentar ver bajo la tenue iluminación. Finalmente pudo abrir la puerta y dejó que Charlie entrara primero. Ella cerró su sombrilla antes de sacudir sus zapatos sobre la alfombra y quitárselos como una persona decente.

—Lo sé —dijo avergonzado—. Eso es lo que ocurre cuando te vas por un par de días, aparentemente.

Charlie se desplomó sobre el sillón de Harry sin cuidado. Dusty dormía pacíficamente en el borde la ventana y Charlie observó a la bestia de cabeza. Podía escuchar a Harry husmeando en la cocina, y en una fantasía abrupta Charlie los imaginó casados y regresando a casa luego del trabajo. Cerró los ojos y parpadeó un par de veces para regresar a la realidad.

—Te extrañé —Charlie le dijo.

Momentos más tarde, Harry apareció con la corbata colgando de su cuello. Charlie se levantó, apoyando el codo sobre el sillón y con una mano en su nuca. Harry recogió sus piernas para sentarse bajo ellas. Charlie lo observó en silencio e inquisitiva. Se veía increíble, justo igual a cuando se fue. 

—Yo también te extrañé —sonrió ligeramente—. ¿Cómo ha sido la terapia sin mi helado?

Charlie se removió—. He estado intentando decírtelo. Mi padre me permitió dejar de ir.

Harry abrió los ojos con sorpresa—. ¿En serio?

Ella asintió, removiendo sus piernas fuera de él. Se sentó con su trasero sobre el cojín y posó una mano suavemente sobre su pecho. Harry la miró fijamente, deseando tortuosamente besar sus labios y sentir su toque. Ese sentimiento era nuevo. Harry quería ser sucio con ella. Nunca había pensando en una mujer de tantas maneras en toda su vida. Y haber estado lejos de ella había avivado el fuego.

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⏰ Última actualización: Oct 04, 2018 ⏰

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Heed ➳ h.s (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora