Cuarentidós: Tragos

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El sobre se sentía frío en sus manos, y a la vez intimidante al no abrirse aún. Harry gruñó algo entre dientes y posó su dedo bajo el sello pegado. Deslizó los dedos a lo largo del papel para deshacer la envoltura y frunció las cejas al leer el mensaje considerablemente largo de Chase Bank. Escaneó las palabras con los ojos y en cuestión de segundos volvió a posar el sobre sobre el escritorio.


Tenía un viaje de negocios. La directiva del Chase Bank (encontrada en el propio patio de Harry), le había invitado a representar a corporaciones JKU en una conferencia en Ohio. Harry regresó a su asiento y arrugó los labios. Eran tres días fuera para asistir a una conferencia. Él debía ir.


Sus ojos escanearon el logo en la parte inferior del documento y se lamió los labios.


Hizo el documento a un lado para observar su calendario. Hoy era lunes, lo que le daba un día para decidirse y otro para empacar sus pertenencias y seguir el plan. Pero entonces pensó si podría llevar a Charlie con él. Se detuvo inmediatamente. No debía mezclar el trabajo con el placer, tenía que recordar. Su padre es dueño de la compañía, defendió. Ella tenía citas terapéuticas a las que asistir. Gimió y se levantó de su asiento.


Abrió rápidamente la puerta de su oficina y se encontró con varias mujeres reunidas alrededor del escritorio de Erica, chillando entre ellas como una bola de roedores. Sus rostros palidecieron al verlo y en menos de un parpadeo todas desaparecieron murmurando entre sí.


Harry se aclaró la garganta y se acercó su escritorio. Los ojos se Erica se abrieron con sorpresa al mirarlo. Se removió torpemente en su asiento, intentando no recordar los gemidos que había oído. Pero resultaba increíblemente difícil con él frente a ella. Fingió ocuparse abriendo un bloc de notas y tomó un bolígrafo.


—Llama a Chase... Diles que acepto la reunión —Harry dijo severamente—, tú tendrás que venir conmigo. Tomarás notas y me ayudarás con cualquier transacción.


Erica asintió obedientemente, anotando sus palabras para recordar—. ¿Cuándo, señor Styles?


Harry detuvo su paso hacia su oficina. Ladeó los labios, pensativo, posando los ojos sobre la puerta de la oficina de Charlie, donde se escuchaban sus risas. Logró verla dirigiéndose hacia el cuarto de copias con Mason pisándole los talones mientras le contaba alguna broma. Harry se tensó como reacción, sus ojos casi escapando de sus cuencas al presenciar tal escena.


—Uhm... —Erica murmuró ante el silencio. Harry salió de su ensoñación.


—Claro —se aclaró la garganta—, la conferencia inicia el viernes por la tarde. Nos iremos por la mañana. Serás pagada como si estuvieses aquí. Gracias.


Le tomo cada onza de poder regresar a su oficina calmadamente. Azotó la puerta a sus espaldas y se mordió los nudillos. Sus pies se sintieron pesados cuando caminó hacia la ventana tras su escritorio. Nunca había meditado la idea de Charlie compartiendo con otros hombres. Estúpidamente pensó en el chico universitario que no había dejado de mirarla durante el juego de los Yankees. Se estremeció. Ninguno de ellos había tomado su virginidad, ni serían capaces de tocarla. Era suya.

Heed ➳ h.s (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora