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Habían decidido que después de ensayar verían una película como para sacar el estrés que traía todo lo de la gira.

-Gus, ¿Seguro que no te jodo?- Preguntó Zeta mientras estaba sentado en una punta del gran sillón.

-Claro que no, te podes quedar todo lo que quieras- Se acercó al menor pasando un brazo por detrás de él.

Zeta agradeció algo sonrojado por la acción del peliblanco. Estaban muy cerca uno del otro, sus respiraciones ya chocaban y sus labios estaban a punto de unirse.

-¡¡¡YA ESTÁ EL PURURÚ!!!- Dijo Charly entrando desde la cocina.

Como siempre, el mal tercio debía aparecer en toda escena romántica de pareja. Y Charly no se quedaba atrás para ser inoportuno.

La rara pareja, rara porque ni ellos sabían si eran pareja; amigos o amigos con derecho, se separó haciendo que el rubio tomara asiento en medio de ambos.

-¿Qué vemos? Yo quiero ver una de Marvel-

-Yo una de DC- Comentó Gustavo.

-¡¡Marvel!!- Contestó intimidante el menor de todos.

-¡¡DC!!- Volvió a hablar.

-¡¡Zeta!!- Ambos miraron a su costado en donde él estaba comiendo las palomitas que Charly trajo -¿¡Cual prefieres!?-

Sin embargo no tomó ninguna de las dos opciones -¿Vemos algo de Brazzers*?-

Los dos miraron a su amigo un poco confundidos por su respuesta.  Sabían que era eso, pero no pensaban que él, con tal edad, aún viera esa clase de vídeos o al menos de que supiera la existencia de esa página.

-Es joda- Agarró otro puñado de palomitas -Pongamos algo en Netflix- Metió estas en su boca y masticó ruidosamente.

-Veamos que hay- Comenzó a pasar las opciones por las películas disponibles -Miren, La Monja, debe ser tranquila, es sobre una monja o sea...- Dijo obviando.

-Mmm, no lo sé Gus, la portada no me dice lo mismo- Musitó Zeta.

-¡Que importa! Ponela igual- Contestó Charly tomando el control de las manos del mayor haciendo que la película comenzara a reproducirse en el televisor.

-Pues cambiame el lugar entonces- Zeta se levantó metiéndose entre medio de sus dos compañeros y apoyó su cabeza en el regazo de Gustavo. Charly comenzó a reír -Me vale que me mires como si fuera un cagón- Rodó los ojos volviendo su vista a la televisión.

Gus pasó su brazo por detrás de Zeta y se acomodó para que ambos tuvieran una posición más accesible.

Luego de cuarenta minutos de la película, los tres estaban más que metidos en la trama de esta. El silencio se hizo dentro de ella mientras una de las hermanas del monasterio rondaba por los pasillos de lo que parecía ser el sótano. Con un candelabro a luz de vela llamaba entre las puertas a otra de las hermanas pero no había respuesta alguna. Repite una vez más el nombre y a su costado un espectro que parecía ser la nombrada apreció golpeando fuertemente a la chica de blanco contra la pared.

-¡¡LA PUTA MADRE!!- Gritaron Zeta y Charly saltando del sillón.

-No me digan que eso les dio miedo- Rió Gustavo mientras Héctor volvía a su posición normal y Charly tomaba asiento juntando sus piernas contra su pecho tratando de esconder su rostro.

La película terminó. Los dos menores habían quedado muertos de miedo, mientras que el más grande solo se dedicaba a cargarlos por sus comportamientos.

-Yo no pienso volver a ver ni una película de terror más contigo, Gustavo- Bufó Zeta haciendo puchero.

-¿Por qué? Si estuvo muy buena y la parte en la que más me gustó fue cuando te acurrucaste en mi- Apoyó su cabeza sobre el chico.

-Igualmente, sabes que odio que luego te cagues de risa de nosotros-

-Bueeeno, tampoco es el fin del mundo- Prosiguió el mayor dándo castos besos en las mejillas de Héctor.

-Tch, yo me voy, se están poniendo muy calentones ustedes dos- Confesó Charly levantándose del sillón.

-¡No señor! ¡Usted se queda a ayudarnos a limpiar porque no fue solo Zeta el que tiró el pururú al suelo!-

El pelirubio comenzó a levantar las cazuelas en donde habían puesto las palomitas de maíz. Entre todos lavaron y acomodaron el pequeño gran quilombo que era la sala de estar.

Cuando al fin acabaron de limpiar, Carlos decidió irse a pesar de ser tarde.

Se despidieron del menor y empezaron a meditar sobre como dormirían. Luego de la pelea por quien dormiría en el sillón, porque a pesar de ser el recibido Zeta jamás aceptaría dormir allí y Gustavo menos, acordaron en que compartirían la misma habitación y cama. Solo que con la regla que Zeta puso de hacer un muro de almohadas para que el pervertido de su amigo no se le pasara la mano.

-Gus, yo me voy a bañar. En un rato me acuesto- Su mayor aceptó sin problemas.

Encendió la ducha y esperó a que el agua calentara. Esperó unos segundos y se adentro para comenzar a jabonar sus extremidades. En un momento deja de hacer esto y se queda quieto mirando hacia el suelo pensando.

-¿Y si el sólo me hace lo mismo que hace unos años? ¿O si el sólo quiere experimentar?- Unas lágrimas comenzaron a salir y a mezclarse con el agua de la ducha -Ash, Héctor deja de pensar en pelotudeces- Dijo secando un poco su rostro y tomando una gran bocanada de aire para terminar de bañarse.

Salió del baño ya con su ropa interior puesta, pero sin nada más. Llega hasta la habitación de Gustavo y no encuentra a nadie en la cama. Buscando al mayor, llega hasta el living en donde lo ve situado sobre el sillón tapado con una sabana y una almohada bajo su cabeza. Allí entendió que dormirá en ese sitio esa noche. Zeta trató de despertarlo pero no hubo caso, estaba completamente dormido.

Volvió a la habitación y se recostó. Las almohadas de la cama eran súper mullidas, a tal punto de que lo hicieron dormir de inmediato.

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