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Se que dije que iba a publicar mañana o pasado, pero, me agarró la inspiración y bueno, he aquí el capítulo....




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-¿Vos que haces acá?- Preguntó Zeta confundido.

-Ehh, yo...- Miré a Rocío preocupada -Me enteré de lo que sucedió y vine lo más antes posible para verla- Creo que mis nervios no se notaron.

-¿Y cómo es que te enteraste?- Preguntó Charly que justo en ese momento apareció detrás de Zeta.

-Yo le avisé- Contestó Rocío.

Zeta aún más confundido aceptó la respuesta de su sobrina y entró a la sala junto a Charly detrás suyo.
Luego de invertarle otra mentira a su tío para que no sepa de lo sucedido la moche anterior, me fui del hospital para poder dejarlos solos y salir de ese incómodo ambiente.

Volví a mi departamento. Estaba seguro de que Rosa, la encargada de la limpieza ya se había ido.
Dejé mi auto en frente del edificio y entré. Luego de subir al quinto piso, tomé las llaves y abrí la puerta.
Cansado y con la pequeña resaca que invadía mi cabeza de la noche anterior, me recosté en el sofá negro del living. Sin darme cuenta cerré los ojos y quedé completamente dormido.
Desperté al mediodía, justo para almorzar algo. Mi estómago me lo pedía con molestias un poco dolorosas. Revisé la heladera: un trozo de manteca ya vencida, una botella de agua, y un tarro de dulce de durazno que emanaba un olor asqueroso, obviamente eso también estaba vencido. No había pasado ni una semana que desde que desperté. Claramente no tenía nada de comer.
Cambié la ropa con olor a alcohol que tenía puesta y salí a comprar al mercado comida para llenar la heladera.
Una vez que salí del edificio, crucé la calle para poder llegar hasta el auto.

-¡¡Con que acá estás!!- Vi a Chloé pararse en frente mío de brazos cruzados y con la peor cara.

-Chloé ¿Qué sucede? ¿Porque esa cara?- Dije un poco asustado.

Ella rió sarcásticamente -Encima preguntas porque tengo ésta cara. ¡¡Vi las fotos que te anduviste sacando con esa chirusa, Gustavo!! ¡¡Veo que ya me vas a reemplazar con alguien más joven que yo!!- Comenzó con el escandalo en medio de la calle. Por suerte nadie pasaba en esos momentos. Ella inhaló con los ojos cerrados. Se tranquilizó un poco y prosiguió más calmada -Sólo... Quiero preguntar una cosa-

-Adelante- Dije de brazos cruzados. Creo que ya me imaginaba lo que estaba por decir.

-¿Porqué? ¿Porque saliste a mis espaldas? Siempre ibamos juntos a todos lados antes de que calleras en coma ¿Es que ya no me amas?- Tomó mis manos casi llorando.

-No- Dije fríamente -Chloé, ya no te amo- Solté mis manos de las suyas.

-¡¿Qué?!- Veo que no se esperaba eso -P...pero, yo te sigo amando, Gustavo, siempre lo he hecho- Bajó la cabeza y empezó a llorar.

-¿Qué dices?- Sonreí mirando hacia un costado -Chloé tu fuiste la primera en dejarme de amar, desde que te vi con ese tipo en el aeropuerto supe que jamás me amaste- Ella abrió los ojos impresionada -Ahora, si me disculpas, tengo que irme- Dije entrando al auto.

-Dame otra oportunidad- Susurró -Por favor, te juro que cambiaré-

-Ya la tuviste cuando me quedé dormido, pudiste haberla tomado, pero preferiste no hacerlo- Cerré la puerta del auto y lo puse en marcha.

-Te amo- Se paró a una distancia que me permitía salir con el auto sin golpearla.

-Que te vaya bien- Dije saliendo con el auto.

Miré hacia atrás por el espejo y ella seguía parada en medio de la calle observando como me alejaba.

Hacer las compras no es mi tarea favorita. Pero, cada vez que las hago compro algo inescesario para mi, solo por glotón.
Mientras doy una vuelta por la parte de las verduras, veo aproximarse hacia mi a Estefania junto con Anastasia, la mujer y la hija de Zeta. Nos saludamos y charlamos un poco, antes de que se vayan pregunté por la sobrina de Héctor.

-Ella ya está bien, hace un rato volvió a casa-

-Ajá, pero, ¿Ella vive con ustedes?- La curiosidad me mató. Creía que vivía en otra casa.

-Si, es que ella es de Chile. Vino a quedarse por unos meses en Buenos Aires para poder estudiar en la UBA-

Luego de lo que me dijo, nos saludamos y nos fuimos cada uno por nuestro lado.

Al volver a casa preparé un sanguche de salame y agarré un rato la guitarra. Comencé a pensar detenidamente en todo lo que sucedió durante estos días.
¿Qué voy a hacer? No ha pasado tanto tiempo como para hacer un nuevo álbum, ¿Seguiré haciendo shows para Fuerza Natural o dejaré la música por un tiempo? Creo que veo la idea de hacer una vuelta de Soda bastante posible. Porque, dejar la música no creo que pueda.
Tomé el celular rápido y busqué el número de Daniel Kon, el mánager de Soda.

–Dani, ¿Cómo estás? Escuchame, ¿Podemos juntarnos con los chicos para ver sobre la vuelta de Soda?–

–¡¡Claro que si, Gustavo!!– Noté la felicidad que tenía en su tono de voz –¿Cuándo querés? ¿Mañana? ¿Hoy? ¿Ahora? Les digo enseguida a los chicos–

–No tranquilo– Reí –Lo más antes posible, pero no ahora–

–Dale dale, yo te aviso cuando nos juntamos–

–Bueno, gracias Dani. Nos vemos–  Colgamos la llamada.

Si los chicos le dan el visto bueno, capás que Soda vuelva dentro de un año.
Escuché sonar mi telefono, un mensaje de Daniel me había llegado. Ese chico es muy rápido cuando quiere hacer algo.

“Mañana nos vemos en Unísono a las 16:30 con los chicos y los gerentes de la marca que quiere promocionar la vuelta. Nos va a ir de diez!!”

Le contesté agradeciéndole y dejé el celular. Volví a tocar la guitarra un rato hasta que se hizo la hora de cenar.

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