Salida.

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17

Si había algo que me encantaba de Niall era la forma en la que todo era tan sencillo y natural entre nosotros. No teníamos que forzar una buena conversación o reír por inercia. Mis sonrisas cuando estaba junto a él eran las más sinceras.

Y es que el chico con sólo mirarme con ese par de ojos tan brillantes y esa sonrisa radiante, además de hacerme temblar me llenaba de una felicidad inexplicable. Nunca había sido tan feliz.

Niall me miraba desde el otro lado de la mesa en la cafetería hablando animadamente mientras yo lo observaba enfocando mi completa atención en cada detalle de su rostro.

La manera en la que sus pequeños ojos azules se entrecerraban cuando sonreía. La manera en que sus mejillas se tornaban un poco rosadas después de que su risa se prolongaba por segundos. Esos hermosos lunares que tenía en su mejilla y parte de su cuello. Los pequeños vellos rubios apenas visibles que sobresalían en la parte superior de su labio más que en ninguna otra área.

― ¿Qué tanto estás viéndome? ―preguntó mientras mordía su pan de centeno con cacao. Al mirarme de nuevo, noté un poco de color café en la orilla de su boca. Estallé en una risa. ― ¿Qué es tan gracioso, Dian?

Me levanté de mi lugar y rodeé la mesa hasta sentarme a su lado. Él me miraba curioso. Yo tomé su mejilla con mi mano izquierda y me acerqué a él para depositar un beso en la orilla de su boca, donde se había manchado. Después pasé la punta de mi lengua delicadamente sobre el área.

― Una servilleta podría funcionar también, ¿sabes? ―me preguntó con voz suave mientras él me tomaba de la nuca. Me acercó a él y me besó.

Un beso lento y delicado. De esos que producían cosquillas en mis labios. De esos que hacían los latidos de mi corazón bombardear en mi pecho como si se quisiera salir de este.

Me separé un poco en busca de aire y segundos después sus labios buscaron los míos otra vez. La respiración era escasa y mi cabeza daba vueltas, su olor me embriagaba y su lengua jugando en la orilla de mi labio inferior trajo a la vida mis sentidos.

Sus manos me tomaron por detrás de mis orejas, entrelazando sus dedos en mi cabello y siguió besándome, hasta que tuve que separarme por un poco de aire.

― No tienes idea lo jodidamente enamorado que estoy de ti, Dian Laurice ―susurró con voz profunda. Yo sonreí y emití una risita.

― Tú no tienes idea lo mucho que te amo ―le respondí. ―Jamás había sentido algo así.

― No podría soportar perderte otra vez, ¿lo sabes? ―asentí tímidamente. ―Promete que esto no va a cambiar jamás. Que tú no cambiarás.

― No lo haré ―le respondí con seguridad.

Estaba consciente de lo inseguro que algunas veces era Niall respecto a su forma de ser y la manera en que él pensaba que eso podía influir en mis sentimientos por él. Pero estaba equivocado.

Él era el mejor hombre que había conocido y el más bueno de todos. Jamás podría dejar de quererlo. Era imposible.

― Ven a mi cuarto esta noche ―yo tragué saliva despacio. ―Quiero dormir a tu lado. Quiero que seas lo primero que vea al despertar otra vez.

Sonreí completamente enternecida. ―Está bien, Niall, pero aún no sé si estoy lista.

― Sólo quiero que duermas en mis brazos.

Lo miré dudosa pero asentí al final.

No había nada más placentero que dormir rodeada de los brazos de la persona que amas.

Destiny. | fanfic. (libro ahora disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora