En el bosque

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Una nueva mañana llego al mundo despertando a ambos jóvenes con la caricia de los primeros rayos del sol filtrándose a la cueva que era su refugio. Tom despertó rápidamente, suspirando al haber extrañado tanto la luz del astro rey, a Dipper le costó más y solo se hizo bolita para huir de la luz, para él era demasiado intensa, uno no se acostumbra a salir de las sombras de un día para otro, pero esta es su nueva realidad y debe asimilarla aunque al principio le cueste.

Tom no pudo evitar reír levemente y tras unas palmadas en la espalda del menor, le dice que deberá ponerse alerta porque él saldrá a buscar el desayuno. No tuvo que insistir, a Dipper le causaba nervios quedarse solo en un lugar desconocido, así que despertó rápidamente y se alistó para comenzar el día.

Para cuando el sol estaba en su punto más alto ya se habían cambiado de lugar y habían hecho todo lo necesario para tener una estancia decente, además estarían un poco más cerca de los cultivos. Las profundidades del bosque eran ideales, había comida y refugio, y ninguna máquina podía llegar hasta ahí...al menos no las hostiles. En algún momento, comenzaron a caminar sin rumbo, hasta que se toparon con ruinas metálicas de alguna de las muchas ciudades que alguna vez hubo en esa tierra; estaba desierta, tras explorar por completo el lugar, se dieron cuenta de que no había ni siquiera rastros de las máquinas más simples, solo quedaban algunas placas que antes fueron los muros de las casas más básicas, o los pilares de construcciones que podrían haberse considerado grandes...habían llegado a lo que fue una ciudad en crecimiento.

En su recorrido, llegó a un rincón de una casa, ya casi completamente invadido por la vegetación, pero ahí hubo algo que llamó su atención: un muñeco. Lo tomó con cuidado, era extraño pero divertido a pesar de lo descuidado que estaba. Su cabeza ovalada se unía a su cuerpo de bola, prácticamente del mismo tamaño, sus ojos de botón eran diferentes, seguramente ya había perdido antes uno de ellos y actualmente uno volvía a colgar hasta casi caer; tenía varios parches en todo el cuerpo, uno grande arriba de la cabeza, incluso una venda enredada en una de sus largas piernas; las extremidades eran como largos fideos, bastante divertidos si se agitaba el muñeco de un lado a otro; había sido remendado también, varias marcas no se notaban, pero otras más parecían pequeñas cicatrices, perfectas para la atmósfera, y aún así, su sonrisa permanecía intacta, lucía feliz y paciente, como esperando a que su dueño lo encontrara y jugara de nuevo con él, con ese pequeño intento raro de lo que parecía tener la intensión de un oso rosa.

Dipper sonrió y soltó sin querer un suspiro nostálgico, parecía que sentía lo que el pequeño muñeco pensaba, tan sumido estaba en sus pensamientos que no notó cómo un par de metros frente a él, un imponente felino negro se encontraba sentado mirándolo con total atención, apenas moviendo la punta de su cola unos centímetros, procurando no alertar al chico de su presencia. Vio al muchacho acariciar cada detalle del muñeco, exprimir la patita mojada por el charco en el que estuvo metida, ajustar la venda que comenzaba a caerse de la otra pata y guardar el botón que al fin se había desprendido dejando ver el relleno del muñeco...vio cada acción del chico analizando el más diminuto de sus movimientos hasta que se escucharon los pasos del mayor acercarse y Dipper volteó en dirección de su amigo.

-¿Encontraste algo útil o interesante? -preguntó acercándose al castaño con una sonrisa

-Encontré un nuevo compañero -respondió mostrándole el juguete de peluche y deteniendo su mirada en un lugar del crecido césped

-Genial, al menos aún tiene forma jeje...¿Dipper?...¿Pasa algo?

Se acercó un poco más donde su amigo examinaba el suelo, donde tan solo minutos antes había una criatura de la cual ninguno de los dos notó su presencia, donde ahora solo se encontraba una ausencia y un mechón de pelo tornasol.

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