RAOUL

Llego a la dirección que me dió Alfred ayer y le veo esperándome en la puerta de unas oficinas, supongo que aquí trabajará el agente de Agoney.

Suelto una bocanada de aire para intentar sacar toda la tensión que siento y me acerco al chico que ya me saluda con una sonrisa.

—Has llegado a tiempo —dice con cierto tono de sorpresa.

—Hombre pues claro, ¿qué creías? —le doy un pequeño golpe en el hombro y él se ríe—. Anda, vamos dentro que al final llegaremos tarde.

Lo primero que me sorprende del interior de las oficinas es la amplitud; lo segundo, que no veo ningún altar dedicado a Agoney con una foto tamaño real o algo así; y lo tercero, que las personas que ya se encuentran dentro esperando parecen muy normales.

Alfred y yo nos miramos un momento sin saber qué hacer, hasta que mi amigo, también conocido como el relaciones públicas de nuestra amistad, decide que nos acerquemos al grupo de gente.

—¿Pero visteis la última noticia que salió? —está diciendo una chica con tono escandalizado—. Que resulta que su última novia dice que dejaba el móvil desbloqueado delante de ella, así que podía ver todos los chats en los que hablaba con otras. Vamos, que ni intentaba ocultarlo. Yo creo que a este tío le da completamente igual la opinión de todo el mundo.

—Bueno pues me parece estupendo, pero sería un puntazo que no llegara tarde, al menos —dice otro.

—¿Habláis de Agoney? —pregunto sin pensar.

El grupo entero se gira sorprendido al descubrir por primera vez nuestra presencia.

—¿Vosotros también vais a trabajar en su gira? —pregunta una chica rubia con voz dulce.

—Sí —dice Alfred sonriente—. Yo soy Alfred y este es mi amigo Raoul, somos los técnicos de sonido e iluminación.

Los demás sonríen también y empiezan a presentarse por turnos. Hay cinco chicas: Miriam, Mimi, Mireya, Nerea y Ana. Y los chicos se presentan como Ricky, Roi (no me acuerdo de cuál es cuál) y Juan Antonio.

He de reconocer que parecen majos. Quién sabe, igual resulta que no son tan horribles estos meses.

—Encantado —sonrío y, al ver que todos hacen lo mismo, me animo a seguir—. Entonces, ¿hablabais de Agoney?, ¿llega tarde?

—Ay sí, eso —contesta la chica morena. Ana, creo que se llamaba—. Pues estábamos hablando de que el señorito este para el que vamos a trabajar aun no se ha dignado a aparecer. Pero vamos, que realmente yo ni me sorprendo, me esperaba que fuese así, aunque reconozco que pensé que al principio por lo menos intentaría fingir que es alguien normal.

Wow. Al final va a resultar que nos cae mal a todos los que vamos a trabajar con él. Vale, esto sí que no me lo esperaba.

Miro a Alfred y veo que tiene la misma cara de sorpresa que yo, mientras seguimos escuchando las quejas hacia el que va a ser nuestro jefe.

Y sinceramente, me parece un poco triste. Incluso para Agoney.

De repente, un ruido exterior interrumpe la conversación y mis pensamientos.

Nos giramos todos para ver entrar en la habitación a Manu seguido por Agoney y automáticamente nos acercamos.

—Hola a todos, bienvenidos —dice Manu con la cara totalmente seria—. Lamentamos el retraso, pero hemos tenido que solucionar ciertos problemas que requerían de nuestra atención. Supongo que sabréis entender el caos que hay antes de una gira —dice sonriendo un poco.

Sing with me | RagoneyWhere stories live. Discover now