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CAPÍTULO 56


Luego de un largo baño, ya me sentía un poco más tranquila, más al ver que Matt seguía inconsciente. Sonaba mal, pero no me sentía tranquila a su alrededor ahora, al menos no hasta que tuviera información sobre lo que ocurrió.

¿Y ahora qué demonios hacía?

No me había permitido llorar más que un par de lágrimas durante la ducha. Necesitaba mantenerme fuerte y concentrada para poder salir de aquí y reunirme con los Price para que nos ayudaran.

Hice de tripas corazón y enterré mis emociones en lo más profundo de mi ser. Tenía muchas cosas más importantes que hacer que quedarme llorando encerrada en el baño.

Acomodé toda la casa, al menos no habíamos roto muchas cosas. La mesa y algunas sillas estaban volteadas, la escoba partida por la mitad y una cortina estaba casi totalmente descolgada. No quería ni mirar la heladera, no sabía cómo se lo íbamos a explicar al dueño de la cabaña.

Había sido una suerte que tuviera todo lo necesario en el automóvil. Al parecer siempre salían preparados para todo tipo de situaciones. Tenía que hacerme uno así para llevar en la mochila del colegio, pero con menos cosas o tendría que conseguirme una espalda nueva.

Unos leves quejidos se escucharon por toda la casa. Fui a pasos temblorosos hacia la cocina, sentía una vez más el corazón en la boca del terror que me recorrió entera. De a poco el cuerpo humano se volvió a ver, estaba lleno de moretones y las heridas que le había provocado aún no se habían curado.

Diablos.

—¿Matt? —mi voz se entrecortó.

—¿Estás bien? —intentó levantarse y, sólo por un segundo, contuve la respiración—. Me tienes miedo... —su mirada se empañó por las lágrimas—. Lo siento tanto... no sé qué pasó, no quería...

—Matt... —repetí su nombre, no sabía qué más decir.

—No quería lastimarte, amor, en serio no quería —susurró casi sin fuerza.

El corazón se me estaba por estallar dentro del pecho, la adrenalina comenzó a disminuir y caí a su lado, viéndolo con lágrimas en los ojos. Ese no había sido mi novio, no se comportaba como tal, él nunca me lastimaría.

>>El supresor... —me recordó en un susurro.

Por suerte lo había dejado en el bolsillo de mi campera, por lo que sólo tuve que sacarlo.

—¿Qué... qué es eso? —me miró confundido.

—Es un supresor para Eros, esto evitará que salga por un par de horas —le expliqué temerosa de su reacción.

—¿Dónde debes ponérmelo? —se notaba tranquilo, no había intentado moverse luego de que me asustara, cosa que agradecí.

—En el cuello —susurré. Enseguida inclinó la cabeza, permitiéndome hacerlo.

—Arruiné todo —se lamentó en un leve murmuro—. Tal vez deberías irte a casa, estarás más segura.

—No me voy a ir a ningún lado —fruncí el ceño y respondí con firmeza—. Primero que nada, el que me atacó fue Eros y el supresor evita que puedas transformarte. Segundo, ni siquiera sé dónde estamos, no sé conducir o cómo salir de aquí. Y tercero, te amo, averiguaremos qué pasó y nos olvidaremos de toda esta mierda, ¿ok? Sólo no me asustes más, estoy un poco alterada.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora