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CAPÍTULO 08


Los días aquí habían pasado muy rápido y nos acercábamos al final.

Había logrado ir al bosque, subimos en aerosilla a otra montaña -esta se encontraba cubierta de nieve- y nos divertimos allí un par de horas. Fue una gran experiencia.

Una de las noches hicimos una fogata, comimos golosinas y cantamos hasta altas horas de la madrugada. Comenzó a helar y tuvimos que adentrarnos a las cabañas, la temperatura descendió abruptamente, casi morimos congelados.

Fuimos a un lago cerca de la zona, hacía frío para meterse así que aprovechamos para sacarnos muchas fotos en la orilla y en el muelle. Fue divertido.

Otro día llovió desde el amanecer hasta entrada la noche, lo que arruinó nuestros planes. Así que, el comedor se convirtió en un casino, los profes tuvieron que improvisar actividades y los empleados del complejo se ofrecieron a darnos clases de cocina. Fue una jornada distinta, aunque la pasé bien. Además, aprendí algunos trucos en la cocina, sorprendería a mis padres cuando volviera.

Por suerte, hoy el clima había mejorado muchísimo. Arrancamos la mañana con la limpieza extrema de las cabañas de cada uno y la preparación de las maletas. Iríamos a la ciudad en unas horas para luego volver a casa, y no podíamos olvidar nada o no tendríamos muchas posibilidades de recuperarlo.

Sólo había podido hablar con mis padres unas dos veces y enviarle un corto mensaje a Matt. No era una zona con muy buena señal. Justo ahora, estaba tratando de hallarla para realizar una llamada.

Tropecé con una rama haciendo que el celular saliera disparado de mis manos. Por favor, que la pantalla haya sobrevivido, por favor, que haya sobrevivido. Lo volteé con miedo, pero suspiré aliviada enseguida, no tenía ningún rasguño.

Cuando me coloqué de pie otra vez, me di cuenta de un gran detalle. No sabía dónde estaba.

Había estado tan concentrada caminando con los ojos en la pantalla que no noté por dónde iba y ahora estaba perdida. Y lo peor era que estaba en el medio del bosque.

¡En el maldito bosque!

Genial. Simplemente genial.

Todos los árboles parecían idénticos, no tenía forma de orientarme. Dios, iba a desaparecer como en esas historias de terror que contaron los chicos, me iban a terminar sacando los órganos y vendiéndolos en el mercado negro.

Oh, no. Estos órganos eran míos. No los iba a entregar tan fácil.

Di un par de vueltas, intentando hallar el camino. El hecho de saber que esta arboleda era hogar de distintos animales me tenía muy inquieta y a la vez motivada para salir de aquí, no quería ser atacada por ninguno de ellos. 

Había insistido mucho con visitar el bosque, lo aceptaba, pero esta parte era un tanto tenebrosa, no como la que visitamos...

Escuché ruidos a mis espaldas, ramas partiéndose y hojas siendo pisadas. Sabía, gracias a las películas, lo que sucedía después de algo así, así que solo salí corriendo como alma que lleva el diablo, sin voltear o esperar un segundo más.

La suerte estaba de mi lado en esta loca carrera, ya que logré esquivar todos los obstáculos sin salir lastimada en el proceso.

Ouch.

Hablé demasiado pronto.

Tranquilicé mi respiración, concentrándome en mis sentidos. Por un momento no oí nada, pero la poca calma que eso me dio se fue por el caño al escuchar un gruñido. Maldición, un lobo, o peor, el puma del que nos advirtieron durante uno de los recorridos.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora