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CAPÍTULO 38


—¿Qué opinas de mi familia? —colocó la cabeza sobre mi estómago.

—Son agradables —llevé una mano a su cabello, el cual acaricié tranquilamente—. Tus rulos están más marcados hoy —comenté mientras jugaba con ellos.

—¿Te gustan? Creo que debería cortarme el cabello un poco —hizo un mohín, frunciendo los labios.

—Yo te diría que no lo hagas porque me encanta jugar con él, pero tú decides, es tu cabello —me encogí de hombros. Estábamos en el cuarto que nos había asignado la abuela, ya todos se habían ido a la cama.

—Si a ti te gusta... —dejó una mordida suave en la piel descubierta.

—Oh, sí, me encanta —lo jalé apenas.

—Me gusta complacer a mi chica —sonrió, achinando los ojos.

El día había ido bien. La familia había sido amable conmigo y con Alice, quien también se integraba a los Price, y todo había salido bien. Me había tenido que presentar un millón y medio de veces, me habían hecho un montón de preguntas sobre mi familia y mi loba, pero no había sido tan malo repetir tantas veces lo mismo.

Lo que más me sorprendió fue que cuando volví al cuarto, este estaba lleno de regalos de parte de todos los familiares de mi novio.

Eso me dio tanto apuro. Una cosa era que Matt me hiciera regalos –los cuales rechazaba primeramente hasta que el me convencía de quedármelos- y otra era que más de veinte miembros de su familia me compraran algo. Ni siquiera era mi cumpleaños.

—¿Estás cansado? —continué con las caricias.

—No tanto —negó—. Solo estoy relajado, y me gusta hablar contigo —este era uno de esos momentos teníamos como pareja, solos y tranquilos.

—¿Ah sí? ¿Y de qué quieres hablar ahora?

—No lo sé —se levantó y se arrastró hacia a la almohada para que estemos cara a cara—. ¿Cómo te sientes?

—¿Con respecto a qué? —alcé una ceja.

—Con todo lo que ha pasado estos días —aclaró.

—Ah... —ahora sabía a qué se refería—. Pues... Me sometieron a una prueba a la fuerza —hice una mueca—, pero ahora al menos sé el motivo. No me agradó tampoco saber que había alguien más ahí afuera que estaba esperando por ti —frunció el ceño.

—No había pensado en eso —murmuró en voz baja.

—Créeme, nosotras sí —por un parpadeo, mis ojos fueron celestes—. Lo bueno es que eso ya acabó y ya le asignaron otra pareja de vida, porque tú eres mío —me prendí a su torso.

—Creo que eso me quedó más que claro —inclinó el cuello para mostrarme la marca de la mordida que le hice allí.

—Me gusta más esta que la anterior —pasé las yemas de mis dedos, siguiendo el patrón.

—¿Por qué? —preguntó con curiosidad.

—Porque esta es la definitiva y porque esta es más fácil de acceder, era raro estar lamiéndote el brazo —alcé una ceja y él comenzó a reír a carcajadas.

—Eso es cierto —asintió ya más tranquilo—. ¿Qué te regalaron? —señaló con la cabeza las bolsas y paquetes que estaban en un rincón.

—No hagas como si no supieras —le di un manotazo, sorprendiéndolo—. Hay mucha ropa allí y toda es de mi talla, es obvio que tú les dijiste algo.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora