2. No me recuerden que la primera impresión es importante

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—¿Puedo ayudarte en algo? —me pregunta una chica con cara amistosa.

—Busco a Grisel.

—¿Eres Luca?

«También sabe de mí».

—Sí —Trato de no lucir como un tonto.

—Yo soy Grisel —saluda y me muestro agradecido de que sea atenta—, secretaria de Ivanna, y ellos son Nora, Baltasar y Kimi —presenta al resto—. También trabajan con ella.

Estrecho la mano de cada uno.

—Yo soy Luca, Luca Bonanni..., pero creo que ya lo saben.

—Así funciona Doble R, hijo, acostúmbrate —me advierte Baltasar, que además me pide llamarle «Balta».

—Le informaré a Ivanna que estás aquí —dice Grisel caminando hacia la puerta que le sigue a los cubículos, toca dos veces, entra y... solo me queda esperar.

Balta es un analista con experiencia aunque su aspecto sea el de un anciano despreocupado. No encuentro otra manera de describirlo. Él tampoco parece encajar con el tipo de personas que he visto hasta ahora en Doble R, por lo que me cae bien de inmediato. Nora es psicóloga organizacional y en mi opinión también parece estar bien. ¿Cuán pre juicioso estoy siendo en este momento? Pero no me importa. No he tenido una cálida bienvenida. Se me informa que tanto Nora como Balta han trabajado aquí desde hace diez años y ya tienen familia. Kimi, por el contrario, solo lleva un año en la empresa..., y tiene novio, cosa que aclara aunque nadie se lo pregunte..., y espera comprometerse pronto.

Imagino que la fuga de información se debe a que intentan hacer amistad conmigo y lo agradezco porque odio ser el tipo nuevo.

Cuando Grisel sale de la oficina de Ivanna ya no se le ve de tan de buen humor. Fuerza su sonrisa. Parece tensa.

—Dice que pases —indica, señalando la puerta.

Me vuelvo hacia los demás para hacerles saber que me dio gusto conocerles; sin embargo, antes de que pueda decir algo, Nora me interrumpe:

—No te demores en entrar, eso la enojará.

—Y no hables hasta que te haga una pregunta —me advierte Balta.

—Tampoco la contradigas —aconseja a su vez Kimi.

—Y por nada del mundo le preguntes algo personal —agrega Grisel encogiendo sus hombros—. En serio —Niega con la cabeza—, no lo hagas.

No sé qué decir.

—Este... Bien.

Nora, en especial, me mira como si fuera un vacuno yendo directo al matadero.

—Y no lo olvides —insiste, preocupada—, que cualquier cosa que te pida es una orden, no una sugerencia.

Río nervioso, y espero a que alguno me siga y admita que bromean, pero nadie lo hace.

«Bien». Acomodo el cuello de mi camisa y continúo avanzando.

—No hagas eso frente a ella —me advierte Kimi. «¿Reír?» —. Mostrarte feliz —aclara.

«De acuerdo». De manera que cierro la boca y adopto un aire más formal.

¿A quién voy a ver? ¿El doctor Malito?

—¿Traes donde anotar? —me pregunta Grisel antes de que llegue a la puerta.

—Sí —busco dentro de mi bandolera y saco un lápiz y una libreta.

El asistente ©Where stories live. Discover now