14.

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El camino de vuelta a Manchester fue ruidoso. Todo el camino gritaron y celebraron alzando y pasando el trofeo. Bajaron en la escuela como héroes. Todos con su playera del equipo. Alzaron a Lucas en brazos por anotar el gol ganador y también a Brad y a David pero John solo miraba con admiración al rubio que sonreía de oreja a oreja.

En la noche todo el equipo y varios chicos de la escuela se juntaron en casa de David para celebrar. Había un barril y música. John pasó por Lucas como siempre. Se bajó y saludó a su mamá que lo felicitó por la victoria y le invitó un pedazo de pay de manzana que no pudo rechazar, se despidieron después de un rato de platica trivial y salieron de la casa, pero en el carro las cosas se tensaron.

Lucas miraba la ventana, perdido en su mente y durante el camino John trató de agarrar su mano. El rubio se quitó tratando de disimular pero resultando bastante obvio. John no lo intentó de nuevo pero le dedicó una mirada analizadora, tratando de leer sus pensamientos y sanar su orgullo.

— ¿Todo bien?— preguntó John serio.

— Sí, solo... no quiero que hagas eso.

— ¿Hacer qué?

— Eso... ya sabes... agarrar mi mano, besarme... no lo hagas.

John se quedó en silencio. Había notado la obvia incomodidad en la voz de Lucas e incluso la urgencia con lo que lo decía. Como si hubiera alguien ahí verificando que dijera lo que tenía que decir. 

— ¿Por qué?— preguntó John.

— Por favor. No quiero... no...— hizo una pausa intentando buscar las palabras — Lo qué pasó no puede repetirse. Fue un error. Fue desobediencia, fue malo-

— Fue un pecado. Lo entiendo.

Lucas miró a John que apretaba la mandíbula y el volante.

— John...

— Tranquilo, no volverá a pasar, tu puesto como Santo sigue intacto.

Lucas se quedó en silencio. No sabía qué decir. Sabía que John no creía en Dios, ni él ni su familia y el tono de su comentario lo hizo sentirse un poco ofendido. Por eso mejor no dijo nada, no quería hacer el problema más grande.

Llegaron a la casa de David y John se bajó rápidamente. Lucas lo siguió pero en cuanto cruzaron la puerta John desapareció. Lucas pasó todo el rato buscándolo y finalmente lo vio sentado en un banco en la barra acomodando por especies unas galletas de animalitos.

Se acercó a él y se sentó a su lado. John lo vio pero lo ignoró volteando la cabeza de nuevo a las galletas.

— John, escúchame, no es por eso...

— Bien sabes que sí.

— Okay, sí. No lo voy a negar. Me da miedo todo esto. Es nuevo para mi— John lo miró — Dejando mis creencias de lado, estoy asustado, necesito que entiendas eso. Me gustas mucho, pero no sé qué hacer. No sé si estoy listo para este paso tan grande, no sé cómo actuar, no sé nada y tengo miedo. No estoy listo.

John se quedó en silencio dejando lo que parecía una zebra en su lugar y suspiró relajando los hombros.

— Perdón por lo que dije. Fue estúpido de mi parte, es tu religión y no debería meterme con eso.

Lucas sonrió.

— Lo siento si te ofendí— John intentó tomar su mano pero se detuvo a medio camino y devolvió su mano a donde estaba. Lucas sonrió triste — Entiendo, no te voy a apurar, también es algo nuevo para mi, de hecho. Pero esperaré lo necesario por ti.

Lucas sonrió.

— Gracias.

Shy BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora