Shy Boy

11.

Después de un rato de entrometerse en la vida privada de los famosos oyó tres toques suaves a la puerta. Se puso de pie y vio a Lucas del otro lado con la mirada baja.

— ¿Qué haces aquí, Lucas?

El rubio se quedó parado mirando sus manos.

— Estaban poniéndose borrachos y no quiero estar ahí. Kevin me dijo que estabas aquí— contestó — ¿Qué estás viendo?— dijo con el ceño fruncido tratando de asomarse para ver la pantalla.

— Oh, no lo estaba viendo, los chicos lo estaban viendo y yo me quedé dormido.

— ¿Es... pornografía?

John rió ante la inocencia del rubio. Lo había dicho como si se tratara de drogas en una estación policial. Solo quería aplastarle las mejillas y ver películas de Disney con él. Pero eso no iba a pasar jamás.

— Sí, ¿Nunca has visto?

Lucas negó con la cabeza viendo de reojo la pantalla y apartando rápidamente la vista.

John lo invitó a sentarse en el sillón pero Lucas se rehusó. No podía creer que a sus diecisiete, casi dieciocho años, Lucas no hubiera visto porno. El rubio caminó por el cuarto y tímidamente le tendió a John una playera. El castaño rió y se la puso flexionando los músculos.

— ¿Puedes cambiarle?— preguntó Lucas incómodo.

— Oh, sí, claro— dijo John.

Rápidamente buscó el control de la tele, estaba a punto de mostrarlo para que Lucas pusiera lo que quisiera, luego pensó otra cosa. Sería divertido hacer que el niño cristiano viera porno. Por eso metió el control remoto debajo del sillón y se puso de pie.

— No encuentro el control.

La cara de Lucas era de puro horror.

— ¿Como que no? ¡Búscalo!— dijo desesperado.

John rió enternecido. Había extrañado a Lucas. Lo jaló de la mano y lo sentó en el sillón frente a la televisión. Había comerciales y estaban anunciando que seguía algo de porno gay. Lucas se tapó los ojos y John lo miró. Le quitó las manos de los ojos sonriendo.

— No va a pasar nada, es solo porno, en algún momento tienes que ver.

Lucas miró sus manos de nuevo comenzando a jugar con sus pulgares.

— Es pecado, John.

El castaño se encogió de hombros tratando de contener sus comentarios.

— Te puedes confesar.

Lucas lo miró a los ojos, luego la pantalla y finalmente de nuevo a los ojos azules de John.

— Supongo que sí— dijo y John se dejó caer a su lado.

Hacía calor y John se quitó la playera lanzándola a una silla. Lucas lo vio y al darse cuenta de que estaba siendo demasiado descarado quitó la mirada rápidamente con el rostro rojo, luego vio la pantalla.

Un rubio estaba haciendo su tarea y quejándose de que difícil era y como era demasiado lindo y caliente para las matemáticas cuando un castaño entraba y le ofrecía su ayuda.

— Oh, ¿Ya no va a salir? Que bueno porque yo pensaba que...

Pero la risa de John lo cortó. Luego susurró un "espera".

El castaño se le insinuaba y aseguraba que tal vez pensaría mejor sin su playera, así que el rubio se la quitaba, pero aún no entendía su tarea así que supuso que quitándose también el shorts entendería y el castaño le dijo que sería buena idea, que él le ayudaba.