Capítulo 27

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Ralentiza su paso al llegar al final de los árboles. Una colina con una caída de unos seis metros bajaba hasta un grupo de rocas que indicaban el camino hacia un maizal en dirección norte; estaban todas cubiertas de moho, casi cubiertas hasta la mitad por algo del cultivo de arroz que comenzaba a extenderse a su alrededor y con el sol de la mañana alumbrándolas con todo su esplendor, parecía un campo de oro.

No hay rastros de aldeanos, puede que nadie haya cosechado ese campo por lo menos hace una década.

Dante se arrodilla, mitad descansando, mitad examinando por cuál parte de aquel extenso campo entrar sigilosamente. Que no hubiera señales de vida, no quiere decir que en efecto no hubiese nadie, se levanta y, al levantarse, algo se estrella contra su pierna, un líquido caliente y viscoso comienza a bajar, acariciando sus tendones y el dolor comienza a escocer justo por encima de la rodilla, desequilibrándolo y haciéndolo caer colina abajo, deteniendo la caída las rocas que se encontraban al final. No ha oído nada, solo el viento frío soplando entre la hierba, la sangre comienza a golpearle en los oídos y su cálida respiración se agolpa en su garganta por el dolor intenso.

Intenta ponerse de pie, pero el dolor aprieta como una serpiente asesinando a su presa; desde donde comienza el muslo; hasta los dedos. Baja la mano para tocar la herida y el pánico invade sus sentidos, una flecha atraviesa su pierna de lado a lado, se percata al poder sentir la punta en la parte de atrás de la misma. "Piensa rápido" se dice para sí mismo.

Repentinamente un sonido estalla, algo parecido a la lluvia cayendo comienza a su alrededor; pero ni una gota tocaba su piel. El cielo azul y despejado se extendía hasta donde la vista alcanzaba, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando reconoció el sonido. Los cultivos se estaban moviendo. Algo, o alguien, se acercaba rápidamente hacia él. Intentó levantarse otra vez, cayendo al suelo nuevamente y logrando únicamente que más sangre brotara de aquella herida. Quien sea que le haya disparado pensaba ciertamente en inmovilizarlo. 

La chica de la capa escarlataWhere stories live. Discover now