Capítulo 9 -La broma-

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La sonrisa maliciosa de Heatcliff hizo sonreír a Noa y su nerviosismo y el mal entendido de hace unos segundos, se transformó en adrenalina, haciéndola sonreír también.

-¿Cuál es tu plan? –El movió sus brazos señalando un punto en el centro y un círculo a su alrededor. Los rodearían. Noa asintió y se separaron rápidamente, uno hacia la izquierda y la otra hacia la derecha.

Ambos se separaron a una distancia en el que ellos no les verían pero uno si podría ver al otro a lo lejos. Los rodearon silenciosamente cual serpientes a punto de atacar y se reencontraron justo a unos árboles detrás de ellos.

- ¿Crees que nos hayan visto? –Preguntó Herb

- No lo creo, Arius, saca tu cabezota y dinos si aún nos están mirando.

- ¿Por qué yo?

- ¡Sólo hazlo! –Éste refunfuñando subió la diminuta colina y asomó la cabeza. Miró a los lados y volvió abajo velozmente.- ¿Qué pasa? ¿Qué viste?

- No están... -soltó el pequeño mapache preocupado. Philis y Herb se miraron entre si y los tres volvieron a subir la pequeña colina para verificar. En ese instante, Noa miró a Heatcliff quien la estaba mirando. La señaló y se señaló a sí mismo y alzó los brazos, zarandeándolos de un lado al otro y moviendo los labios como si gritase e inclinó la cabeza en dirección a ellos. Alzó la mano y contó lentamente hasta tres. Al alzar el tercer dedo, ambos se pusieron de pie y salieron corriendo en dirección a los tres pequeños entrometidos, gritando y moviendo los brazos tal cual el ejemplo de Heatcliff. Gritos agudos llenaron el bosque entero, seguidos de carcajadas y risas. Herb y Philis estaban tirados en el suelo, pálidos y gritando todavía mientras que Arius corría gritando, despavorido, sin mirar atrás en dirección hacia donde estaban Noa y Heatcliff minutos antes.

Estos dos últimos cayeron al suelo ya sin aire, resonando carcajadas y con lágrimas en los ojos. Al oír las risas, Arius volteó y paró de correr. Se inclinó y colocó sus manos en sus rodillas, tratando de recobrar el aire y negando rápidamente.

-¿Qué acaso están locos? –Gritó desde lejos, haciendo a Noa casi hacerse pis de la risa por ver lo lejos que corrió del lugar. ¡Vaya que valiente!

- Que... estaban... pensando... -Dijo Herb casi sin aire, recuperando un poco de color en las mejillas. Noa trato de parar de reír, pero al ver a Philis agarrándose el pecho aún, no pudo y volvió a romper en risas, así que Heatcliff respiro profundo, soltó otra carcajada y entre risas trató de hablar.

- Eso, es lo que les pasa a los fisgones. –Dijo limpiando las lágrimas y tratando de tomar aire. Ayudó a Noa a ponerse de pie y le extendió la mano a Herb. Una vez de pie, ayudó a Philis a levantarse.

- Lección de hoy, aprendida –Exclamó Noa emocionada, chocando los cinco con Heatcliff.

- Espero haya valido la pena un susto como ese. –Dijo Philis aún sin aliento, haciéndolos reír a todos.- Basta de sustos por hoy. ¿Podemos volver?

- Jajaja claro –Respondió Noa.- Oh, Philis, diría que lo siento mucho pero no lo hago, fue el momento más divertido de mi vida. –Dijo entre risas. Ella fingió cara de ofendida y abrió la boca indignada.

- Pero que cruel, princesa –Respondió en un tono de burla, comenzando a caminar en dirección al gran árbol. Noa se volteó a ver a Arius y gritó:

- ¿Arius? ¿Vienes o quieres seguir corriendo un poco más? –Añadiendo una sonrisa al final.

- JA JA muy graciosa –Respondió cansado de correr, comenzando su camino hacia ellos para alcanzarlos.

La chica de la capa escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora