Capítulo19

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El hielo dio la vuelta al valle donde ya no podían verle y el silencio se hizo. Ahora, era una superficie completamente lisa y cubierta de hielo de color azul oscuro. Hacia el otro lado, mucho más abajo, había más hielo, pero, en lugar de ser liso, estaba congelado en espumosas y ondeadas formas, tal como el agua corría cuando llegó la helada. Más sorprendente aún, luces de colores, como un arcoíris, comenzaron a salir del hielo. Danzaban y se entrelazaban entre sí, provocando destellos de nuevos colores.

Heatcliff observó como Noa se iba asomando peligrosamente hacia el frente a punto de caer y rápidamente colocó una mano en su pecho, empujándola suavemente hacia atrás. Ella no se había siquiera percatado de que estaba a punto de zambullirse en el vacío. Increíblemente no despegó la mirada ni un solo momento, lo que hizo a Heatcliff sonreír, estuvo a punto de morir y no lo sabía.

Noa se puso de pie seguido de él y sin darse cuenta, hechizada por aquellas luces, tomó su brazo y lo apretó con fuerza. Sólo al oír el "Ouch" de Heatcliff, separó la mirada por primera vez desde que el espectáculo de luces había comenzado y le miró.

- Lo siento, mucho... es que... –Sonríe.- Esto... no es real... -Dijo claramente sorprendida- Estas cosas no existen...-Sonrió negando levemente sin apartar la vista del frente.

- Siempre existieron, Noa. –Respondió sin dejar de verla.- Solo estaban esperando...-Noa le miró confusa.

- ¿Esperando? ¿Esperando qué?

- Ser descubiertas por ti. –Respondió sin dudar, olvidando por primera vez quien debía ser y siendo simplemente él. Sin apartar la vista de sus ojos ni un momento. Conectándose con su alma y transmitiendo en su respuesta, más de lo que las palabras en sí significaban. Noa sonrió y eso para él fue suficiente.

Ella miró nuevamente hacia el frente, avergonzada, y preguntó:

- ¿Tienen nombre?

- Muchos le llaman Aurora Boreal.

- ¿Por qué?

- No lo sé, nunca lo había pensado. Quizá una chica llamada Aurora Boreal fue la primera en verla y se encargó de correr el rumor de que así se llamaba. –Noa rio- Yo sólo les llamo luces.

Luego de observar un rato más, el sol comenzó a asomarse. El amanecer era grandioso desde allí arriba, pero las luces comenzaron a desaparecer. Noa supuso que quizá las luces se sintieron intimidadas por los rayos del sol y que no podrían competir contra ellos así que sólo se desvanecían. Crujidos más pausados comenzaron provenir de abajo y el hielo se quebró en grandes pedazos, haciendo al río seguir su curso como siempre. Como si nada, pero a la vez, como si todo.

Heatcliff apretó delicadamente la mano de Noa para llamar su atención.

- Vamos, es hora de seguir. –Dijo volteándose y comenzando a caminar.

- ¿Podemos volver alguna vez? –Él volteó y sonrío.

- Siempre que quieras. – Dijo sonriendo. Algo dentro de ella se removió, otro escalofrío recorrió su cuerpo y no paró de mirar a Heatcliff, quien iba delante de ella, hasta llegar al extremo del puente por el que cruzarían. No tardó en apartar todo pensamiento y pasó el puente rápidamente para alcanzarle.

La chica de la capa escarlataWo Geschichten leben. Entdecke jetzt