Jimin iba por la vida con la frase "me vale verga todo, muéranse" tatuada en la frente, y ver la manera en que se autodestruía lentamente les dolía a todos, incluso a Jungkook y Taehyung.

―Ya me voy ― habló Taehyung levantándose y recogiendo su ropa qué se hallaba esparcida por el suelo de la habitación—. Si llego tarde otra vez, los chicos se van a molestar.

―De acuerdo. ―Jungkook respondió sentándose en la cama y Jimin copió su acción.

―Pórtense bien, sobre todo tú, Jimin ―advirtió el peliverde y luego se acercó a los menores, dejando un beso en los labios de Jungkook y otro en la mejilla de Jimin.

―No sé qué es portarse bien, yo soy un niño malo. ―Jimin infló sus mejillas viéndose tierno y Taehyung sonrió al mismo tiempo qué Jungkook rodeaba a su hermano con sus brazos y lo llenaba de besos.

―Se ven tan tiernos qué me provoca comérmelos, pero ya no tengo tiempo. ―Taehyung terminó de recoger sus cosas y salió de la habitación dispuesto a volver a la mansión, y una vez la puerta de entrada se cerró con un chasquido los menores supieron qué estaban solos.

―Ggukie, tengo hambre. ―El mencionado asintió y se levantó de la cama para colocarse ropa interior.

―Iré a preparar la cena. ¿Me acompañas? ―Jimin asintió en acuerdo y se levantó para colocarse también algo de ropa.

Jungkook era la única persona qué podía ver el verdadero estado de Jimin, sin toda esa mierda detrás de la que se escondía, él era el único que podía ver la sonrisa rota de Jimin y quién lo escuchaba llorar a gritos en las noches a causa de las incesantes pesadillas. Jungkook era el único que podía sostener a Jimin cuando sentía que no podía soportar más fingir de aquella manera, escondiendo todo y tratando de convencerse de que lo había superado, porque ambos lo sabían, sabían que para Jimin era prácticamente imposible olvidar a Yoongi. Jungkook podía ver los ojos de Jimin sin ningún tipo de máscara, podía ver toda la miseria que consumía cada día a su hermano, podía ver lo mucho que le dolía tener que fingir de aquella manera para que los demás dejasen de recordarle que debía seguir adelante, que todo estaría bien, que Yoongi estaba muerto y no podía hacer nada contra eso.

― ¿Qué quieres cenar? ―preguntó Jungkook entrando a la cocina con Jimin detrás de él.

―Hamburguesas. ―Jimin sonrió y Jungkook accedió empezando a sacar todos los ingredientes del refrigerador.

Jungkook observó sobre el mesón la factura de las cosas que había comprado esa mañana, rápidamente la arrugó y la lanzó al cesto de la basura cuando leyó el nombre de Yoongi en esta, pues algunas de las cosas que compraba eran cobradas directamente a su cuenta.

"Debes ser más cuidadoso". Habló aquella voz en su cabeza y observó a Jimin quien estaba sentado en la barra con su teléfono en la mano.

― ¿Has hablado con Seokjin? ―cuestionó Jungkook encendiendo la plancha para cocinar las hamburguesas.

―Sí, quiere que vaya este fin de semana a la mansión. ―El pelirrojo contestó sin apartar la vista del aparato.

― ¿Irás? ―indagó Jungkook curioso.

―Ya sabes qué no me gusta ir a la mansión, Jungkook, menos por tanto tiempo, me recuerda a él. ―Jimin frunció el ceño, agitando su cabeza para alejar los recuerdos qué comenzaban a acumularse en su cabeza, Jungkook se quedó atento, por si debía correr hacía Jimin cuando otro de sus conocidos ataques lo golpeara, como acostumbraba a suceder cada vez qué Jimin recordaba a Yoongi y la ansiedad lo invadía de manera dolorosa.

―De acuerdo, puedes decirle que se vean en otro lugar entonces, o que venga él a pasar el fin de semana. ―El menor trató de entusiasmar a Jimin por la idea de ver a su hyung, pero el chico no mostraba ninguna emoción aparente.

EPIFANÍA. | Yoonmin +18. [DISPONIBLE EN FÍSICO]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt