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Capitulo 24

— ¿Aun no saben nada acerca de él?

—No. Todavía no tienen información personal del chico, como ningún otro registro. Esperemos que pasen las 24hs y si nadie reclama por él en ese intervalo de tiempo puede que lo remuevan y den aviso a las autoridades. Por cierto, la enfermera te busca para hacerte algunas preguntas acerca de cómo se dieron los hechos. — ¿A dónde lo removerían? Me rasco la nuca por el ligero hormigueo que de pronto se hizo presente en esa zona. — ¿Estas herida? — pregunta observando las mangas de mi sudadera.

—No, no. La sangre no es mía. — Respondo y oculto las manos debajo de la mesa, apoyadas sobre mis piernas, procurando al mismo tiempo calentarlas.

—Hiciste un gran trabajo al retener la hemorragia, ¿Dónde lo aprendiste?

—Ah, fue más por instinto, — mi garganta se seca de repente. Trago saliva. —Sé que no debí actuar sin saber pero...

—Lo hiciste bien. Lo salvaste, eso es lo que importa. ¿Solo has bebido agua en todo este tiempo? ¿Has comido algo en lo que lleva del día? Luces muy pálida, ¿Estas enferma?

—No alcance a tomar algo de dinero antes, pero me encuentro bien.

—Creo que deberías volver al edificio, hace demasiado frio y podrías pescar un resfriado. Te daré algo de dinero para el taxi. — Negué y cuando estaba a punto de decir algo, dijo lo siguiente como si leyera mi mente. —Yo me quedare aquí y cubriré los gastos hasta que el hospital consiga comunicarse con alguno de sus familiares.

— ¿No es mucho?

—Usare la tarjeta de mis padres, y dudo que les importe. — Torció los labios. Su mirada mostro cierta apatía cuando menciono a sus padres. — Luego de hablar con la enfermera ve a tu departamento y come algo, ¿Bien? La seguridad y salud de uno mismo es primero. — Se pone de pie y mueve la cabeza con un gesto que me indica que vaya con él.

Ambos dejamos la cafetería y nos dirigimos a la sala de espera donde me someten a un breve interrogatorio. Una vez término de dar mi versión de los hechos opto por retirarme como Young Bin sugirió, aceptando su dinero con la promesa de devolvérselo cuando tuviera la primera oportunidad.
En el transcurso del camino mi mente mantiene la viva imagen del chico herido, sus palabras me retumban dentro de cráneo como ecos y susurros, y puedo jurar que aun siento sus brazos temblorosos sobre mí. Algo está inquietándome y no consigo explicar que es exactamente. Estoy por colapsar tratando de descifrarlo. Tengo un agrio presentimiento de todo esto.
Observo el horizonte a través de la ventana tenuemente empañada, todo es gris, luce como un sueño. Me pierdo entre los colores apagados hasta que el conductor me informa que hemos llegado, pague lo que indicaba el taxímetro y baje. Apenas cruce la puerta del edificio vi al conserje sentado en las gradas, parecía estar algo inquieto, pero antes de que le diera las noticias del estado del muchacho, él me sorprendió con una cuestión.

— ¿Qué fue lo que les contaste a los médicos? — Lo veo preocupado, tratando de no admitir que se encuentra exasperado por oír mi respuesta. Entonces entendí el trasfondo de su pregunta.

—Dije que lo habíamos socorrido de la calle, que tanto usted como yo éramos ajenos a él. Que lo único que yo sabía era que se había golpeado en la parte izquierda del tórax cuando trataba de levantarse, que fuera de eso desconocía lo que realmente le había ocurrido. —Tuve que mentir acerca del golpe para no complicar más las cosas, podrían levantar acciones legales con el conserje y seria el principal sospechoso de algo que nada tuvo que ver, al menos en gran parte no.

— ¿En serio? ¿Eso fue todo?

— Sí. No dije nada más.

El silencio se asienta entre nosotros por varios minutos, cómplices de un único hecho. Poco después él decide perderse en el depósito, mientras yo me encuentro observando impregnada la sangre que aun esta en las cerámicas del pasillo, como si alguien hubiera arrastrado el cuerpo herido de un animal. Supongo que durante todo este tiempo, el señor Shing, estuvo tan impactado por lo que nos había ocurrido que limpiar se le pasó por alto o estuvo tan preocupado por lo que yo diría que se olvidó por completo. Apostaría por la segunda.