The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]

Capítulo 18: Final [parte 2]

Narra Giselle

Dos semanas. Habían pasado dos semanas desde que sucedió.

Todo había sido un torbellino.

Cuando la gente del instituto se enteró, mi móvil comenzó a sonar sin parar, todos los días, a todas horas. Mensajes de gente que no conocía diciéndome que sentían mi pérdida.

Primero, opté por ponerlo en silencio. Después, lo lancé contra la pared, rompiendo la pantalla.

Esas dos semanas me las había pasado en mi casa. No salí. No hablé con nadie, ni siquiera mis padres. Solo lo hice cuando llegué a casa esa noche y cuando a veces venían a mi cuarto para decirme que comiese algo.

Abrí la puerta de mi casa. Todo estaba en silencio. Entré, cerré la puerta y comencé a subir las escaleras para meterme en mi cuarto y encerrarme en él.

–¿Giselle? –la voz de mi madre rompió el silencio de la noche. Su cabeza se asomó por el sofá para mirarme –. ¿Qué tal la fiesta?

Me quedé unos segundos mirándola hasta que lágrimas comenzaron a caer de mis ojos silenciosamente. No sollozaba. No emitía ningún sonido. Solo lloraba.

Enseguida se irguió para levantarse y venir hacia mí.

–¿Qué? ¿Qué ha pasado?

Al ver que yo negaba con la cabeza y no podía emitir ningún sonido, comenzó a llamar a gritos a mi padre, quien bajó bostezando y rascándose los ojos.

–¿Qué pasa? ¿A qué vienen esos gritos?

De repente comencé a sollozar y a respirar con dificultad.

–¿Giselle? –dijo mi padre, acercándose. Miró hacia la puerta ya cerrada y suspiró –. ¿Has venido sola?

Él tomó la ausencia de respuesta como una afirmación.

–Ya sé lo que le pasa –suspiró mi padre –. Te has peleado con Jeff, ¿verdad? –comencé a llorar más fuerte –. ¿Ves? Cosas de adolescentes. Hacen una montaña de un grano de arena.

Mi madre me miró esperando respuesta.

–¿Es eso lo que ha pasado?

–Jeff... Jeff... –comencé a decir.

–¿Jeff qué? –presionó mi madre. No me sentía con fuerzas para decirlo.

Me lancé a los brazos de mi madre para abrazarla.

–Jeff ha muerto –conseguí decir.

Se hizo un silencio en la habitación. Mi madre me rodeó con sus brazos y me apretó fuerte.

Mis amigos cercanos vinieron más de una vez, pero yo me negaba a verles. Hannah, Clay, Tony, Sheri,... No quise ver a ninguno. No quería que me dijesen que todo iba a estar bien y que lo superaría. Yo ya sabía que tenía que superarlo, pero no tenía fuerzas en este momento. Por ahora no.

Al entierro fui, pero no pude decir nada. La gente decía que había bebido demasiado y que fue porque cogió el coche borracho. Yo por un momento lo pensé, y me enfadé muchísimo. Con él por haber cogido el coche, conmigo por haberle dejado hacerlo, y con el alcohol.

Aún así, ese día me sentí con ganas de bajar a comer algo. La barriga me sonaba y necesitaba ver algo que no fueran las cuatro paredes de mi habitación.