Capítulo 4: Sweet Home

3.7K 306 27
                                    

Narra Giselle

–¡Ya he llegado! –anuncié al entrar en casa, mientras dejaba mi mochila en el suelo. Rápidamente la recogí, sabiendo que después mi madre me regañaría por dejarla siempre donde me daba la gana.

No recibí respuesta.

Subí a dejar la mochila en mi cuarto y luego busqué a mis padres por la casa. En su cuarto, no. En el baño, no. En la oficina, no. En la cocina, no. En el salón, no. Me empecé a preocupar, siempre se encontraban en casa cuando yo llegaba. ¿Dónde demonios estaban?

Como última opción, miré en el jardín. Abrí un poco la puerta para salir, pero enseguida escuché los gritos.

–¡Siempre estás igual, John! –gritó mi madre –. ¡Cuando hay algún problema, siempre me lo echas todo a mí!

Supuse que discutían por algo de negocios. Ambos trabajaban juntos en un bufete de abogados, y solían pelear por culpa de eso.

–¡Oh, lo hago porque desde luego a veces tienes bastante culpa de las cosas! –respondió mi padre, alterado.

–¿Seguimos hablando de lo mismo, o ya me estás echando otras cosas en cara? –mi madre bajó repentinamente el tono, pero sonó más seria.

–No sé, ¿tú qué crees? –respondió mi padre.

Se miraban fijamente a los ojos, con odio. Aún recordaba cuando eso no era así. Eran tan felices. Éramos.

–¡Mamá! –grité–. ¡Valerie me ha vuelto a robar mis pintaúñas!

Bajé las escaleras corriendo, con Valerie pisándome los talones.

–¡Eso es mentira! Se los he cogido prestados –contestó ella, lanzándose a los brazos de mi madre en cuanto entró en la cocina.

–Valerie, debes pedir permiso para coger las cosas de tu hermana; y tú, Giselle, no seas tan dura con ella, lo hace sin mala intención –dijo.

Me crucé de brazos, enfadada.

–Siempre igual –rodé los ojos.

–¿Qué es esa expresión, señorita? – preguntó mi madre, sonriendo –. ¡Cariño, Giselle acaba de rodar los ojos! ¿No es adorable? –gritó para que mi padre le escuchara.

–¡No puede ser que me lo haya perdido! –exclamó mi padre, cogiéndome en brazos al entrar en la cocina. Le abracé.

–¡Giselle! –gritó mi padre, sacándome de la tierna escena que viví con 9 años.

–Perdón, ¿qué? –volví a la realidad.

–Que qué haces aquí fuera, ni siquiera has puesto la mesa –me regañó.

–Sí, lo siento, es que... me encuentro un poco mal –dije –. Creo que hoy no voy a comer. Me prepararé una manzanilla y dormiré un rato.

Así lo hice. Dormí durante un par de horas, hasta que el sonido de que alguien me llamaba al móvil me despertó de golpe.

–¿Sí? –respondí adormilada, sin ni siquiera mirar quien era.

¡Giselle! ¿Dónde estás? Te estamos esperando en Monet's –la voz de Jessica golpeó mi oído derecho con fuerza, y rápidamente miré el reloj.

–Mierda, lo había olvidado –susurré –. Voy para allá, lo siento.

Colgué y me vestí a la velocidad de la luz. Bajé las escaleras apresuradamente.

–¡Adiós papá, adiós mamá! –grité para despedirme.

–¿Dónde vas? –preguntó mi padre desde la cocina.

–Me voy con mis amigos a la cafetería –me asomé por la puerta para mirarle.

Vi a un hombre con ojeras, una taza de café en la mano y un ordenador frente a él, escribiendo algo para el trabajo, supuse. Tenía una pinta espantosa, se veía cansado, y no solo físicamente.

–¿Qué haces, papi? –pregunté, apoyando mi codo en su hombro.

–Trabajar, cariño –respondió, sin apartar la vista del ordenador.

–¿Y cuándo vas a terminar? –volví a preguntar.

–Pues aún me falta un rato.

–¿Y cuándo vuelven mami y Valerie? –miró el reloj de su muñeca.

–Las clases de Valerie terminaron hace media hora, supongo que ya estarán al caer –me miró –. ¿Por qué no te vas a jugar a tu cuarto y luego te llamo y vemos un poco la tele juntos?

–Pero papi... yo quiero estar contigo ahora –dije, haciendo puchero.

Él se quitó las gafas y me miró sonriendo.

–Vale, pero no se lo digas a tu madre, eh –susurró. Me subió a su espalda y corrió hacia el salón, dejándome en el sofá.

Pasamos un par de horas allí tumbados, sin hacer nada. Mi padre se durmió a los minutos de tumbarnos, pero de repente, su teléfono sonó. Él se levantó y cogió la llamada que fue el principio del final de mi familia.

–¡Giselle! –mi padre elevó el tono de voz.

–¿Qué? –pregunté, centrando mi cabeza en el presente.

–¿Qué te pasa hoy? Estás en otro mundo –dijo.

–Sí, es que estoy un poco cansada, no es nada –mentí –. Adiós.

–Adiós, ten cuidado –se despidió.

Me puse mis auriculares y anduve hacia Monet's. Miré los mensajes que me habían llegado. Leí los de Alex, Jessica y Hannah, que eran básicamente preguntas y amenazas por no aparecer a tiempo en el despacho.

Lo que me sorprendió fue encontrar un mensaje de un número desconocido.

"Siento lo de antes, me he comportado como un capullo. Te veo en clase el lunes".

----------------------------------------

¡Hola! Sé que hoy no es miércoles, y como este capítulo es muy corto (aunque tiene información jugosa xd) he decidido subirlo hoy y mañana subir el siguiente (¡YA EMPIEZA LO BUENO!).

A parte, no he podido evitarlo porque necesito fangirlear sobre el hecho de que ya hay segunda temporada confirmada (supongo que tod@s lo sabréis, yo siempre voy atrasada :)))). Estoy muy emocionada por saber qué harán con los personajes y cómo la enfocarán. Confío en los escritores de la serie xd.

Por cierto, ¡muchísimas gracias por las más de 500 leídas y los más de 100 votos! Sois amor <3


The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]Where stories live. Discover now