Capítulo 3: Monet's

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Narra Giselle

Estábamos en el comedor, sentados y hablando de cualquier cosa, hasta que de repente Alex se puso serio.

–Hembras –dijo, haciéndome sonreír. Esa era la forma cariñosa en la que nos llamaba –, creo que es el momento –dijo mirando a Jessica y Hannah.

–Sí, nosotras también –asintieron.

–Lo siento, pero creo que no estoy entendiendo bien –dije, confundida.

–Giselle, hoy es el día... –comenzó Jessica.

–... en el que te invitamos al despacho... –continuó Hannah.

–... después de clases –terminó Alex.

–¿Habéis practicado eso? –ellos soltaron una carcajada –. Me temo que no sé qué es el despacho.

–Tranquila, ya lo entenderás –dijo Alex, pasándome un brazo por encima de los hombros.

Terminamos de comer y fuimos a las siguientes clases, juntos.


–Esto, querida Giselle, es Monet's, mejor conocido como "el despacho" –dijo Hannah, mientras abría las puertas.

Monet's era una cafetería que se encontraba a unos quince minutos de mi casa, muy bonita y espaciosa, con cuadros y unos chocolates calientes de muerte.

–No te quiero poner nerviosa, pero estás pasando el examen de Monet's –dijo Jessica.

–Yo también lo tuve que pasar –explicó Alex –. Fue horrible, muy difícil –bromeó.

–Sí, se lo hicimos pasar fatal –rió Hannah.

Nos sentamos y se acercó una chica del instituto. Se llamaba Skye, y por aquel entonces nunca había hablado con ella.

–¿Qué vais a tomar? –preguntó.

–Bien, Giselle, primera parte del examen –dijo Jessica.

Tomé la carta y la miré detenidamente.

–Tomaré... –rápidamente localicé el chocolate caliente entre los posibles pedidos –chocolate caliente.

Miré a mis tres acompañantes, quienes se miraron entre sí y sonrieron.

–Nosotras lo mismo –dijeron Hannah y Jessica.

–Yo también –miraron sorprendidas a Alex –. Hoy es un día especial, dejaré mi misión de probar toda la carta para otro día.

–Bien, segunda parte del examen –dijo Hannah –. Es una pregunta muy simple.

–¿Qué representa el cuadro gigante que está colgado en esa pared? –Alex señaló un cuadro situado en la pared detrás de mí.

Me giré para observarlo durante varios segundos.

–Pues... –pensé –, creo que puede ser un hombre naranja que estaba nadando en un río y que ha sido atravesado por uno de los gusanos de colores que están dentro de ese río –expliqué mi teoría. Se miraron entre ellos y sonrieron.

–Bueno, no es tan original como la mía, pero sirve –bromeó Alex.

Y esa fue la primera de muchas quedadas en el despacho, en las que dos chocolates calientes y dos bebidas aleatorias (sí, me uní al reto de Alex) trataban de arreglar el mundo, o al menos, sus vidas. Éramos diferentes entre nosotros, pero estábamos ahí cuando los otros lo necesitaban, y con eso era suficiente.

Ojalá hubiera sido así siempre.


–¡Eh, Giselle! –una voz masculina me llamó, haciendo que me girase. Era uno de los amigos de Justin.

–Hola... –dije, tratando de recordar su nombre.

–Bryce, soy Bryce –me aclaró.

–¡Eso! Bryce –asentí –. Dime, ¿pasa algo?

–No... bueno, en realidad sí –dijo. Asentí para que siguiese hablando –. Verás, he visto que últimamente estás saliendo mucho con Hannah Baker.

–Así es –dije, intrigada.

–Justin nos ha contado lo amigos que érais en el colegio –comenzó –, y me da pena que le dejes de lado por Baker, Jessica y el raro de Standall.

–Mira... –iba a comenzar a decirle de todo por insultar a mis amigos, pero me interrumpió.

–¿Lo sabes? –preguntó.

–¿El qué? –ya estaba irritada por la conversación.

Sacó su móvil del bolsillo y me enseñó una foto de Hannah en un tobogán, en la que se le veía su ropa interior.

–¿Qué mierda es esto, Bryce? –pregunté, molesta.

–Hannah y Justin salieron alguna vez, y ella dejó que Justin le hiciese cositas en ese parque –Bryce rió y yo le miré seria –. Es por eso que te digo que deberías alejarte. Por tu bien.

–¿Por mi bien? –reí irónicamente –. ¡No me conoces de nada! No creas que tienes el derecho de venir aquí a decirme todo esto como si fueras mi amigo o algo solo porque Justin te ha contado algunas cosas sobre mí –dije, alterada –. Y mucho menos tengas la cara de venir a insultar a mis amigos y creerte que me voy a reír contigo. No tenía ni idea de lo Hannah, pero tampoco es algo que me interese, si te digo la verdad. Por lo que veo Justin se ha convertido en un imbécil, y sus amigos no se quedan atrás –solté, cabreada.

Comencé a andar hacia la salida del instituto, ya que nuestra conversación había comenzado cuando tocó la campana de la salida, y en los pasillos solo había algunas personas que debían quedarse por alguna actividad extraescolar.

–¡Oye, solo te lo he dicho por ti! No era para ponerse así –dijo Bryce, cogiéndome del brazo con fuerza.

–Suéltame –ordené. Él apretó más –. ¡Que me sueltes! –grité, empujándole como pude. Las miradas de curiosos comenzaron a posarse sobre nosotros.

–¡Eh! ¿Qué está pasando? –miré detrás de Bryce y vi a Jeff acercarse a nosotros –. ¿Qué pasa, Bryce?

–Nada, que a esta tía se le va la olla –me miró por última vez de una forma no muy agradable y se fue.

–¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? –me preguntó Jeff.

–Estoy perfectamente –respondí de forma borde, abandonando el instituto.

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¡Capítulo 3 here! Espero que os guste <3 ¡Nos leemos el miércoles!

The Night We Met [Jeff Atkins - 13 Reasons Why]Where stories live. Discover now